La cientifica

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            Es curioso cómo una historia puede empezar tantos años atrás como esta. Tanto que incluso empieza en otra época, una donde la tecnología tomaba fuerza, pero la magia parecía una constante que no podíamos quitarnos de encima. Es por eso por lo que mi papel en esta historia empezó en 1864. Me uní a mi padre, un rico aristócrata francés casado con una terrateniente galesa, a una expedición que realizó a México en la que buscaba ganar favores ante los franceses y el nuevo y frágil Imperio Mexicano que se estaba formando. Mi mente en cambio estaba interesada en otra cosa, el estudio de la mal llamada "magia".

Estaba en un viaje a una ciudad cerca de la capital. La historia de los nativos y sus grandes estructuras me intrigaban. Principalmente un hecho poco usual en nuestro continente, pero que acá era la norma hasta la colonización. Los nativos y los hombres bestia: seres animales con rasgos de personas que pueblan este mundo junto a los humanos, tenían un vínculo bastante cercano, de iguale, y su uso de la "magia" era habitual, causando un gran dolor de cabeza en su época a los colonizadores. Pero ahora, los últimos elementos de estos grandes conocedores de la magia eran sus edificaciones, como a la pirámide a la cual me dirigía. Fue entonces que mi mente distraída dentro del fino carruaje de mi familia fue obligada a enfocarse en la realidad nuevamente.

–Señorita Enid. Ya llegamos. ¿Está segura de que su padre no se va a enojar porque estemos aquí? – dijo el conductor. Él era un veterano soldado francés con un aspecto bastante robusto que estaba cumpliendo a su vez como mi guardaespaldas y cómplice en mi investigación. –Ya te lo dije tengo su bendición esta vez. Ayúdame a bajar el equipo. En buena teoría el resto debería estar acá.

Bajábamos todo el equipaje de mi carruaje para ir al piso donde tenía mi laboratorio clandestino en la ciudad de Puebla. El ambiente caótico de la guerra civil y la presencia de fuerzas francesas me daban un ambiente perfecto de trabajo. Además, estar tan cerca de una de las pirámides más grandes que existían cargada de la dichosa "magia" que buscaba descifrar.

A lo largo de estos meses mi vida consistía en ir y venir por toda la ciudad reuniendo equipo y explorando la pirámide con ayuda de los franceses. Uno de los permisos que más me costó obtener fue investigar la iglesia colocada en la sima. Todo este lugar estaba dedicado antiguamente a un supuesto Dios de la vida de los nativos de México, que ni me molestaba en intentar pronunciar. Ahora otro templo a otro Dios se postraba encima, un símbolo del poder y superioridad. Al fin seria mi momento de volver a repetir este gesto e imponerme a estas tontas creencias para así demostrar que lo que no se puede explicar es solo ciencia que la gente no entiende. Para lograrlo estaba en el sótano del templo preparando algunas piezas del circuito que intentaba montar cuando mi guardaespaldas apareció bastante molesto e incómodo por mi trabajo.
–Señorita Enid. No cree que faltarle el respeto a la casa del padre así es más que suficiente. Llevamos meses en estos túneles montando cables y demás aparatos profanando este lugar. Muchos de los soldados y habitantes no paran de mencionar apariciones de fantasmas, demonios y peores horrores desde que empezó este estudio. –dijo con su voz temblorosa algo nervioso a la vez que molesto. Ante esto me puse de pie para caminar a su lado como si no fuera la gran cosa. –Ven vamos, esta parte del circuito ya está. Se muy bien lo que has visto. Yo también he experimentado esas extrañas apariciones, pero los muertos se quedan muertos. Sea lo que sean tal vez me sirva para explicar las habilidades que algunas personas presentan. Nunca te ha llamado la curiosidad de cómo la gente puede canalizar "magia", de donde sale. Por eso estamos acá, para explicar esta anomalía. Si eres un soldado cobarde y supersticioso puedes irte, no te ocupo más. – dije con bastante desdén. No quería que me molestaran en este punto cuando al fin tenía todo listo para probar mi teoría. Entonces él simplemente me vio y tomó de mi vestido levantándome con facilidad, esto a pesar de mi estatura de 1.68 metros. Una vez levantada me pegó contra la pared para amenazarme.

¿Qué es lo peor que podria pasar?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora