Capítulo I - Welcome to D.C.

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Nunca pudimos evadirnos de

un aquí y de un ahora.

JORGE LUIS BORGES, UTOPÍA DE UN HOMBRE QUE ESTÁ CANSADO


Olivia Benson repasó su labial mate color caoba por tercera vez, se miró al espejo, chequeó su delineado y se preguntó nuevamente "¿Cómo te dejaste convencer, Benson?". Luego recordó que, cuando se trataba de víctimas, sus deseos personales quedaban desplazados y prevalecía la Teniente dominante y empática que ofrecía todo lo que tenía en sus manos (y más) por hacer justicia.

-No entiendo cómo me hiciste creer que esto era buena idea.

-¿Estar tú y yo a solas en un distrito en el que nadie nos observe? -le preguntó irónico el hombre de ojos claros que descansaba en su sillón.

Olivia arrugó su frente y lo miró a lo lejos mientras guardaba su celular en la cartera.

-Te burlas de mí -afirmó y se mordió el labio.

-Te asusta perder el control -le respondió poniéndose de pie-. No va a pasar.

-Estás acostumbrado a persuadir a la gente. Pero no puedes hacer ese juego -hacía un círculo con el dedo índice mientras hablaba- conmigo -se giró para chequear que no faltara nada en su bolsa.

-Tengo en mente otra clase de juegos contigo -acentuó la última palabra y cuando ella volteó, la sorprendió con un efusivo beso en los labios.

Disfrutó de esa lengua navegando en la suya. Apretó sus brazos fornidos y sonrió internamente. Aquel hombre iba a volverla loca.

-Acabo de retocarlo -se quejó haciendo referencia a su labial.

-Si no te apuras, vas a tener que retocar otras cosas -la miró de pies a cabeza.

Ella se ruborizó sutilmente y giró la cabeza.

-¿Nos vamos, teniente?

-Nos vamos, abogado.


-Al aeropuerto JFK -anunció cuando ambos subieron al auto negro que aguardaba fuera del edificio.

-¿Transporte privado? -lo miró de reojo.

-Mayor comodidad -pasó la mano por su muslo.

Olivia se tensó ante el contacto y prefirió desviar la atención.

Minutos después, tomó el celular por décima vez en lo que iba del recorrido.

-¿No vas a dejarlos en paz nunca?

-Es mi escuadrón.

-Lo sé, y es excelente. Sabrán hacer su trabajo.

-No tengo dudas de eso, pero...

-No puedes dejar de ser una líder en ningún momento.

Ella rio y se mordió el labio inferior.

-Solo... me preocupa -dijo casi en susurros.

Él le presionó el mentón con sutileza.

-Estarán bien -mostró sus dientes perfectos.

-¿Y yo?

-Será divertido -le guiñó el ojo.

Olivia lo miró provocativamente y se pasó la lengua por los labios. Él no se contuvo y olvidó al hombre que conducía en el asiento delantero cuando tomó sus labios en forma vehemente. Ella correspondió, pero apenas procesó aquel acto impúdico, escapó de la boca de ese hombre y lo regañó.

Del otro ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora