02 : ¿amigos?

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minhee suspiró y entró a su aula, recibiendo otra vez miradas de desaprobación por parte de todos.

tenía un mal presentimiento, otra vez sería un mal día.

no llevaba ni una semana en ese colegio y ya era odiado por todos.

buscó con su mirada algún asiento vacío, uno que no fuera el del fondo y para su mala suerte, no había ninguno.

tomó aire y después de un rato parado en el mismo sitio, se dirigió hacia aquel asiento y se sentó, recibiendo una mala mirada por parte del tal serim y sus amigos.

también del chico lindo, era una pena que fuera un cretino.

—hey... —escuchó la voz de wonjin a sus espaldas—escuché lo que te hizo ayer serim, hablaré con él.

—¿lo conoces?

—sí, es mi novio.

minhee abrió los ojos con sorpresa y se giró.

—¿tú eres el novio? —wonjin asintió—... ¿y por qué reclama por tu puesto cuando tú no lo haces?

—es un poco inmaduro, pero lo amo mucho. además, solo es un tonto puesto —dijo—. hablaré con él para que te deje en paz, lo prometo.

—¡gracias! eres un ángel, wonjin.

—nada que ver.

wonjin rió y minhee sonrió.

—¿dónde estarás en el recreo?

—en la oficina del director, debo arreglar unos asuntos.

—debe ser muy tedioso y molesto...

—nah, me distraigo igual —wonjin sonrió—. ahora, presta atención.

minhee asintió y volvió a mirar hacia el pizarrón, estaba seguro que ahora las cosas mejorarían para bien.

o quizás no, no del todo.

la jornada escolar estuvo algo pesada, pero afortunadamente ya era la hora del recreo

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la jornada escolar estuvo algo pesada, pero afortunadamente ya era la hora del recreo.

minhee se sentó bajo un árbol, otra vez no se había comunicado con su hermana así que por ende le tocaba pasarlo solo.

comió en silencio y observó a sus demás compañeros, todos pertenecían a un grupo.

minhee suspiró, era horrible ser el nuevo.

de repente, recibió un pelotazo en la cara haciéndolo quejarse del dolor.

—¿qué mierda?...

—¡te dije que no te sentaras más ahí! —gritó serim.

otra vez ese imbécil.

minhee lo miró y tocó su nariz, dándose cuenta que estaba sangrando.

—¿acaso debemos darte tu merecido, nuevito? —el chico moreno, lo tomó del cabello y estrelló su rostro contra el tronco del árbol—, aprenderás a las buenas o a las malas.

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