The Alters [Rivari]

08

—Buenos días, linda —dijo Abril, viendo a la medio dormida Samantha que se frotaba sus ojitos, la castaña sonrió al verla y se acercó a ella para dejar un suave beso de buenos días en sus labios—. Estás muy preciosa hoy.

—Siempre dices lo mismo, todos los días —dijo la menor, bostezó, aún bastante dormida.

—Será porque estás preciosa todos los días.

Samantha sólo podía sonreír y ruborizarse.

En las últimas dos semanas habían estado muy empalagosas, nunca había sido un secreto de que a Abril le gustaba dar amor, pero no sabía que Samantha quería muchas muestras de amor y era muy necesitada.

Por más que a veces se hiciera el difícil, quería mimos y amor todos los días.

Cada oportunidad la usaba para darle un beso, o abrazarla, dormían juntas y paseaban de la mano, sonreía más que nunca.

Abril sólo podía admirarla con ternura y amor, porque era un ser muy cariñoso, y le encantaba.

Desde que habían empezado con esa relación informal, porque no habían arreglado ser nada aún, los otros Alters aparecían mucho menos.

—SM no quiere salir porque ella es heterosexual y que una mujer esté cerca afecta su feminidad débil—dijo Samantha estaban en la cafetería de la universidad, como les era recurrente.

—Hey, deja a la chica que tenga sus gustos, si no le gusta unas buenas tetas está bien, las pollas no están tan mal después de todo.

—Ese fue el mejor comentario que he escuchado decirte —dijo SM, su voz grave anunciaba su presencia—. No te voy a insultar está vez, te felicito.

—Qué honor, y viniendo de una chica tan linda —le guiñó un ojo, con una sonrisa amplia, SM hizo una mueca de asco y se fue, dejando a un Samantha confundido—¿Me perdí de algo?

—No realmente—dijo Abril, tomó su mano y entrelazó sus dedos—. Sam’s, ¿Cuando tendrás una cita conmigo?

—Cuando me invites.

—¿Cuando estás libre?

—Los fines de semana.

—¿Quieres salir conmigo este fin de semana?

—Claro que sí —dijo, y sonrió ampliamente —¿A dónde vamos?

—Quiero ir al centro comercial y pasar una tarde en los juegos.

—Si me llevas a los juegos Samy va a tomar el control, le encantan los juegos y las luces y los premios de peluche... Tengo que hablar con SM y preguntarle si es debido, es una niña.

—Lo sé, Sam’s, siempre podemos cambiar de planes e ir al cine o algo.

—Sé que cuidarás muy bien de Samy, ella no sale mucho, estaría bien darle un gusto.

—¿Puedo tener una cita con Samy en los juegos? Y después te llevo a comer a dónde quieras.

—A un restaurante de hamburguesas.

—Hecho.

—Será la mejor cita de mí vida —dijo la castaña, notoriamente feliz.

Ambas estaban muy felices y muy cómodos juntas, incluso podrían definirse como unos tontas, porque sonreían todo el día y cuando estaban a solas pensaban tanto en su compañera que se distraían se sus clases o de lo que estuvieran haciendo.

—Señor Víctor —llamó Abril, la clase había terminado y sus compañeros se retiraban del aula, quedando los dos a solas—. Quería comentarle sobre mí trabajo.