➷ sixteen

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Ni siquiera dos días habían pasado desde que vio a su madre, por ahora se siente tranquilo con el trabajo, para su suerte el turno era de noche unas cuatro horas; él quería más tiempo para ser justo, pero su hyung no lo dejó.

Los fines de semana no debía ir, por lo que ese sábado se dedicó a estudiar lo más posible, en eso se fue mucho tiempo hasta que escuchó la puerta siendo abierta y unos quejidos.

—¿Por qué esto pesa tanto? —se asomó al recibidor y vio a su lindo novio forcejear con una gran maleta—. Esas ruedas están de adorno, no aguantan nada.

—SeungMin —le llamó—. ¿Qué haces? ¿Sucedió algo?

El menor por fin se percató de la presencia de su novio. —Hola cariño ¿Me ayudarías? —Confundido pero sin cuestionar, Chan tomó la maleta y la llevó hasta el centro de la sala—. Tan cara y se traba en un pequeño escalón.

—Cariño, ¿Qué hay en esta maleta?

—Mi ropa y algunas cosas —respondió simple el menor. Chan seguía sin entender del todo lo que sucedía—, hay otra en el auto, ya vuelvo.

Antes de que se retirara, el pelinegro se colocó frente a él. —SeungMin, ¿Sucedió algo?

—No, solo me estoy mudando contigo.

Chan lo vio sorprendido. —¿Por qué tan de repente?

El menor suspiró. —¿En serio crees que te dejaré solo mientras trabajas y estudias? Con suerte llegarás vivo a fin de mes, hyung.

—Oye, el trabajo no es pesado, estaré bien —asegura el mayor. SeungMin lo mira incrédulo y se cruza de brazos.

—¿Has comido hoy? —preguntó serio—, no mientas.

Nervioso, su novio rascó su nuca. —Me levanté tarde, ya iba a cocinar el almuerzo.

—Ya van a ser las cuatro de la tarde, Bang Chan —éste tomó su celular verificando la hora, estaba tan concentrado en las páginas de los libros—. Solo déjame quedarme y verificar que no te mueras de hambre, al menos hasta que te gradues ¿Sí? El resto de cosas, ayudaré en lo que pueda, pero prometo que tendré de prioridad el proyecto ¿Sí?

Sabía que aunque siguiera diciéndole al menor que no era necesario, SeungMin encontraría una u otra manera de convencerlo; alargar todo esto no serviría de nada, el rubio quería esto y lo obtendría. —Está bien ¿Tu papá está de acuerdo con esto?

—Hyung, ya soy un adulto, en esto él no puede interferir.

—¿Eso es un no? —preguntó burlón el mayor, mientras tomaba la maleta para llevarla al cuarto.

—Si lo está —SeungMin sacó su celular que comenzaba a vibrar—. Hyung ¿Puedes ir a traer mi maleta y subirla? Necesito ir a un lugar.

Chan asintió, yendo junto al menor hasta el auto de este.

—Kim SeungMin —Le habló su padre apenas entró por la puerta de su casa.

Se acercó hasta los sofás, tomando asiento en uno de estos. —Kim DoYoung —respondió.

El mayor lo miraba serio, sin una pizca de humor en su rostro. —¿Qué es eso de que te mudas con Chan? —tal vez le había mentido a su novio sobre la opinión de su padre con la mudanza; en verdad no le había dicho nada.

—Es temporal, solo quiero verificar que hyung no muera de hambre —asegura—, además no es como si pudieras impedirlo.

DoYoung suspiró, sin dudas su hijo tenía la actitud de su difunto esposo. —¿No crees que es demasiado por una relación no tan larga?

—Papá, solo viviré ahí por un tiempo, no me estoy casando; es como una pijamada larga.

Eso es algo que SeungMin tenía claro y su padre sabe que su hijo no mentiría respecto a eso. Desde que su pareja, padre del rubio, falleció hace ocho años ya, su hijo se ha vuelto en alguien que cuida mucho a los que ama. Todo en ese tiempo fue gris, la tristeza los abrumaba; en especial a él quien ha perdido al amor de su vida.

SeungMin, al pasar el luto más fuerte, se enfocó en que su padre siguiera con su vida, sonriera, se mantuviera sano, el rubio podía ser un mimado la mayor parte del tiempo pero su preocupación siempre era honesta.

—Cualquier cosa que necesites me avisas o a nana —termina diciendo, recibiendo una gran sonrisa del menor al escucharlo—. No tienes remedio SeungMin.

El rubio se levanta hasta sentarse al lado de su padre, dándole un gran abrazo. —Lo sé, soy lo mejor —el padre ríe mientras niega con la cabeza—. Por cierto, TaeYong es lindo.

Con gran sorpresa, DoYoung mira a su hijo. —¿TaeYong? ¿Mi asistente?

—Sí, sin dudas le gustas y se nota que a ti te gusta él —antes de que el mayor pudiera decir algo, el rubio le deja un beso en su mejilla para salir corriendo mientras grita—. ¡Iré por el helado de nana!

DoYoung sonríe una vez el menor desaparece de su vista. —Wonpil, es igualito a ti; nunca se le escapa nada.

Después de pasar un buen tiempo en su casa, el rubio regresó hasta el taller que ahora compartiría con su novio. Estaba consciente que tal vez era mucha acción por algo que es normal para casi todos los estudiantes universitarios, pero no podía evitar preocuparse por el mayor; menos sabiendo lo descuidado que este puede ser con el mismo.

Entró al taller notando que sus sandalias para el interior del lugar estaban acomodadas en el mueble de zapatos en la entrada, usualmente usaba los de Chan ya que este prefiere andar descalzo. —¡Hyung! Ya volví.

Se dirigió hasta la cocina colocando el helado dentro del refrigerador, había traído un poco para su novio. —Estoy en el cuarto —respondió Chan.

Al entrar a la habitación, se encontró con Chan ordenando las sábanas de la cama, pero SeungMin estaba confundido. —¿Moviste la cama, hyung? —la posición de esta era junto a la ventana, pero ahora se encuentra junto a otra pared.

El pelinegro asiente. —Habías dicho que no te gusta que el sol te de en el rostro al despertar.

Para Chan el hecho que su novio se mudara un tiempo con él solo para cuidar que no se vuelva loco significa mucho más de lo puede parecer, haría lo que sea, hasta lo más simple como cambiar la posición de la cama, para que este se sintiera cómodo.

—Creí que el sol era tu alarma.

Encogiendo sus hombros, Chan se acercó hasta el menor. —Existe la del celular.

SeungMin asintió, manteniendo una pequeña sonrisa tímida. —¿Ya ordenaste comida?

—Sí, en tu lugar de tteokbokki favorito.

Poniéndose de puntillas, el menor dio un pequeño beso en los labios contrarios. Tal vez estaba ahí con la intención de cuidar del mayor, pero este no evitaba cuidarlo también a él como siempre ha sido desde el inicio; Chan siempre hacía pequeñas cosas para que esté cómodo, por más rara que pudiera ser. Para el pelinegro pueden ser acciones casi automáticas que llegan a su mente, pero para SeungMin esa fue de las primeras cosas que calentó su corazón al conocer al mayor.

—Vamos a preparar los platos, amor.

—Vamos a preparar los platos, amor

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Gracias por leer <33.

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positions ★ chanminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora