Capítulo 4

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El agua salió de todas partes e inundó mi cuerpo, la habitación, todo a mi alrededor era una piscina llena de agua.

Cerré mis ojos por un momento, pensé que serrando mis ojos todos mis problemas desaparecerían, pero no fue así... seguía en el mismo sitio, no deseaba otra cosa que estar en mi casa, ojalá nunca hubiéramos salido...

¿Dónde estaban mis padres? Hoy más que nunca los necesitaba...

Miré el agua, a pesar del ardor que el agua provocaba al hacer contacto directo, seguí mirando todo a mi alrededor, fui testigo de cómo poco a poco todo se desboronaba en mi cabeza, los peces nadaban como si estuvieran en casa, en un enorme arrecife, o en el mismísimo océano. Caí lentamente al fondo como una piedra que es arrojada a la ventura en una medida de irá o felicidad, empecé a tragar agua sin tener otra cosa mejor que hacer, cada trago era una gruesa medida de mi vida, me tragué tantos recuerdos innecesarios, pero inolvidables. Observé unos trozos de vidrios cruzando por mi vista al igual que sangre.

Había sangre...

Miré el origen de la sangre que se disolvía naturalmente en el agua como cualquier agua colorada al haber sido vertida en agua pura...el rastro del camino señalaba mi brazo, mi carne estaba desgarrada, mi piel no estaba en la mordida, miré mi brazo, y la sangre subía a la superficie como humo.

Sentía fría el agua. Recordé porqué odiaba tanto el agua, la última vez que entré en la playa, con solo 12 años de edad mi cuerpo fue arrojado al mar, un escurridizo escalofrío se infiltró en todo mi cuerpo al atravesar aquel traumático momento, ahora estaba repitiendo la escena, no me salvó una sirena o un pescador, no fue una persona, no fue un animal... simplemente no hubo nadie ahí para mí...

Estaba en medio de aquella inundada habitación donde los zombis rondaban por todas partes intentando salir del agua. Uno de ellos me intentó morder aún estando en el fondo, ya a este punto no tenía ni una pisca de esperanza de poder salir de esto. Me alejé de aquel pedazo de carne que intento arrebatarme lo poco que aún me quedaba de fuerzas.

Enserio esto debía ser una Pesadilla, no podía ser cierto.

Los movimientos no eran suficientes, logré ver qué ni siquiera me inmuté...sentí al igual que cuando mi madre me despertaba en las mañanas, me veía en mis pensamientos que me levantaba y apagaba la alarma sin embargo seguía en mi cama como si estuviera despierto en mis sueños, no fue más que mi imaginación, una de muchas alucinaciones, mi yo queriendo huir de algo inevitable... Simplemente me quedé inmóvil, tragando agua.

Los pensamientos nunca dejaron mi cabeza, tenía tantas preguntas y dudas que quizás nunca encontraría una respuesta a cada una de ellas.

En primer lugar ¿Cómo me perdí? Quizás pisé hierba venenosa o solo fue mala suerte... alguna mala jugada del destino, quizás me dormí después de haber sido envenenado, no era posible esta última respuesta. Me reí de mí mismo, soy tan idiota hasta para crear hipótesis... es pura mala suerte o esa mala suerte soy yo...

Mi hermano estaba perdido y yo aquí tratando de sobrevivir de cosas que ni yo creo que sean posibles. Si esto es real esperaba salir con vida...

¿Era posible al menos salir de esto? Al menos tenía que intentarlo, morir intentando también era una opción...

Las ventanas y puertas estallaron con la presión del agua, un estrépito destrozó mis tímpanos, me dolió la cabeza tanto como si no fuera suficiente estar muriendo ahogado lentamente.

No sé si fue a mi favor o en contra, esto parecía ser una escapatoria, poco a poco todos fuimos arrastrados a la salida, en un abrir y cerrar de ojos, la puerta tenía un remolino como entrada donde probablemente entraría a la fuerza por la corriente.

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