13🎤

158 8 14
                                    



No olvidéis usar "🌹" en los comentarios :)



Capítulo 13| Como un libro cerrado

Ian


Sentado en su cama, observo las paredes llenas de pósteres de animales y de animes; sonrío al recordar aquel día en que me metí con sus "animes", llamándolos "dibujos animados"; unos días antes de su catorce cumpleaños.

También me fijo en el cuadro de su graduación donde sale él con todos su compañeros del colegio. La habitación de Matt se sentía como un océano con el ruido de las olas golpeando las rocas. Pero ahora... Todo ese caos se había convertido en calma. Un océano pacifico vacío.

La presencia de mi madre cuando carraspea me devuelve a la realidad. Se encuentra apoyada en el quicio de la puerta, pero se acerca al instante sentándose junto a mí.

Rompe el silencio que se ha adueñado:

—Sabía que estarías aquí —me sobresalto al notar sus dedos en mi rostro cuando me separa el pelo de la cara —¿Te acuerdas cuando siempre os regañaba por no obedecerme cuando os decía de ir a la cama? Recuerdo que una noche te encontré debajo de su cama esperando que todos nos durmiéramos.

—No me hubieras pillado si no hubiera estornudado.

—En realidad no fue el estornudo lo que me hizo pillarte —la miro, enarcando una ceja recordando aquella noche que quería dormir con Matt pero me escondí para que no me mandaran a la cama —Cuando entre a ver a tu hermano, te pille por un resquicio de la puerta escondiéndote. Seguramente me escuchasteis acercándome, por eso tarde en entrar.

—O sea que ya sabias que estaba escondido.

—Cariño, soy tu madre. De todos modos, me hizo gracia como intentaste luego convencerme para dormir allí.

Nos reímos, yo también lo recordaba.

—Te dije: mami si no duermo con Matt los vampiros vendrán a llevárselo —repito mis palabras imitando la voz de un niño.

—Creías tanto que se llevarían a tu hermano que nunca te separabas —estábamos hablando de cuando tenía seis años y Matt dos; teníamos cada uno un cuarto, pero siempre dormíamos juntos porque éramos inseparables —Me enfadé con Steve por dejarte ver Drácula; eso acarreó tu miedo por los vampiros.

Mamá y yo nos quedamos un buen rato mirándonos. Esta me vuelve a apartar el pelo que cae sobre mi cara. Llevaba un moño trenzado. Portaba un vestido holgado de color verde oliva. De pronto, me veo a mí mismo descansando la cabeza en su hombro y esta, acariciándomela.

Yo hablo al momento:

—No te he regalado nada. Prometo comprarte algo y...

—Ian, Ian, tranquilo —me interrumpe con una especie de risa —Los regalos materiales me dan igual. Llevo años esperando volver a verte y al fin lo he logrado. Este es el mejor regalo, mi niño. Tu eres mi mejor regalo.

—Te quiero, mami.

—Yo también te quiero, caracolillo.


—El presidente de los imbéciles...

La voz de una rubia pesada salta cuando termino de abrir la puerta del estudio. No me sorprende ver a los amigos de Mane aquí, pues ya parece hasta costumbre. Dejo de sonreír cuando, efectivamente, veo a la niña pija caprichosa en el sofá. Suelto la bolsa dejando que caiga al suelo. No paso por alto lo que ha dicho antes de que entrará y no dudo en responderla de la misma manera:

Cuando las rosas dejen de arder  #2 SERIE AM /PausadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora