Desperté agitado. Había sido una pesadilla, me tomé de mi muñeca para tomarme el pulso y lo tenía elevadísimo. Me levanté de la cama y fui a la habitación de Ariok. Llegué y abrí la puerta de golpe. Fue un alivio mirar como dormía y que jamás habíamos salido a ese tonto viaje. Regresé a mi habitación y recordé que ayer también había soñado algo parecido a esto, más bien era la continuación del sueño anterior.
Llegué al instituto pasando aquel hermoso edificio solo que esta vez fui primero al cafetín ya que venía con suficiente tiempo. Anwen estaba comiendo en una de las mesas blancas del cafetín. Corrí por detrás y le di un abrazo al tenerla cerca.
—¿Te encuentras bien? —Se sorprendió al sentir rodear su cuerpo con mis brazos y me alegraba de verla bien —¡Quita tus manos de encima! —Se quejó.
Bueno aun con su mal humor era lindo saber que aquel atroz final solo era un sueño.
—Me da gusto verte. Buenos días, por cierto.
—Gracias y no son muy buenos días. Por culpa de esa película que vimos ayer tuve pesadillas — Siguió tomando su café mientras ocultaba sus ojos, me quedé a su lado. La pesadilla de ayer fue por la película y ¿la de antier? Casualidad quizás.
Después de comer ambos decidimos ir a clases, pero se me hizo difícil poner atención al cien por ciento. Hoy no era mi día, me dolía un poco la cabeza y aquel sueño me seguía dando vueltas a la cabeza. Aquella frase de pensar y pesadilla estaba bien plasmada en mi mente...
—Ayer tuve pesadillas, pero más bien era la continuación de algo, como si mi cabeza fuera una película —Comenté a mis amigos.
—¿Y? No veo la importancia de tu preocupación, solo son sueños raros. Ya cálmate —Mencionó Anwen llevándose una fresa a la boca. El cafetín estaba un poco solo por lo que nuestras voces eran moderadas.
—No sé, pero esto no es normal. Aparte dijiste que también habías tenido una pesadilla. —Agregué. Anwen solo se encogió de hombros y siguió comiendo quitándole la importancia.
—Chás. Olvida eso. Hoy es noche de películas ¿Les parece si hacemos una pijamada? Tengo una película de zombis que está mortal —Animó Anto.
—No molestes, odio los zombis. Los hoteles, los bosques, desiertos...
—Ya para con eso. ¿Dirás que es verdad lo dijo el anciano? —Chistó Anto. Esa frase detuvo mi respiración al igual que la de Anwen, eso solo podría ser que los tres habíamos tenido el mismo sueño.
—¿Tú también soñaste eso? —Cuestionó Anwen, la sonrisa de Anto se detuvo y los tres nos miramos con cara de pánico.
—Eso es imposible. Es mejor que hagamos la pijamada en mi casa, porque mis padres no estarán ahí —Insistió Anto un poco pálido. De los tres Anto era el más miedoso, Anwen lo era, pero sabía muy bien aparentar lo contrario.
—Yo no iré, tengo cosas que hacer. Hasta luego —Dijo Anwen levantándose de la silla y tomando sus cosas para luego irse con sus amigas.
Al salir de clases Anto me acompañó a la casa para traer mis cosas e ir a su casa. Me daba un poco de miedo todo lo que soñé y lo peor es que estábamos compartiendo el mismo sueño con mis amigos, soñar algo es una cosa. Cuando llegamos a la casa, el sonido a soledad inundó el espacio y Anto se quedó de tras de mí, nos adentramos con cuidado y después subimos las escaleras para subir a mi cuarto.
—Eh no me tomes de la camisa.
Creo que Anto tenía tanto miedo que me lo estaba pasando también. Al entrar a la habitación tomé mi mochila y empecé a meter ropa. Anto no dejó de mirar a su alrededor un poco dudoso.

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Inverosímil.
Mystery / ThrillerChás un chico de 18 años, que emprende un viaje al lado de sus dos mejores amigos y hermano. Una nueva carretera aparece en el radar de ubicación, bajo una tormenta como presión deciden quedarse en un hotel en medio del bosque. No hay vuelta atrás d...