Seis

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El 5 de la selección nacional dormía plácidamente acurrucado entre las sábanas, su pecho subía y bajaba con una nata tranquilidad, la ventana de la habitación dejaba entrar un poco de iluminación de la luna, a su lado en la cama estaba Rodri que no podía conciliar el sueño a raíz de eso se decidió a observar al bostero. Le daba paz escucharlo suspirar lentamente mientras abrazaba la almohada, no tenía ninguna tipo de línea de expresión en su rostro a leguas se podía deducir que estaba relajado, simplemente le parecía perfecto, en la cancha, fuera de ella y como persona, podría estar horas admirando la belleza de Leandro pero sin que se de cuenta.

Ahora dormían en la habitación de Rodri, Gio ya quería volver a dormir en su cama sin tener que ver algo en lo que los involucren a sus dos amigos envueltos entre sábanas, a ambos les daba curiosidad saber en donde dormía el rubio sino era en su habitación designada pero eso es tema para otro día.

Era muy evidente que Rodri transitaba por un enamoramiento y atracción hacía Lean, ni le había dicho nada pero el Bostero se daba cuenta, no era ningún boludo. Con tan solo mirarlo le daban ganas de hacer de todo con él.. si de todo. Todo ya estaba en orden para Rodrigo, se sentía aliviado por recuperar a Leandro, era lo que necesitaba para tener su mente en paz. Ya estaban bien sin problemas en el medio por los cuales pelear.

En su estadía en el hotel de Brasil, Rodrigo ya pasó por varios sueños comprometedores que lo hacían despertar con sus pantalones apretados, en su corta sesión de besos que fue inesperadamente por Álvarez, en ese momento se quedó con ganas de más, mucho más, quería eso que no pudo comenzar pero le daba miedo. Todo esto se lo contó a su fiel confidente, compañero, amigo; Nicolás, ni siquiera había terminado de hablar que el defensor cedió la pieza, le sorprendió que haya aceptado, seguido a eso cometió una equivocación, capaz la peor en lo que respecta a las reacciones de su amigo, le contó sus sueños húmedos en el cual estaba bastante involucrado Paredes, el número 19 en corto se acercó a su mesita de noche y regaló al mediocampista de la albiceleste dos paquetes de condones.

Muy extrañado y con algo de inseguridad muy obvia aceptó el regalo pero no aseguró que los usaría, en su mente no tenía planeado que sus sueños fantasiosos con el de ojos se hicieran realidad, no se imaginaba algún posible escenario en su mente en el que Lean le diga que quiere tener relaciones, que vayan más allá de besos y algún que otro toqueteo, la razón es porque nunca lo había hecho con otro hombre y seguramente que Leandro tampoco, sería incómodo si se lo propondría por saber cómo lo tomaría.

Una vez que amaneció, el 7 de la selección se despegó de su compañero de cama sin hacer mucho ruido, se reemplazó a sí mismo dejando una almohada en la espalda de Paredes para que no notará tanto su ausencia. Prendió la luz en el baño y frunció los ojos, se acostumbró mucho a la oscuridad de la pieza. Abrió el cajón de la bacha, ahí estaban los dos paquetes de forros, los cambió de lugar a la repisa en donde estaban las toallas entre medio de dos, no quería que Leandro los encontrase. Se baño y al salir del baño después de maso menos media hora de estar metido entre el agua caliente lo vio a Lean durmiendo con la misma tranquilidad de siempre ni se inmuto por el ruido del agua. Se vistió y salió de la pieza.

Bajó al desayuno, de todos los días que se alojan en el hotel nunca tuvo la oportunidad de desayunar tranqui, siempre fue a las apuradas. Bastantes de sus compañeros estaban, el trío de Cuti, Licha y Nahu, El Tucu y Lautaro, entre otros. Se sentó junto a Ota y Emi, estos dos hablaban justamente sobre el rival a enfrentar, analizaban la selección de brasil, mucha bola no les dió si se río cuando Ota dijo que los iba a llenar de patadas.

Leandro se despertó un poco desconcertado, se sentó en la cama y se dió cuenta que estaba solo, no estaba el tan obvio calor corporal proveniente de mediocampista, a su lado había una almohada que fue sacada de la cama de al lado. Se enojó por algunos minutos con Rodri por dejarlo solo y no solo eso sino porque también no lo despertó. Dejó eso atrás y estiró su cuerpo,  se levantó dispuesto a bañarse, agarró una toalla blanca de una pila que estaba doblaba, al agarrarla se cayeron dos paquetitos grises chiquitos escondidos, todavía seguía medio dormido pero cuando logró enfocar se dio cuenta que eran condones, no lo iba a negar, se cago de risa. Los levantó del suelo y los acomodó como estaban.

𝗾𝘂𝗲𝗿𝗲𝗺𝗲. de paul & paredesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora