5. Matthew

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No podía respirar y no sabía qué es lo que estaba pasando. Hanbin había estado raro todo el día y, si lo pensaba bien, lo había estado durante semanas. Había pensado que era solo el estrés de trabajar en ventas en el período de Navidad. Él estaba siempre estresado durante las fiestas y yo había estado ocupado planificando mi cena de Noche Buena, así que ¿qué me había perdido?

El algodón que levanté del papel de regalo era increíblemente suave y pequeño. Pero Hanbin empieza enseguida a llorar, y Hanbin no lloraba jamás, así que mi nivel de pánico alcanza la estratósfera.

Observo el comedor como si estuviera ardiendo. Zhanghao estaba allí sentado, con una sonrisa sensiblera, frotando la rodilla de Hanbin, y solo la mano firme de Jiwoong sobre mi hombro, me impide correr por la habitación, como una marioneta agitándome en todas direcciones y gritando que el cielo caía sobre nuestras cabezas.

—Respira, Matthew—susurra Jiwoong.

¿Cómo podía respirar? ¿Cómo podía pedirme que hiciera algo tan imposible en semejante momento? Dios mío, ¿tan poco me conocía?
O tal vez su mano firme y sus dulces palabras significaban que me conocía perfectamente.

Hanbin sacude la cabeza y seca sus ojos.

—Joder —dice él —Jodidas hormonas.

—Ábrelo correctamente —añade Zhanghao.

Hace una señal con la cabeza hacia el algodón que apretaba ahora mortalmente.

Consigo de una forma u otra, hacer lo que me había pedido. Levanto el algodón blanco y me doy cuenta que se trataba de una camiseta minúscula. Tan minúscula, de hecho, que le serviría a un recién nacido.

Sobre el pecho de la camiseta estaba escrito: "Ctrl+V".

Control V.

E hizo falta un momento, como en un mecanismo congelado por el invierno, pero por fin algo hizo clic. Como si fuera la persona más lenta sobre el planeta, eso tuvo finalmente sentido.

Hanbin y Zhanghao eran ambos Ctrl+C.

Un bebé sería Ctrl+V.

Copiar, copiar, pegar.

Oh, Dios mío.

—¿En serio? —chillo.

Hanbin asiente y más lágrimas se desbordan.

—¿En serio? —repito aún más fuerte.

Hanbin solloza y echo mis brazos a su alrededor con lágrimas de felicidad instantáneas.

—¿En serio?

—Oh, ya lo creo que es en serio —murmura él en mi camiseta.

Al momento, antes de que mi entusiasmo llegue a proporciones nucleares, me doy cuenta que Binnie lloraba. Bueno, estábamos llorando los dos, pero para mí, eran lágrimas de felicidad. Las suyas no. Retrocedo para mirarlo a la cara.

—¿Somos felices? ¿Es una buena noticia?

Hanbin llora un poco más, así que miro a Zhanghao para obtener la respuesta. Tenía igualmente lágrimas en los ojos, pero asiente.

—Sí. Es una buena noticia.

—Entonces ¿por qué lloras? —pregunto llorando.

—Porque no puedo parar —contesta Hanbin —Lloro por cualquier cosa. Si alguien me dice hola y me pregunta cómo estoy, lloro. Si una canción triste suena por la radio, lloro. Si una canción alegre suena por la radio, lloro. Las noticias de las seis, el anuncio de un coche por la tele, porque hay un perrito dentro. Pff, jodidos perritos. Hace semanas que soy incapaz de mirar un episodio de Say Yes to the Dress.

𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚𝐩𝐞𝐬𝐨 𝐩𝐞𝐫𝐟𝐞𝐜𝐭𝐨 ♡ 𝐦𝐚𝐭𝐭𝐰𝐨𝐨𝐧𝐠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora