𝐂𝐇𝐀𝐍𝐆𝐄 ─𝐈.𝐍.

07

Llegó a su casa con mucha cautela, para cuidar que nadie se diera cuenta de su presencia.

Echó un vistazo a la sala para ver si alguien se encontraba en ella.

Grave error.

— ¿Se puede saber dónde estabas? —Preguntó una mujer pelinegra que se encontraba sentada en el sofá con una botella de Vodka en su mano.

—E-en clases... Solo salgo para eso —Se maldijo mentalmente.

— ¿Y eso de que te sirve? Andar en esa puta universidad no nos traerá dinero y menos con esa carrera de mierda que escogiste.

Hyunjin se quedó callado e inmóvil. No quería responder a eso, simplemente, no quería volver a pelear de nuevo por la misma razón. No estaba en condiciones de hacerlo. Lo que le dijo Minho del pelinegro lo mantuvo pensativo todo el camino de regreso a su casa.

—Eres tan cobarde que ni siquiera puedes responderme.

—Basta, no estoy de ánimos para esto, mamá —ya sabía lo que se venía después de esta corta charla— ahora no, no te molestaré más, por favor —sabía que decir eso era inútil, pero aun así, guardaba la esperanza que quedara algo se compasión en su madre.

La mujer tiró repentinamente la botella que poseía en su mano, dejando pedazos de vidrio por doquier, para después agarrar sin delicadeza alguna el cabello rubio del menor y dejarlo caer bruscamente sobre el vidrio roto, haciendo que pequeños pedazos de este se le incrustaran en la mano. Hyunjin solo cerró sus ojos con fuerza mientras salían lágrimas de ellos e hizo una mueca de dolor.

Verlo llorar hizo que su madre se enojara más.

No, ya no había compasión en ella.

Volvió a jalarlo del cabello para que se pusiera de pie y lo empujó, haciendo que se cayera de forma brusca al suelo y se le incrustaran otros pedazos de vidrio en las piernas, consigo, uno que otro moretón nuevo.

— ¡Recogerás todo este desastre! Cuando vuelva quiero que esté impecable ¿Entendiste? —Gritó la mayor, haciendo que Hyunjin asintiera.

Ella se fue y dejó al rubio ahí tirado hecho un desastre, al igual de cómo estaba su casa.

Se sentía humillado ante los diarios maltratos que vivía, pero Hyunjin no era capaz de defenderse, porque después de todo se trataba de su madre. Le hiciera lo que sea él le tenía cariño y esperaba que algún día ella sintiera eso por él.

Adolorido y como le fue posible, limpió el lugar antes que su madre volviera.

Al finalizar se fue a su habitación a tratar de curar sus heridas, también encendió su computadora e introdujo la memoria que le había dado Minho.

Y al parecer el castaño no mentía.

Se veía claramente a Jeongin saliendo del lugar en la madrugada con ropa totalmente oscura, pero el reconocía ese lindo y brillante cabello negro donde fuese.

¿Entonces todo era una farsa?

No lo acababa de procesar. Estaba hablando de Yang Jeongin, el chico que amaba más que nada.

Si, Minho tenía razón, le gustaba y mucho.

En su trance recordó que el castaño dijo que le diría todo a la policía ¿Ya lo habría hecho? Para responder sus dudas agarró su celular y entró a la app de mensajería.

“Última vez a las 4:15 pm”

Eso fue casi a la hora que se fue. Aun así le dejo un mensaje pero no le llegaba.

Su mente le hizo una mala jugada y pensó: ¿Jeongin sabrá que Minho lo delataría? Si era verdad que Jeongin era el asesino y aún peor se enteraba de las sospechas del castaño, Minho podría estar muerto.

✶

La madre del castaño lloraba desconsoladamente en el hombro de su esposo, al lado de ellos estaban sus demás familiares, los que eran sus amigos en el equipo de básquetbol, Hyunjin y Jeongin.

Hyunjin tenía algunas lágrimas corriendo por sus mejillas, y Jeongin se dedicaba a ver el ataúd siendo enterrado del que solía ser su amigo.

Ninguno de los dos se atrevió a decir ni una sola palabra.

Estaba devastado, Minho fue una gran persona y amigo. No merecía esa muerte tan horrible, y mucho menos ahora, que apenas empezaba a vivir su vida.

El padre fulminó la oración y poco a poco todos se fueron yendo. Al igual que Jeongin y Hyunjin.

—Lo extraño. No merecía esto, nadie lo merece —el rubio rompió el silencio.

—Haré lo que sea para que se pueda castigar al culpable, al igual que lo hará la policía. —Hyunjin asintió lentamente, desconcertado con lo dicho por el pelinegro ¿Después de todo quiere seguir fingiendo con lo del caso?

—Innie, ¿No crees que deberías de dejar eso? Por Min.

—Justamente por Min es que seguiré investigando —habló serio— el culpable debe de pagar.

¿Cómo puede ser tan descarado?

¿Cómo puede hacer como si el no fuera el culpable de la muerte de su propio amigo?

Porque Hyunjin lo sabía, y si en un inicio quería hacerse el ciego y negarse a aceptarlo, ver qué su amigo Minho ha muerto lo confirmo y le quitó la venda que tenía Hyunjin en los ojos.

Se preguntarán, ¿Por qué Hyunjin no entrega la grabación? Ya con eso podrían tener una ayuda, atar cabos y confirmar o tener una teoría de quién era el asesino, pues había un problema.

Ese problema que siempre atormenta la mente de las personas: el amor. Hyunjin amaba a Jeongin, lo amaba demasiado, estaba enamorado de él, le gustaba. Por lo que no entregaría a Jeongin, la persona que más le ha ayudado y la que le ha dado alegría a su vida.

Y si algún día llegaban a descubrirlo, por lo menos no sería porque él lo delató.

Si, Jeongin lo mató, bueno, yo lo obligué a hacerlo pero a los ojos de los demás él sería el culpable, y Jeongin ya lo sabía. Físicamente el realizó los asesinatos sin embargo, no dejaría descubrirse, y mucho menos que lo descubriera Hyunjin.

Lastima que ya Hyunjin lo sabía.

—No tienes que seguir con la investigación si no quieres. Puedo hacerlo solo.

—No, no, está bien. Puedo continuar.

—Bien, vamos.

—Empecemos con las grabaciones, al final, nunca las vimos ¿No? —propuso Hyunjin, la verdad no sabía que estaba haciendo al proponer eso, pero quería ver la reacción de Jeongin. Quería probarlo.

—Como quieras, iremos a mi casa. —Hyunjin asintió y Jeongin empiezo a ponerse nervioso.

No podía descubrirlo, no ahora.

No perdería lo único que me queda.

17/06/23