III

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Ambos jóvenes desayunaron normalmente, esta vez ahundaron acerca de lo sucedido la noche anterior; muichirou un poco avergonzado admitía que era la primera vez que estaba hablando de esa clase de cosas con alguien, y Tanjirou confesó lo propio; Muichirou tenía acordado planear irse en ese mismo momento, ya que debía atender ciertas responsabilidades; Tanjirou aunque ya habiendo calmado su libidinosa deseo, hubiese preferido que Muichirou se quedase hasta que Giyuu llegase, pero considerando que si se quedaba y volvían a intimar, y Giyuu por arte del azar, llegaba y se encontraba con la situación de Muichirou atragantándose con el miembro de Tanjirou en la boca, cómo si de una asistencia de primeros auxilios a su entrepierna se tratase, prefirió no emitir sonido y ayudarlo a empacar sus cosas.

Ya en la puerta de la casa, ambos se dieron un abrazo y se saludaron; justo antes de que Muichirou se fuese, el de ojos celestes pegó media vuelta y se volvió hacía su compañero de noche, tomándolo por el hombro y susurrándole al oido con una voz suave.

-Tranquilo... estamos los 2 igual de confundidos... disfrutemos mientras esto dure...-

Muichirou luego de susurrarle le brindó una sonrisita de oreja a oreja, la cual por poco casi mata al pelirrojo de un golpe de ternura, para luego darse  vuelta e irse finalmente de la casa del Hashira del agua.

-Tch... en qué problemón te estás metiendo... ¿QUIEN VA A AYUDARTE A SALIR DE AHÍ?...-

El Kamado volvía adentro de la casa, cerrando la puerta detrás de si, y ahora más confundido que antes de que Muichirou llegase, se preguntaba ¿qué era lo que sentía? ; desde luego disfrutaba la carnalidad, podía decir sin miedo a equivocarse que alcanzar el climax dentro de Muichirou era la experiencia más satisfactoria que había tenido en su vida, pero... ¿y esa sonrisa? recordarla le aceleraba el corazón; la balanza tenía cientas de flores de la finca mariposa y al otro lado las espadas de madera con las cuales entrenaban con Muichirou, todo en perfecto balance; el jovencito de ojos carmesí, tenía miedo que tocar algo hiciese que la armonía se perdiese; no quería perder , ni una , ni la otra.

-Qué problemón...-

-Qué problemón...-

-Qué problemón...-

Se repetía mientras daba suaves cabezazos al marco de la puerta.

|CONFUNDIDOS| TAN X MUI | Kimetsu No Yaiba AU |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora