LOVELY LOVE 𝑓𝑡. rodrimás

day 4: wedding.

—¿Me veo bien?

—Está es la cuarta vez que me lo preguntas, Tomi. —suspira con pesadez, frotándose con los dedos el puente de su nariz—. Te vuelvo a repetir mi respuesta: te ves muy bien.

—Pero, ¿y si no le gusta? —se observa en el espejo, inseguro, limpiando el polvo invisible de su traje blanco y peinando su cabello en repetidas veces—. ¿Y si dice que no frente a todos? ¿Y si-

—Robleis. —le llama en tono de advertencia para interrumpirlo, colocándose de pie para ir hasta él—. A Carre le va a encantar como te ves, lo tienes loquito. —dice el de lentes con una sonrisa, apretando su hombro mientras le ve a través del espejo—. Además eres tan atractivo con lo que te pongas, que seguro lo vas a flechar de nuevo.

—Pero… Juan.

Los ojos oscuros del argentino lo miran lleno de inseguridad y dudas; no sabía si esto era lo que Rodrigo deseaba en su vida, y le daba miedo que luego de sus votos matrimoniales él se diera cuenta que no era perfecto, que el físico le desaparecería, que su rostro se iría poniendo más viejo, que sus malos hábitos y comportamientos irían acabando su relación, que podía ser muy necio o desordenado.

¿Y sí no le gustaba la idea de vivir juntos por y para siempre?

—Los nervios son normales, entiendo que te sientas asustado e inquieto por estar apunto de casarte con alguien que amas tanto, pero ten por seguro que Carre te ama tanto como tu lo amas a él. —le toma por las manos con cuidado, haciendo que lo vea y observe toda la seguridad con la que habla para brindarle la confianza que necesita—. Sé que tuvieron errores, y ninguno es perfecto, pero desde el inicio nunca fueron perfectos, y aún con ello siguieron juntos; ahora no habrá diferencia.

Tomás lo ve, observando el color avellana de sus ojos destellantes de confianza y toda la seguridad que destaca en ellos, y un poco de todos los miedos que tuvo se desvanecieron.

—Todo saldrá perfecto hoy, Rob. Sobre todo, ambos serán muy felices juntos, el doble de lo que ya son, claro; después de hoy. —con suavidad da un apretón más a sus manos las cuales tiemblan menos, las suelta y luego lo abraza con fuerza—. Estoy muy feliz por ti, y sé que solo es el inicio de un gran camino y futuro con Carre, uno muy bueno.

—Gracias, amigo. —murmuró sonriendo con timidez, correspondiendo su abrazo con esa misma fuerza, llenándose de confort.

—Bueno, ahora muévete, no puedes llegar a tu propia boda tarde. —se ríe, alejándose de él para empujarlo a la silla donde esperaban para terminar de cubrirle las chiquitas bolsas negras bajo sus ojos, arreglar su cabello que ya se había desaliñado en su inquietud y el traje—. Bastante fue con que no te quedaras dormido como siempre.

El argentino se rió más aligerado, dejando la labor de su aspecto a la joven Mayichi, quien estaba más conmovida y emocionada que el propio esposo Robleis.

«Hoy será perfecto» se dijo mentalmente al verse frente al espejo, sonriendo.