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—¿Sabes exactamente lo que debes hacer, verdad?

MinHo y Chan caminaban por los pasillos de la universidad,  el último se dirigía al área de diseño donde SeungMin estudia. MinHo lo acompañaba hasta cierta parte para darle un poco de apoyo moral. —Hacerle notar a SeungMin que deseo verlo sin tener una excusa de por medio.

—¿Y...?

Ambos se detuvieron frente al aula dónde sabía que el menor tendría su última clase del día. —Y de alguna forma sobrehumana hacer que se fije en mí.

MinHo rodó los ojos, no podía creer que hubiera alguien tan ciego como Chan; era más que obvio que SeungMin gustaba del pelinegro. Antes de que pudiera hacerle ver su error, la puerta del aula fue abierta y de esta salió JiSung sosteniendo varias cajas. —Hola hyungs.

Ambos mayores tomaron una caja de las que sostenía el peliazul. —Hola ¿Por qué tantas cajas?

—Un proyecto, son mis materiales, son pocos comparados a los de SeungMin.

Apenas dicho esto, Chan colocó la caja sobre la que MinHo sostenía e ingresó al aula buscando al rubio.

JiSung sonrió divertido al ver la reacción. —¿Crees que algún día ese hombre se atreva a avanzar?

—Si no lo hace él, lo hará SeungMin.

Dentro del gran taller de costura, el rubio intentaba apilar las cuatro cajas que debía llevar hasta su auto; esto le pasaba por tomar el diseño más ostentoso para la tarea.

—Minnie, déjame ayudarte —La presencia de Chan lo sorprendió, este rápidamente tomó las cuatro cajas y las comenzó a ordenar de la manera más recta posible—. ¿Las llevarás en tu auto?

El menor asintió. —¿Qué haces aquí, hyung?

Unos segundos pasaron hasta que el mayor se llenó de valor para hablar con la verdad. —Quería verte, ¿No puedo?

SeungMin hizo el mayor esfuerzo de no pegar un grito agudo por tal respuesta. Chan lo buscó porque quería verlo, no por tarea o por algún favor ¿Cómo algo tan simple podía hacerlo sentir tan bien?

—Claro que puedes.

Ambos intentaban ocultar sus sonrisas, no podían estar más felices con esas respuestas. —Vamos, te acompaño a dejar todo esto.

Chan tomó todas las cajas en sus brazos, en serio pensaba llevar todas hasta el estacionamiento pero SeungMin tomó dos. —Hagamos esto juntos, será más fácil.

Y así lo fue, llegaron hasta el estacionamiento de la universidad sin ningún problema de por medio. Apenas llegaron al auto Chan se encargó de acomodar las cajas en la cajuela. —No puedo creer que las telas pueden pesar tanto.

—Hay otros materiales ahí, pero es tela en su mayoría, tengo que subirlas hasta mi cuarto para poder trabajar ahí —una vez todo en su lugar, el pelinegro cerró la cajuela y se acercó hasta el rubio que estaba apoyado en uno de los lados del auto— ¿No quieres venir? Así me ayudas a subirlas —Bromeó.

—Claro.

La respuesta lo tomó desprevenido, solo lo dijo como una jugarreta, no esperaba que Chan en verdad aceptara ello, pero ahí estaba el mayor acomodándose en el asiento de copiloto. ¿Desde cuándo es él quien se sorprende por la actitud del otro? Se supone que quien debe ponerse nervioso es Chan, no él. —Bien, vamos.

La gran casa del menor sorprendió a Chan, el lugar se miraba como una mansión—sabía que SeungMin era alguien de dinero pero no pensó que tanto—. Aunque su asombro pasó a segundo plano cuando se dispuso a sacar las cajas de la cajuela, ambos tomaron dos cajas cada uno, pero antes, el rubio fue a tocar el timbre para que alguien les abriera.

positions ★ chanminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora