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Amaba a su novio, claro que lo hacía, amaba acariciar sus cabellos rubios pero había una pequeña cosa que molestaba al cocinero hasta hacerlo prender su pierna en fuego y patear al aire hasta calmarse

Tenía las manos sobre el abdomen de su pecoso favorito, garabateando formas con la punta de su dedo índice hasta llegar a sus pechos, aquel área que le encantaba, eran grandes, podía apretar y meter su cara en ese par de tetas, de solo pensarlo podía sentir la sangre bajar en un pequeño hilo por su nariz

Salió de su mente cuando los labios de Ace le quitaron el oxígeno otra vez, sus lenguas juntas en una danza pasional y candente, tan ansiosa para ambos, llevaban al rededor de dos meses sin tocar más que lo que tenían visible, era el momento, sanji quitó su saco con rapidez y sintió el peso de su novio caer de inmediato contra el, poniéndolo contra la cama, la cabeza del peli-negro escondida entre el cuello del rubio quien jadeo impaciente

-Amore mio~...

Se quedó en silencio cuando escucho el suave ronquido de su amante, frunció el seño y como pudo se lo quitó de encima, nuevamente el pecoso se había dormido por su estúpida narcolepsia, salió de la habitación poniendo un cigarrillo en sus labios, estaba cachondo y molesto, sus pasos quemaban el suelo de madera bajo suyo dejando las pisadas de dónde un Sanji molesto había cruzado

-Maldito tonto...

¡TONTO!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora