Capítulo 5

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Serena preparó rápidamente una ensalada para comer

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Serena preparó rápidamente una ensalada para comer. Darien la ayudó cuanto pudo y, entre el compañerismo que compartían y la atracción que sentían el uno por el otro, el tiempo adquirió una dimensión desconocida.

Por desgracia, llegó el momento de ir a trabajar. Mientras conducía hasta el bar, Serena no pudo evitar recordar la pesadilla de Darien y lo que había dicho respecto a ello. Sobre todo. cuando pasó por el lugar donde lo encontró.

Traicionado... enfadado. Unas palabras terribles. Sintió casi odio por la persona que le había hecho eso y deseó que Darien le hubiera hablado más en detalle de su sueño. Estaba segura que había recordado más de lo que le había dicho, lo que la hizo más decidida a enterarse de lo que pudiera en el Two'Step.

Desgraciadamente, el bar estaba abarrotado.

-Por qué no instalas un maldito teléfono? -gritó Nicolas para hacerse oír-. No nos habría venido mal que hubieses venido hace una hora.

-¿Qué pasa? -preguntó ella mientras tomaba una bandeja llena de bebidas y ceniceros-. ¿Le ha tocado a alguien la lotería y lo están celebrando?

-Algo parecido. Además de ser viernes, y día de pago, hoy juegan los dos equipos de Texas. Mira ahí, ¿lo ves? He traído otra pantalla para que puedan ver los dos partidos simultáneamente.

-Estupendo -a Serena se le cayó el alma a los pies ya que eso significaba que no podría convencer a Nicolas para ver las noticias.

Sin embargo, no perdió la esperanza. Con tanta gente, debía haber alguien a quien no le interesara el fútbol, alguien que estuviera hablando de los últimos acontecimientos... Durante toda la tarde mantuvo la vigilancia. Sin embargo, le resultó imposible no pensar en Darien y en lo que habían compartido. Algunos de los clientes lo notaron y, durante la publicidad, le gastaron bromas.

-¡Serena acaba de tirar otra lata en la bolsa para el vidrio!

-¡Serena! ¿Es ésta la cerveza que suelo tomar?

¿Qué demonios estás haciendo? ¿Quieres quemar el local? -le dijo Amy, la mayor de las camareras.

Serena sacudió la cabeza al darse cuenta de que había tirado una colilla encendida en la basura. Lanzó un gruñido y apagó la colilla con el resto de una cerveza.

-Lo siento -dijo Serena.

-¿Qué demonios te pasa hoy? De no ser porque sé que es imposible, diría que se trata de un hombre con letras mayúsculas.

-Vamos, Amy, hablas como si hubiese firmado un contrato con sangre.

-Debería ser obligatorio para cualquier mujer -dijo Lita uniéndose a sus dos compañeras en la barra con un puño en la cadera-. ¿Sabéis lo que ha hecho Nephrite? Anoche vino con un montón de libros sobre cómo montar una granja de avestruces.

Solo un recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora