Epilogo.

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Hanbin estaba tumbado en el sofá, un pie en el suelo, la cabeza sobre mis piernas. Zhanghao y Jiwoong miraban la repetición del partido de Michael Jordan y yo le daba a mi amigo cucharas llenas de helado de limón.

Aparentemente, las lágrimas habían parado y su apetito había subido como la espuma, lo que me convenía. No es que sus lágrimas me molestasen, solo que me encantaba el helado.

Mi salón había vuelto a la normalidad, todas las decoraciones de Navidad guardadas para el siguiente año. Pero incluso a las once, la noche de Año Nuevo, todavía hacía mucho calor y no teníamos intención de hacer otra cosa que lo que estábamos haciendo actualmente.

—Somos tan juerguistas —declara Hanbin.

—Mmm —confirmo tomando una cuchara llena de helado para mí —Los días en los que cantábamos sobre las mesas, borrachos de aguardiente, debieron finalizarse cuando cumplimos los veinte años, de todas formas.

Él ríe.

—Pero fue divertido.

—Lo fue. Pero esto también es divertido.

Hanbin toma una profunda inspiración y asiente suspirando.

—Sí, de alguna forma.

—Vamos a ser muy buenos en esto —le digo suavemente.

—Sí, incluso si estamos en los bajos fondos, seguiríamos siendo geniales.

—Bueno, yo nunca he estado en los bajos fondos de algo...

No termino.

—De acuerdo, es un mal juego de palabras porque todos sabemos que es falso.

Hanbin se ríe y Jiwoong intenta no sonreír.

—Otra vez tengo ganas de hacer pis —anuncia Hanbin.

Era al menos la quincuagésima vez desde la cena. De acuerdo, tal vez la quinta vez. Pero era lo mismo, realmente.

—¿Otra vez? —pregunto ayudándolo a levantarse.

—Puedo levantarme solo —replica. Ese el Hanbin que yo había conocido, amado y que yo apoyaba realmente.—Y no me acuses. Mi vejiga está siendo reorganizada.

—Sé lo que es eso —murmuro.

Recuerdo todas las veces en las que mis entrañas fueron removidas, cuando echaba un polvo con Jiwoong.

—¿Cómo podrías saber lo que es eso? —pregunta Hanbin alejándose.

—No creo que quieras saber los detalles —grito —Eso implica un enorme pene y sexo anal.

Hanbin se carcajea desde el baño y cuando miro a Zhanghao y a Jiwoong, ambos me están mirando fijamente.

—Está bien. Pero si alguna vez necesito una apendicectomía, diganle al cirujano que mire al lado de mis pulmones.

Los hombros de Zhanghao se sacuden cuando se ríe suavemente y Jiwoong cierra lentamente los ojos. Remuevo mi copa de vino.

—Es totalmente cierto.

Hanbin vuelve y se coloca en la misma posición en la que estaba, tomando helado de frambuesa esta vez.

—Entonces, tengo que preguntar —dice Binnie —¿Qué te ha regalado Jiwoong por Navidad?

—Entradas para ver a Dios —respondo.

Hanbin parpadea.

—¿Qué?

—Bueno, Barry Gibb en el teatro de la Ópera.

Hanbin casi se traga la cuchara. Tose ligeramente, pero no estaba en un peligro inmediato de asfixia, realmente. Se gira hacia Jiwoong.

—No has hecho eso.

Sonríe orgulloso.

—Sí, totalmente.

Me mira y sacude lentamente la cabeza.

—No me extraña que te cases con él.

—Lo sé, ¿verdad?

—Sí.

Jiwoong alardea.

—Ese soy yo, el prometido del siglo.

—Yo soy Matthewce —le digo —Tú eres Jiwoong-Z.

Pone los ojos en blando, pero sonríe.

—¿Deberíamos hacer una batalla de baile por el título?

Luego levanta su mano derecha y canta que debía poner un anillo en el dedo.

Exclamo:
—¡Oh, no, tú no has dicho eso!

Hanbin suelta una carcajada.

—Joder. Acabo de ir al baño. No me obliguen de nuevo a hacer pis.

—Sí, Jiwoong —chismorreo —No obligues al chico embarazado a hacer pis.

Para ser honesto, estaba casi seguro que Jiwoong podía superarme bailando. Aunque, si era una batalla de canto...

Nos quedamos en silencio durante un momento, luego Hanbin bosteza, larga y ruidosamente.

—¿Estamos obligados a ver la llegada del año nuevo?

—¿Estás cansado? —le pregunto.

Binnie asiente y me tiende el resto del helado.

—Estoy agotado.

—Quedan diez minutos para la media noche —responde Jiwoong —¿No quieres esperar?

Binnie suspira, pero estuvo de acuerdo.

Cambiamos el canal de la tele para ver la gran cuenta atrás y ahí, en mi salón, Zhanghao tenía los brazos alrededor de Hanbin, Jiwoong los tenía a mí alrededor y esperamos para celebrar el año nuevo. Ese iba a ser un año lleno de cambios épicos para nosotros, con una boda y un bebé. Nuestro grupo de cuatro, iba a pasar a cinco.

Jiwoong me abraza tiernamente.

—No es más que un adiós —murmura él.

—Para los años que acabaron hace mucho. Recibamos a los que vienen.

—Para siempre, Matthew.

—Siempre.

FIN

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Ahora si llegamos al final de esta linda historia, muchas gracias por leer y apoyarme con sus estrellitas 🫶🏻

𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚𝐩𝐞𝐬𝐨 𝐩𝐞𝐫𝐟𝐞𝐜𝐭𝐨 ♡ 𝐦𝐚𝐭𝐭𝐰𝐨𝐨𝐧𝐠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora