Capítulo 10

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Transcurrieron un día y otro, y luego unos cuantos más

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Transcurrieron un día y otro, y luego unos cuantos más. Serena descubrió que la vida era más fácil si participaba en ella activamente. Entre el trabajo y los animales, se mantenía ocupada. A veces, estaba convencida de que éstos sabían lo que estaba pasando y también ellos echaban de menos a Darien.

Los peores momentos eran las primeras horas de la mañana, cuando le venían a la mente imágenes de los dos haciendo el amor, susurros, tiernas palabras... Tenía suerte de no necesitar muchas horas de sueño; de lo contrario, su salud habría sufrido. Lo que no significaba que se encontrara bien.

Mentalmente, tenía problemas no sólo con aceptar haber perdido a Darien; tenía que aceptar que, si por un milagro, Mamoru Shields se presentaba delante de su puerta, no habría nada entre los dos... y no sólo porque estuviera casado. Había leído los recortes de periódico de Lita, que, aunque no hablaban de su esposa, destacaban la riqueza y el poder de la familia Shields.

Mamoru Shields era, en la comunidad financiera, un depredador y, aunque respetado y envidiado, no era del agrado de la gente. En una de las fotos que había visto de él, aquel hombre de semblante serio y ojos fríos como el hielo le hacía temblar.
Mamoru jamás la habría ayudado a mover a una tortuga de la carretera para evitar el riesgo de que le pasara un coche por encima, como Darien había hecho.

Tampoco la habría ayudado a llevar a Callie, Mauro y Buck a una residencia de ancianos para que animaran a sus residentes. Pero Darien sí, y no le había visto mirando el reloj con impaciencia ni una sola vez. Darien Chiba había muerto. Lo que habían compartido era un accidente, que el destino había corregido a tiempo. Había sido una breve historia de amor.

Estaba pensando en estas cosas mientras, en los lavabos del bar, metió la mano en el bolso para sacar el cepillo del pelo cuando, accidentalmente, se encontró con un artículo sobre Darien que Amy le había metido en el bolso hacía unos días y que todavía no había leído. La puerta se abrió, Lita apareció y, al verla con el recorte de periódico, se puso furiosa.

-¡Habías dicho que no querías leer más sobre él! El único motivo por el que te di algunos fue para que espabilases.

-Es uno viejo, se me había olvidado que lo tenía aquí.

-Sí, seguro -Lita se lo arrebató de las manos y lo tiró a la basura-. Ahora ya no está.

-Bien -dijo Serena con voz débil.

-Te estás diciendo a ti misma que debes olvidarlo, pero tu corazón no le está haciendo caso a tu cabeza, ¿verdad?

-Lo estoy intentando.

-Pues será mejor que lo consigas o vas a destrozarte pensando en alguien que ya te ha olvidado.

-Gracias, Lita.

-No te digo esto por crueldad, cielo. Es que me está matando verte así, con el corazón destrozado por alguien como él.

-Conmigo era bueno.

Solo un recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora