Preciosa. Aquel modelo de Vespa del 56 parecía recién conducido desde el concesionario, aunque lo cierto es que aquel vehículo había visto correr al menos unos 50 años, y el cuantakilómetros anunciaba cerca de 250.000.
Cúantos paseos a la beira de la playa de las Catedrales, cuántas idas y venidas de casa al colegio, del colegio al trabajo, del trabajo de vuelta al colegio, para finalmente descansar en casa. La rutina se repetiría día tras día.
Cuántas aboyaduras en el guardabarros, causa de la ausente destreza del conductor en cuestión. "Albert B. Young", se leía en el antiguo carnet de motocicleta, que había sidorescatado del traje carmesí del motorista, fabricado con las mejores telas aislantes en 1968.
Todos los objetos mencionados anteriormente y dicha identidad pertenecían al difunto padre de Andrea, quien dejó en herencia un puzle muy especial a su hija favorita.
Los frenos se encontraban ausentes y uno de los neumáticos se había remendado al menos ocho veces en el mismo lugar; por no hablar de las costuras improvisadas en el cuero del asiento del conductor.
Recuperar el estado original del vehículo requeriría cierto esfuerzo, y aquello sólo aportaba fuerzas a la joven para realizar el trabajo.
Así que allí se exponía, brillante y flamante como ninguna.
Vespa A4 del 56, color marfil, llantas rectas, impecable logotipo nacarado y su destacable marca distintiva grabada sobre el faro utilizando tanto técnica como caligrafía de la época: A.B Young