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Minho encuentra un refugio en la taberna, una especie de hogar. No recuerda hace cuánto que la frecuenta, solo que era lo suficientemente joven para poder estar ahí, pero al dueño no parecía molestarle mientras no pidiera alcohol al menos hasta que cumpliera la mayoría de edad, alegando que era un ebrio fomentando el alcoholismo, pero no un inconsciente para permitir que un adolescente beba.

Recuerda también que la primera vez que pisó ese lugar no fue por gusto, estaba buscando a una persona que vió ingresar, una mujer de vestido sencillo pero que su actitud imponente le hacía ver elegante, una mujer entrando a una taberna, en serio necesitaba saber qué hacía en ese lugar infestado de hombres nauseabundos y groseros.

Lo que no esperó fue encontrarse con el chico del que se murmuraba con desagrado en el pueblo.

Han Jisung, el chico que portaba vestidos, a veces pelucas y algún maquillaje que conseguía fabricar con cosas naturales como betabel para el labial y rubor. Solía llevar siempre un abanico con el que impedía lo vieran con facilidad por el pueblo y aunque Minho pensó en algún momento que era debido a la vergüenza por vestirse de esa forma o por los constantes insultos, en realidad, el chico solo respondía que no cualquiera tenía el honor de mirar su bello rostro. Jisung era un verdadero vanidoso.

Nunca pensó volverse cercano a él, tenía muchos prejuicios por culpa de sus padres pero pronto se encontró frecuentando ese lugar, hablando cada vez más cosas íntimas con Jisung y volviéndose confidentes del otro, compartiendo sus historias y descubriendo que tenían igualdades en sus diferencias, así que se habían vuelto, por así decirlo, mejores amigos, cosa por la que Changbin siempre se mostraba celoso diciendo que él llegó antes. Minho estaba seguro que a Seo no le desagradaba Jisung por su manera de expresarse, solo prefería mostrar disgusto porque era una persona cercana a él como lo solían estar ellos, algo que divertía al príncipe. Un guardia beta era celoso por naturaleza de su omega asignado, pero Changbin era todavía más protector y resentido.

Minho se desahoga con Jisung como tantos veces ha hecho antes, siente que tiene tanto por decir, porque no importa con cuántos hable, solo el chico podría entender el sentimiento al ser un omega tan rechazado como él mismo. O al menos eso esperaba.

— Pero en serio metiste la pata —dice Jisung—, me retracto, cariño, tú no metiste nada, por eso esperas al primogénito ahora.

Minho pone sus ojos en blanco, intentando no mostrarse avergonzado por eso, Jisung nota esa incomodidad y sonríe abanicando.

— Necesito un plan.

— ¿Para qué? Te volverás el rey del reino Lee, deberías sentirte dichoso.

— ¿Dichoso de una vida controlada?

— De una vida hecha, Minho. ¿Qué es lo que pensabas hacer antes? ¿Habías cuestionado tu futuro?

— No, pero...

— Claro que no lo habías hecho, ¿Pensabas estar huyendo siempre? Refugiándote en este lugar lleno de lacras —preguntó fuerte, consiguiendo gritos orgullosos de los ebrios que seguían coreando—. No tenías futuro, ibas a depender siempre del castillo de cualquier forma porque nadie estaba interesado en ti por ser omega, bueno, déjame decirte que sigues siendo omega, pero ahora serás un rey y no todos los días se puede escuchar eso.

— No, aunque parece que desde el suceso lo escucho a menudo.

— Tenemos que planear muy bien tu ascenso al poder, debe ser algo grande, algo majestuoso, algo que grite "es la primera vez que un omega asciende al trono como heredero directo"

— ¿Tenemos? —pregunta, elevando una ceja entretenido con lo ilusionado que luce el chico.

— ¡Por supuesto! Desde ahora llámame, asesor de imagen. Voy a estar dirigiendo todas tus presentaciones al pueblo, no puedes ser soso y aburrido como tu padre, quiero decir, el rey.

NAZ ❀ HyunHoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora