Chile x México | Secreto de amigas

204 10 3
                                    

TW: Smut leve

México y Chile eran las mejores amigas. Desde hacía mucho tiempo que lo habían decidido así y no había ocasión en que no se ocuparan de demostrarlo.

Era bien sabido que la mexicana contaba así mismo con numerosas amistades y cercanas también, pero no podía considerar a ninguna de ellas tan intima como la que había conseguido forjar con la chilena.

La confianza que se tenían era inmensa y podía hablar con ella de casi cualquier cosa en el mundo. Siempre era tan divertido como acogedor estar con ella. Y por supuesto que viceversa era igual.

Esa tarde la sudamericana había ido a visitarla, no tenían un plan en especifico, simplemente habían decidido pasar el tiempo juntas.

Estaba feliz, entusiasmada. Aunque ambas convivían entre si bastante al ser parte de numerosas organizaciones tales como la Alianza del Pacifico, la ONU o la OEA, y solían encontrarse frecuentemente gracias a ello, rara vez tenían la oportunidad de verse fuera del ámbito laboral debido a su lejanía territorial (caso contrario a como sucedía con el estadounidense para México, o con el argentino para Chile), es por eso que apreciaba muchísimo esta clase de reuniones.

Sin embargo, apenas tocar la puerta de la norteamericana, un escalofrío recorrió toda su columna vertebral, ya que siempre que la visitaba a solas solía olvidar lo extremadamente "cariñosa" que su amiga podía llegar a ser cada que se encontraban.

Y no es como si le molestara o algo parecido, de hecho, era todo lo contrario, por supuesto que adoraba esa cercanía de su parte, pero como maldecía su nerviosismo.

Porque algo que México era evidente que no sabía es que la chilena desde hacía un buen tiempo había desarrollado sentimientos románticos por ella, y es por eso que aquellas entusiastas muestras de afecto siempre lograban ponerle los nervios de punta.

—¡CHILE! ¡Ya llegaste! —exclamó reflejando una alegría inmensa tanto en su amplia sonrisa como en su mirada la cual se iluminó apenas abrió la puerta.

—¡Si...! —murmuró la otra a modo de respuesta sabiendo exactamente lo que seguía.

Sin dejar esperar un segundo, México se le abalanzó encima echándole los brazos al cuello para abrazarla con fuerza mientras le llenaba el rostro de besos.

—¡Va, va, va, po'! ¡Ya basta! —le ordenó la otra intentando quitársela de encima antes de que los colores se le subieran al rostro—. ¡Ni que fuera la primera vez que me vez en tu vida! Conshesumadre, Dios...

—Chile, pero nunca podemos saber si será la ultima —contestó México abriendo de par en par los ojos fingiendo un dramático tono para darle peso a sus palabras.

—Aja.

Dicho eso y después de dejar que su compañera norteamericana estallara en carcajadas por su propia cuenta en la puerta, la pasó de largo para entrar ella misma a la casa.

—¡Jajajaja! ¡Oye! ¿Amanecimos de malas? —se burló la otra cerrando la puerta para enseguida ir corriendo tras ella una vez mas.

—Deberías solo aceptar que tus chistes son tan malos que únicamente tú eres capaz de reírte de ellos. Que no me ría yo es una reacción perfectamente normal y deberías esperarla de cualquier persona.

—Órale pues, culera.

Ante esa respuesta, Chile finalmente comenzó a reír.

—Jaja, ahorita vengo, andaba haciendo algo de comer —continuó la mexicana adelantándose a su compañera—. Entonces estoy en la cocina si ocupas algo aquí en corto, pero ya vengo. No tardo nada. Si quieres espérame en mi cuarto.

One-shots | ᴍᴇ́xɪᴄᴏ ᴇɴ ʜᴇᴛᴀʟɪᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora