—¡Qué diablos pasó! No me digas que solo yo vi eso porque Anwen desapareció —Mencionó Anto casi enloqueciendo.
—Hay que calmarnos. Seguramente estamos soñando —Mencioné un poco alarmado.
—¿Cómo sabremos que esto es un sueño?
Buen punto, no sabríamos si esto era un sueño o no, pero teníamos que encontrar la manera, pero como haríamos eso... Me acerqué a Anto y le di un zape.
—¡Idiota! ¿por qué me pegas? —Se quejó.
—¿Dolió o no?
—¡Sí! pero que tiene que ver esto.
—Ves, eso quiere decir que no es un sueño, si fuera un sueño no te dolería —Mencioné, después de haber golpeado a Anto; aun dudoso lo aceptó, pero aún no sabíamos que haríamos para volver a ver a Anwen.
Mientras pensábamos; una luz neón iluminó el margen de la puerta y ambos sin mencionar una palabra nos sentimos atraídos por el hipnotizante brillo que por poco caemos en la locura.
—¡Espera, es una trampa! —Le detuve a Anto quien inconscientemente iba caminando para atravesar la puerta.
—Anwen tiene que estar ahí dentro, entra tu primero y si es seguro entro yo —Mencionó Anto empujándome directo hacia la puerta.
—No creo que ella esté ahí aun —Agregué un poco intimidado —¡Anwen, Anwen! ¿sigues ahí? —Exclamé antes de entrar a ese lugar.
—¡Chicos este lugar es genial! Tienen que venir conmigo —Mencionó Anwen de la otra punta. Era como estarle hablando a un amigo invisible porque desde este punto lo único que veíamos era el resplandor en el marco y las escaleras del pórtico de la entrada, el jardín y la calle.
—Anto ve tu primero, ya la escuchaste ella está bien ahí dentro.
—Si tu entras yo entro, ¡Ve que yo iré detrás! —Dijo empujándome más cerca.
Estaba un poco inquieto con todo esto y más porque esto parecía ser real, y ¿si algo malo había ahí o era solo una alucinación de nosotros?
—¡Solo entren, carajo! —Nos ordenó, Anwen. Ambos intercambiamos miradas un poco dudosos de lo que había del otro lado.
Teníamos que entrar ahí, porque de ninguna manera dejarías sola a Anwen; aunque ella había dicho que estaba bien, podíamos irnos, pero no podíamos hacerlo. Cielos esta decisión no era nada fácil para nosotros.
—A la cuenta de tres: Uno, dos, dos y medio, dos tercios, ¡tres! —Exclamé sin mover un solo musculo, cerré mis ojos y al abrir un ojo me di cuenta que Anto me miraba con una fulminante mirada. Seguíamos en frente de la puerta —Honestamente pensé que nos absorbería la puerta —Mentí un poco vacilante.
—Sí como no —Mencionó sarcástico. Me erguí un poco ya que me había encorvado un poco al hacer el conteo.
Una mano salió de la nada y me tomó del brazo bruscamente atrayéndome hasta ella, sin otra opción intenté sostenerme de algo, pero a mi lado la única opción lógica y cerca era Anto, por lo que lo alcancé a tomar de la solapa y lo atraje conmigo hacia el otro lado de la puerta. Algo raro ocurrió, caímos en un túnel de metal o algo así era como estar en un canal de ventilación o algo parecido, porque todas las paredes eran de metal y estaba bastante oscuro, no tanto como para no ver el camino sin embargo era bastante escalofriante.
Al levantarnos miré frente a mí a Anwen, quien estaba cruzada de brazos mirándonos fijamente.
—¿Anwen? Dijiste que estabas bien, que este lugar era genial y también nos hiciste venir aquí —Le acusé. Esto no era nada a lo que ella dijo, encima no parecía feliz de vernos.
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Inverosímil.
Misterio / SuspensoChás un chico de 18 años, que emprende un viaje al lado de sus dos mejores amigos y hermano. Una nueva carretera aparece en el radar de ubicación, bajo una tormenta como presión deciden quedarse en un hotel en medio del bosque. No hay vuelta atrás d...