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—¿Quién eres y por qué mi papá te conoce?

—¿No pudiste elegir una mejor pregunta?

—Bueno... ¿Qué edad tienes?

—Eso no se pregunta, niño.

—Bueno, pero, decídete por una entonces...

Changbin se estaba burlando de la impaciencia de Christopher.

—No sé decirte, Chan, no sé que edad tengo.

—Mentira.

—De verdad, hace años que estoy aquí... Tanto que recuerdo cuando pasamos de la Goryo a la era Joseon.

—Espera, ¿estuviste en la época del reino de los tres mil años? —los ojitos de Chan brillaron con curiosidad—. ¿Cómo era?

Hermoso —responde Changbin, admirando las facciones de su alfa.

Ahí Chan se dió cuenta que ésa respuesta fue para otra cosa y sus orejas se tornaron rojas. —Deja de tontear.

—Es la verdad, la era Joseon fue muy hermosa —Changbin le mira fijamente a los ojos—. Sobretodo los trajes, te quedaba hermoso el azúl imperial.

Y ahí fué donde Chan cayó en cuenta que Changbin le estaba hablando sobre sus vidas pasadas.

Sin saberlo, Changbin le estaba dando respuestas.

—¿Y cómo me veía?

—Como el principe que eras...

—¿Era bonito?

—El más hermoso de todos los hijos del rey, éso puedo apostarlo.

Chan quería reír por la mirada boba que Changbin le daba, pero él también estaba atontado por el rostro del vampiro.

—¿Así que ya te gustaba en ese entonces?

Me gustaste desde que era humano —los ojos de Chan se abrieron con sorpresa—. Desde que viví mi primera vida, me has gustado... No, corrijo, disculpa. Desde que viví mi primera vida estoy enamorado de tí. Y sé que han pasado milenios desde que éso sucedió, pero, ¿qué puedo hacer? Te grabaste a fuego en mi corazón, no puedo hacer nada al respecto, no quiero hacer nada al respecto, en realidad... Y sé que éso le molesta a Matthew, porque no es algo que se pueda solucionar con que tú encuentres a alguien más y se junten, no se puede.

—¿Por qué no?

Los ojitos curiosos y la inocencia de Chan tenían la cordura de Changbin pendiendo de un hilo.

Changbin se estiró la camisa de botones que estaba usando, bajo la mirada crispada del menor se zafó tres botones y le enseñó su hombro izquierdo, dejando mudo a Chan.

—Por ésto —señaló la mordida—, tú me hiciste ésto, han pasado milenios de ésto y aún así no se borra —Changbin conectó miradas con el menor—. Después de que moriste en tu primera vida, la marca se debió haber ido contigo, pero no fue así; y no, en cada siglo que te encuentro no me haz renovado la marca, sigue siendo la primera y última que me hiciste —Chris examinó la marca de cerca—. No comprendo por qué sucede ésto, yo debí haber muerto contigo pero sigo existiendo, además de que mi naturaleza cambió al ser mordido por mi creador.

Chan quedó prácticamente mudo, tanta información estaba amenazando con que su cerebro explotase.

—¿Hace cuánto sabes de mí?

—¿A qué te refieres, cachorro?

—Me refiero a que, ¿cuándo me conociste? Hablo de cuando fuiste humano...

DostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora