En aquel momento, Andrea se encontraba absorta en sus pensamientos solitarios. Su joven mente se veía sobrecalentada tras procesar la horrible situación que había y estaba a punto de vivir. No contemplaba una segunda opirtunidad.
Fue una figura masculina, de ancho torso marcado, tez morena de agosto, tupida cabellera albina y una característica sonrisita torcida, la que irrumpió en la habitación en el momento exacto, contemplando la desoladora escena.
-Aiden...