23. La presa del Lobo y el Tigre

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A veces nos centramos tanto en creer que no podemos ser amados y protegernos que acabamos huyendo de él.

En el gran salón de la iglesia se hizo un silencio sepulcral, donde nadie hablaba y todos miraban callados hacia el frente. Los feligreses miraban atentos, serios e incluso asustados hacia el patriarca. Y no era para menos, después de semejante estruendo mágico que casi destroza la iglesia. Si no fuera porque esta parecía estar construida muy bien y reforzada con una potente magia. Rápidamente me acordé del momento en el que la había visto esta tarde cuando llegué a reunirme con Darío y Julio.

Como dueño en parte de una constructora, no pudo evitar asombrarse al ver aquella gran iglesia. Esta era hermosa, perfecta y con nada que envidiar a una gran catedral. A la misma vez desprendía una fuerte magia tan imponente, poderosa y ancestral, que te hacia temblar con solo sentirla. Era evidente que por sus ancestros y poderosas barreras mágicas. Cuando la reunión con Julio y Darío termino, se dirigieron al gran salón para informar a los feligreses sobre que estaba pasando. Al entrar se fijó en lo hermosa que era la iglesia por dentro, y aunque no había visto muchas en personas, si las había visto en fotos. Y esta era tan barroca como clásica y romana, con hermosas vidrieras coloridas, esculturas romanas y decorados romanos religiosos. Esta tenía un aire santo y místico a la vez, pareciendo una mezcla entre una hermosa iglesia barroca y un antiguo templo romano. Como ingeniero que soy no pude evitar sorprenderme de lo perfectamente que estaba construida hasta el mínimo detalle.

Al momento de llegar al presbiterio y vi los asientos, supe de cual se trataba el mío, ya que era similar a las banderas que colgaban en la sala de reuniones donde estuvimos hablando hace rato. Al momento de sentarme y estar frente a los feligreses me puse a buscar con la mirada a Gael. Y mientras escuchaba al patriarca hablar pase mis ojos por cada rostro que estaba allí intentado encontrarlo a el. Y no fue hasta después de unos minutos que conseguí dar con él. Gael estaba sentado junto con su hermana Elsa, sus tíos y su prima Celia. Al momento de cruzarse nuestras miradas sentí una oleada frénica de pasión y adoración que me hizo querer ir hasta el y besarlo, sin importarme la gente o el lugar. Pero me obligue a mi lobo interior a contenerse, ya que no era el momento ni el lugar y debía de respetarlo a él, y el sagrado suelo en el que estaba. Mientras escuchaba al patriarca hablar y explicar lo que hablemos en la reunión, pude ver lo nervioso que Gael estaba y como brevemente miraba al patriarca para luego mirarme a mi. Y pude notar lo nervioso y miedoso que este se encontraba en ese momento por lo que el patriarca estaba diciendo. Yo intente infundirle calma con mi mirada. Ya que le había prometido no revelar su identidad y la preocupación de su mirada era por si iba a mantener mi promesa. Y como no hacerlo, si en ese momento en el coche este abatió mi voluntad con esas palabras. Convirtiendo mi cabeza en un torbellino de emociones que descontrolo a mi lobo interior. Diciéndome unas sencillas palabras que desequilibrio mi corazón y mi cabeza por completo. Unas palabras que en boca de otra persona apenas significaba algo para mí. Pero en el era como si fuese la persona más afortunada en el mundo. Donde era escogido por la mismísima luna o como si el sol solo me iluminase a mi Cuando lo vi marchar del coche no pude pensar en nada más que tenía que detenerlo. No podía dejar que se marchase y no poder volver a verlo. Ni escuchar su hermosa voz. Ni sus preciosos ojos iluminarme como la electricidad de una tormenta. Ni oler su embriagador y exquisito olor cuando lo abrazo. Ni tocar su blanca piel suave como la nieve. Ni besar aquellos adictivos labios capaz de avivar el peor de los fuegos en un hombre y ansiar ser consumido por este mismo. No, no podía hacerlo. No podía perderlo. Y si tenía que aceptar sus condiciones para seguir viéndolo tenía que hacerlo, porque la alternativa era impensable. Por eso cuando le conté al patriarca sobre el ataque le dije que fue un joven licántropo de mi manada y que fue auxiliado por un brujo de su aquelarre. Sin revelar la identidad de este, pero tampoco tuve que enforzarme mucho en mentir. Ya que el patriarca tampoco me pregunto. En cambio, Julio si tuvo interés en saber lo que paso. Sobre todo, cuando dije que atacante fue un vampiro. Este negó que fuese alguien de su clan y que buscaría al responsable a la vez que compasaría a mi licántropo y su familia. Cuando el patriarca llego a esta parte parecía más consternado que cuando yo se lo conté hace unos minutos. Era evidente que para ganarse el favor de su gente. Al escucharlo Gael me miro y vi como su expresión se relajaba a la vez que compartía conmigo una cordial sonrisa. Mientras el patriarca contaba todo lo que este nos contó sobre las chicas desaparecidas y el otro atacante. La gente empezó a hablar entre ellos nerviosos y dispersos. De repente el leve murmullo se convirtió en un gran grupo de voces hablar con ellos, discutiendo y opinando sin escuchar a Darío. Este intento acallar a la gente levantando la voz, pero era tanto el coro de voces que nadie se daba cuenta de lo que este decía. Intentado poner orden para que lo escuchasen, pero era imposible acallarlos. Y entonces paso. Una gran llama blanca apareció en la pila bautismal. Esta desprendía una estridente masa de magia tan abrumante como si fuese un tsunami o un gran huracán. Nunca había sentido tanta magia y poderosa en un mismo lugar. Luego los cirios se encendieron con grandes columnas de llamas y el suelo tembló como si estuviese a punto de agrietarse. Acto seguido un estruendoso coro de miles de voces salió de esta e inundo la sala. Esto hizo que la gente dejase de hablar y prestase atención a sus ancestros.

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