Capítulo 38

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Desperté muy temprano en la mañana, más temprano que de costumbre. Hoy era domingo y con mamá habíamos adoptado la tradición de desayunar juntas; muchas veces no hablábamos de temas de mucha relevancia pero al menos compartíamos el espacio y eso era más que suficiente para mí. El acercamiento estaba logrando que ambas comenzáramos a bajar la guardia. Tenían razón, está ahí sólo busca como salir a flote.

Me metí a la ducha con cierto entusiasmo, papá por fin nos podría acompañar y Jackson no. Mamá al principio insistía en que lo llevara a la casa y eso provocó ciertas discusiones pero afortunadamente dejó de hacerlo. Su actitud cambió completamente y desde entonces no volvió a molestar más con el tema. Es más, cuando estábamos juntas ni siquiera lo mencionábamos y agradecía al cielo por eso.

Poco a poco veía de nuevo a la mujer de la cual estaba completamente enamorada cuando era pequeña. A la que veía y pedía a los cielos ser como ella. No sólo por ser hermosa sino por sus acciones y la forma amorosa en la cual me trataba. Muy a pesar de los pesimistas pronósticos de muchos mi mamá seguía ahí y tenía tanta disposición como yo para enmendar las cosas.

Casi terminaba la ducha cuando sentí una horrible sensación en el pecho que hizo que me detuviera en la pared. Era como si lo oprimieran de una forma violenta. Quizá era un sexto sentido. Fue extraño tomé la bata y salí corriendo del baño para verificar que todo estuviera bien. Revisé todas las habitaciones, la cocina, la sala, incluso el pequeño estudio un par de veces para corroborar que seguía siendo sólo yo en casa. Aunque la sensación no se disipó lo dejé pasar y regresé a mi habitación a cambiarme.

Me di cuenta que aún faltaba un poco para la cita con mamá por lo que me detuve un momento en mi buró. Saqué la pequeña libreta que ya era familiar para mí y busqué donde me había quedado. Al pasar las hojas las acaricié suavemente; era un deleite ver de cerca la mente de mi Jennie. Había tanta genialidad y elocuencia que estoy segura que si quisiera vender lo que escribe le iría muy bien.

Abril 15

Este día será marcado como el mejor de toda mi vida. Mi primer beso con la chica más maravillosa del planeta. Me besó con tal amor que siento que las piernas todavía me tiemblan. Sus labios más suaves que la seda misma y más deliciosos que cualquier néctar habido y por haber.

Todavía me siento mal por haber corrido así de su casa pero el miedo era enorme. No creo ser suficiente para ella, ¿y si la decepciono? No sé qué pasaría si ella se va... a pesar de que no somos nada me aterra pensar en ella lejos de mí. Me gusta tanto que me duele.

Cuando estaba en el bosque repasaba lo que había acontecido con Baeby y la forma en la cual ella me defendió. Sus ojos mieles llenos de ira y de rencor se suavizaron cuando llevó mi cara muy cerca de la suya. Nadie nunca me había visto de tal forma. Me hizo sentir segura con ella y eso no lo ha logrado nadie más que papá.

Me dijo que me quiere y nunca vi tanto brillo en sus ojos como en ese momento, sé que era honesta. Pero mis miedos son más grandes. Sólo el triste reflejo de un ser humano que conoció el infierno desde muy chica. Ella no merece una carga como la mía. Lo voy a disfrutar y guardaré este momento en mi memoria para siempre. Porque sé que ella se irá al ver que estoy construida de pesadillas.

Ahora comprendo que Dios la mandó para que supiera como se ve la luz. Ella es luz; ella es un ángel.

-¿Yo? Mi amor, tú eres la luz más grande del planeta- guardé la libreta de nuevo con un nudo en la garganta. -También es mi día favorito.-

Tonteé un rato más por la casa, vi el reloj me terminé de alistar, tomé mis llaves y salí de casa. Como siempre Harris me esperaba a las afueras del edificio, por fin había conseguido que no estuviera tan cerca de mí y accedió a que usara mi propio auto.

La hija del Predicador "JENLISA"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora