Séptimo Relato

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Había una vez en un pequeño pueblo llamado Belén, un carpintero llamado Mateo

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Había una vez en un pequeño pueblo llamado Belén, un carpintero llamado Mateo. Mateo era un hombre justo y temeroso de Dios, que se esforzaba por vivir una vida en conformidad con los mandamientos divinos.

Un día, mientras Mateo trabajaba en su taller, se le apareció un ángel en un sueño. El ángel le dijo que había sido elegido para construir una casa muy especial. Esta casa no sería una casa común, sino un lugar de encuentro para las personas que necesitaban consuelo, refugio y sanidad.

Mateo, asombrado y emocionado por la misión que se le había encomendado, se levantó temprano en la mañana y comenzó a trabajar en la construcción de la casa. Utilizó los mejores materiales y puso todo su esfuerzo y habilidad en cada detalle.

Mientras construía la casa, Mateo oraba constantemente, pidiendo la guía de Dios para asegurarse de que su trabajo fuera perfecto. Pasaron meses y la casa comenzó a tomar forma. Cada habitación y cada rincón estaban diseñados para brindar paz y esperanza a aquellos que entraran por sus puertas.

Finalmente, llegó el día en que la casa estuvo lista. Mateo se sintió bendecido y agradecido por haber sido parte de esa obra. Abrió las puertas y anunció al pueblo que la casa estaba lista para recibir a aquellos que necesitaban consuelo y sanidad.

Pronto, las noticias sobre esta casa especial se extendieron por todo el pueblo y más allá. Las personas llegaron de todas partes, buscando refugio y esperanza. Mateo, junto con su esposa e hijos, les dio la bienvenida a todos, compartiendo palabras de aliento y amor.

En esa casa, los enfermos encontraron curación, los tristes encontraron consuelo y los perdidos encontraron dirección. La presencia de Dios era palpable en cada rincón, y muchas vidas fueron transformadas por Su gracia y poder.

Con el tiempo, la casa se convirtió en un lugar de peregrinación, y Mateo se convirtió en un líder espiritual para la comunidad. Continuó construyendo más casas similares en diferentes partes del país, brindando esperanza y amor a quienes más lo necesitaban.

La historia de Mateo y su casa se convirtió en un testimonio del amor y la bondad de Dios. Su fe y su dedicación inspiraron a muchos a buscar una relación más profunda con Dios y a ayudar a los necesitados en sus propias comunidades.


Espero que les guste.


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Dios los bendiga.

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