4x01: Verano

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¡Verano!

Verano...

Ve-ra-no

Ver-ano...

Vera-no

Veran-o

V-erano

Ver-a-no

Un mes de vacaciones. Un mes en Miami. Un mes sin Mark. Un mes con mis hermanos. Un mes con mis perritos. Un mes con mi familia. Un mes de playa y sol. Un mes sin lluvia. Un mes para mí.

Habíamos decidido ir cada viernes a un club de la zona. Cuatro viernes, cautto noches de fiesta. Cuatro desfases. Cuatro resacas.

El primer viernes bebí demasiado, pero no tanto como mis hermanos, ellos acabaron tan mal, que al final el plan de ir a la playa del día siguiente lo hice sola, acompañada por un libro. Pero no estuvo tan mal. Me lleve una silla plegable de mis padres y una sombrilla y pase muchas horas leyendo. Hasta que mi preciosa narrativa se vio interrumpida por alguien.

— ¿Las crónicas de Narnia?— Pregunto una voz con acento que hizo que bajara el libro para verlo.— ¿Sabes que hay una película?

—Pero el libro es mejor.— Le contesto y vuelvo a alzar el libro para leer.

—Soy Nathan.— Mire por encima del libro al chico. Llevaba gafas de sol y una camiseta blanca manchada acompañada por un pantalón cargo largo. Me fijé en los pantalones, tenían una raja, seguramente hecha por un cuchillo y una herida, abrí los ojos, con sangre. Mi instinto de cirujana se activo.

—Estas sangrando, siéntate.— Le dice cogiéndole del brazo.

—Tranquila.— Se metido el dedo en la herida y luego lo sacó lleno de sangre, no hizo ni una mueca de dolor, llevo su dedo a su brazo y lo paso por ahí.— Es maquillaje.

—¿Perdón?

—Estoy grabando una película ahí.— Señaló un montón de cámaras y focos y más artilugios que no conocía, estaban un poco alejados de nosotros, en la zona del paseo.

—No deberías acercarte a las personas con un maquillaje así.

—Es que me has llamado la atención.— Sonreí.

—¿Qué te ha llamado la atención?— Le pregunto cerrando el libro.

—Que tu sombrilla sea de Barbie. Las demás son todas iguales, pero la tuya es rosa chicle y con una muñeca Barbie dibujada.

—Es la única que no estaba ropa en casa de mis padres.

—¿Vives con tus padres?— Negué.

—Vivo en Seattle. Estoy de vacaciones de verano en casa.

—¿Y has venido sola? ¿Y tus amigos?

—En sus vacaciones. Iba a venir con mis hermanos pero anoche salimos y parece que la que menos perjudicada fui yo.— Nathan rio.— ¿Eres actor?— Él asiente.

—¡Nathan!— Unas chicas se acercan a él con un móvil cada una.— ¿Nos podemos hacer una foto contigo?— Nathan asintió y se hizo una foto con cada una.— ¡Te queremos!

—Y yo a vosotras.— Dijo con una sonrisa.

—Parece que eres conocido.— Le digo y se sienta al lado de mi silla, bajo el sol, en la arena.

—Un poquito.— Hace un gesto con sus dedos.

—¿Algo que pueda conocer?— Le pregunto.

—007

—¿Tu sales ahí?— Nathan ríe.— Increíble.— El chico sonríe.

—¿A que te dedicas tu?

—Residente de cirugía.

—Chica lista.— Sonrío.— Así que hurgas en el cuerpo de las personas a ver que te encuentras ¿no?

—A veces. No suelo hacer mucho, soy como una estudiante.

—Seguro que eres buena.—Rio.— Yo me dejaría abrir por ti.

—Me acabas de conocer, hace diez minutos era una extraña para ti, y lo sigo siendo. No sabes ni mi nombre. Podría ser una enferma mental que dice ser una cirujana pero que en verdad es una fan tuya y quiere tu ADN para clonarte.

—¿Eres una enferma mental que dice ser una cirujana pero que en verdad es una fan mía y quiere mi ADN para clonarte?— Pregunta bajándose las gafas levemente dejándome ver sus ojos, son azules, preciosos, claros. Me acabo riendo.— ¿Cómo te llamas?

—Olivia.— Le contesto.

—Encantado, Olivia.— Me tiende la mano para estrechársela y lo hago. Mi nombre con ese acento suena muy sexi.— Eres preciosa, Olivia. ¿Me das tu número, Olivia?

—¿Lo quieres, Nathan? ¿No prefieres salir con Scarlett Johansson?

—Está casada. Además, me van las morenas.— Sonrío.

—¿No te da miedo que lo ponga en las redes sociales y se te bloquee el móvil?

—No lo harías.— Asegura y lo miro extrañada.— Tienes cara de buena persona. Y una sonrisa hermosa.

—¿Estás ligando conmigo?

—Llevo quince minutos ligando contigo, Olivia.— Dice con una sonrisa.

Sigue sin captar las señales evidentes.

Me ha pillado desprevenida.

Si, ya, claro.

Le di mi número. Y no tardo nada en enviarme el primer mensaje. Acabé cenando con él el martes, en el paseo marítimo de Miami, con vistas al mar.

Sloan's HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora