Una mañana fría de otoño, los primerisos rayos de Sol caían sobre la humilde choza de los Weasly, los ojos castaños de Hermione comenzaron a abrirse pesadamente, un ruido la desconcertó haciendo que guardara silencio.
Otra vez el ruido.
Saltó de la cama y bajó presurosamente las escaleras encontrándose con Hedwig, la lechuza, y un par de maletas.
-¿Harry? ¡Harry! ¡Harry Potter si te estás escondiendo...!
-¿Me lanzarás un Cruciatus?- comentó burlonamente
Hermione volvió la mirada encontrándose con el azabache, corrió hacia él abrazándole y golpeándole en la cabeza por su comentario, Harry respondió al cariñoso abrazo, estaba de vuelta para terminar el séptimo año y el último en Hogwarts.
-Has vuelto- susurró
-Y jamás me iré de nuevo
-Hay mucho que debo contarte, por ejemplo...
Unos pasos en la escalera interrumpieron la conversación, una cabellera roja se asomaba entre los barrotes.
-Hola amor ¿Por qué te has levantado tan temprano?
-Ah... ¿Qué?
-¡¿Harry?!- exclamó con los ojos abiertos como platos
-Hola Ron, entonces ¿eres su amor?- rió con júbilo
-Cierra el pico Harry Potter- ordenó Hermione- Pero sí, Ron y yo, somos novios
-Wow, no es muy inesperado, pero, me alegra verlos felices
-Es un gusto tenerte de vuelta amigo
-Gracias Ron
-Mañana es el regreso a Hogwarts, hoy iremos al Callejón Diagon ¿Vienes?
-Claro, vámos
-Iremos a vestirnos, ahora volvemos. Bienvenido amigo
-Gracias, a ambos
Hermione subió las escaleras hasta su habitación al igual que Ron, después de 15 minutos el trío partió hacia el Callejón Diagon, Hermione decidió separarse un momento de sus amigos para ir a la biblioteca "Buscadores & Lectores", al entrar caminó entre estantes y más estantes repletos de libros, algunos que amaba y otros que odiaba. Al doblar la esquina en la sección de "Hechizos y pociones" se detuvo al mirar una cabellera rubio platinado frente a ella, los ojos grises del jóven seguían clavados en el libro, Hermione decidió ignorar la prescencia del arrogante hurón y continuó su búsqueda, ubicó en libro que necesitaba a pocos peldaños más arriba de ella, con esfuerzo intentó estirarse -tratándo de nor hacer movimientos bruscos- para no llamar la atención del blondo. Estiró su delicada mano, pero antes de llegar hasta el, una mano pálida la rebasó tomándo el libro y extendiendoselo, Hermione volvió la mirada topándose con la intensidad gris de la mirada del blondo.
-Tómalo- Hermione vaciló- ¿Lo quieres o no Granger?- preguntó con notorio irritación en la voz
-Sí- afirmó segura tomándo el libro- Gracias Malfoy
-Claro
-Adiós- exclamó caminándo a un lado de él con la frente en alto
-Adiós
Hermione pagó el libro y salió del establecimiento encontrándose con sus amigos, en la ventana del lugar un par de ojos gris miraban al trío alejarse, aunque, su mirada se posaba sin más sobre la castaña.
-Hola Malfoy- él se volvió al escuchar esa voz
-Parkinson
-¿Por qué tan pensativo?
-Por nada ¿Qué haces aquí?
-He venido a comprar algunos libros, mañana es el regreso a Hogwarts, por si lo habias olvidado Blondo
-No me digas- bufó- ¿Y qué con eso?
-Bueno, pues quisiera saber ¿volverás?
-Ya te lo había dicho Pansy, no pienso volver a Hogwarts
-¿Por qué?
-Sabes perfectamente por qué Parkinson- soltó bruscamente el blondo- Éste año se me nombra mortífago, debo concentrarme solo en eso
-No puedo creer que hayas accedido a ser... un seguidor de él
-¡Sabes que no tenía elección Pansy! El honor de mi familia está en juego
-¿Y es sólo por eso por lo que serás su seguidor? ¿O hay otra razón?
-¿Otra razón? ¿Por qué habría de haberla?
-Por nada, bien, me voy. Linda tarde Malfoy- Pansy salió de la biblioteca dejándo solo al blondo
Draco pagó un libro cuyo título era muy desconocido entre la comunidad mágica "Orgullo y Prejuicio, de Jane Austen" autora muggle. ¿Por qué un mago de sangre pura leía un libro muggle?
-Orgullo y prejuicio, de Jane Austen. La historia de Elizabeth Bennet, una jóven lista y decidida y un jóven llamado Mr. Darcy, arrogante y frívolo. Mr. Darcy está pérdidamente enamorado de Elizabeth, quien a su vez le promete odio eterno- pensó sintiéndo una extraña opresión en el pecho
Al instante un recuerdo de su pasado rondó su mente, era él, persiguiendo a Hermione Granger para posteriormente llamarla.
-Sangre sucia- susurró- Sí, así la he llamado todo este tiempo
-Has cambiado Draco- habló su subconsciente- No eres el mismo mago sangre pura de hacia algunos cursos
-No, no lo soy- susurró- No sé quien soy
-Draco- esa áspera voz siempre causaba estragos en su cuerpo
-Padre
-Debemos irnos, Milord quiere verte
Draco guardó sigilosamente el libro en una pequeña balija que llevaba consigo, miró seriamente a su padre y se dirigió a Malfoy Manor donde Lord Voldemort aguardaba su llegada.
-Querido muchacho, al fin llegaste
-Mi señor- respondió haciendo una reverencia
-Téngo una tarea especial psra ti Draco, seguro ya conoces a una de la supuesta mejor bruja que ha nacido
-¿Se refiere a Bellatrix Lestrange, Mi Señor?
-¡No! ¡Pedazo de mortífago! Me refiero a esa que se hace llamar, Hermione Granger
-¿La sangre sucia?- su mandíbula se tensó al pronunciar tal atrosidad
-Exactamente jóven Draco
-Mi Señor ¿quiere acabar con ella? Porque yo gustosa...
-¡Cierra la boca Bellatrix!
-Sí, Mi Señor
-Draco, lo que quiero que hagas, es que convensas a la sangre sucia que se una a mí
-¿La quiere como aliada?
-Eso haremos creerle al principio, para lo que realmente quiero a esa bruja, es para absorver sus poderes y fuerza vitál. Traéla Draco, y no me falles
-Sí, Mi Señor-exclamó con dificultad
-Bien, retirate. Mañana debes volver a Hogwarts
Draco subió los escalones hasta su habitación con la mirada perdida ¿Qué estaba a punto de hacer?