Mario es un sujeto ordinario, de unos 50 años canoso y petiso. Es una persona muy alegre, simpático con los demás, siempre dispuesto a estar cuando se lo necesita. En cambio, su sobrina Karen es más retraída, seria, de pocas expresiones, dialogo poco y nulo. Ella tiene unos 19 años, cabello largo y obscuro. Ambos son muy distintos en todo sentido, pero comparten una afición muy poderosa: La investigación de los fenómenos paranormales y de índole extraterrestre. Esa afición los une bastante ya que, los hermanos de ella no les interesan esas cosas, ni tampoco las hijas de él.
Llegado el verano, Mario decide emprender un viaje hacia un pequeño pueblo del interior del país llamado "Nahuel". No va a llevar a sus hijas ya porque decidieron quedarse con su madre en las vacaciones. Por otro lado, Karen acepta la invitación de acompañarlo, ya que su familia se va de vacaciones a la playa y a ella no le gusta. Emprendieron el viaje sin demora en la casa rodante que él acondicionó durante el año. Salieron en la madrugada y llegando casi las once llegan al lugar. Ya era bastante tarde, así que estacionaron por ahí y se quedaron hasta que se hiciera una hora prudencial para poder para pasear por el pueblo.
Apenas empezó a salir el sol y el aroma del café inundaba la casa rodante. En el exterior, a pesar del solsticio de verano, hacía bastante frio. Supongo que es porque están más al sur. En fin, terminando de desayunar, los dos salen a recorrer y conocer el pueblo. En específico, querían encontrar una mansión abandonada, que según dicen está llena de actividad paranormal. Empezaron a preguntar en el restorán, bares, iglesias, y en algunas casas y todos les decían lo mismo: "Los que se atrevieron a ingresar a ese lugar, nunca salieron". Pero, como se sabe, más se advierte sobre una cosa, más curiosidad genera, y esta no era la excepción. A pesar de las palabras desalentadoras de los pueblerinos, el ánimo de nuestros protagonistas no descendió. No se iban a si nomas después del largo viaje, ¿verdad? A pesar de que el pueblo es relativamente pequeño, no encontraron la mansión por ningún lado. La noche los alcanzó y por la oscuridad de la misma no pudieron encontrar la casa rodante. Gracias a dios y a la solidaridad de una pareja de ancianos, pudieron pasar la noche en su rancho. Después de comer, Mario le preguntó con respecto a la mansión tan misteriosa de la que nadie quiere hablar. Al principio no querían hablar, pero cedieron frente a la insistencia.
—Todo comienza hace unos 172 años atrás, con la familia Anido1, conformada por el jefe de la casa, su esposa, y sus dos hijos. Eran la familia más adinerada del pueblo y la que tenían más tierras. Eran dueños no solo de la mansión sino también de un viñedo de varias hectáreas. En esa época, el pueblo también era más grande y con más habitantes. Al inicio de la primavera de 1845, la hija de la familia se casa con el hijo se un conocido que venía de la capital. La ceremonia se formalizó en la iglesia y hubo una gran celebración en la mansión donde todo el pueblo estaba invitado. Pero la tragedia manchó de sangre la celebración y todo acabó cuando la feliz pareja fue atravesada por la guadaña de la muerte. En el auge de la fiesta, la novia se dirige hacia su alcoba, no se sabe con certeza a qué fue. La cuestión es que, una de las velas que iluminaban el interior, cae sobre la cola envolviendo en llamas el vestido. La desesperación empujó a la novia a salir corriendo, tropezar con su propio vestido y caer cuesta abajo por las escaleras. Rápidamente apagaron las llamas, pero lamentablemente, por los golpes producidos por la caída, la novia falleció rápidamente. La mansión se tiñó de luto y la alegría no volvió a asomar por ese lugar.
Después del entierro, las cosas empeoraron para la familia, como si una maldición hubiera caído sobre ellos. Él esposo se volvió para la capital y no se supo más de él. Una sequía daño el viñedo y toda la cosecha se perdió. Él patriarca de la familia entró en una profunda depresión y se suicidó ahorcándose en la alcoba de su fallecida hija. El hermano se hiso cargo de todo, pero las cosas no quedaron acá. Una peste que mató a casi un tercio de la población acabó con la vida de él también. La única que quedó con vida era la mujer, doña María. Ella se volvió una ermitaña y se aisló hasta perder la cordura. Un par de años después del suceso, unas personas intentaron ingresar a la mansión y desaparecieron.
Algunos dicen que, para tener toda esa fortuna, hicieron algún pacto con el maligno y el mismo se cobró el favor con la vida de la joven. Otros dicen que la madre, en su locura, acabó con todas esas personas que ingresaban al lugar. Cuestión que no se sabe cuando falleció la señora, pues porque nadie se atrevió a ingresar a la mansión para confirmarlo.
1: Anido es el apellido de una guitarrista clásica, pedagoga y compositora argentina llamada María Luisa y apodada como "Mimíta".
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La mansión de los Anídos
HorrorTío y sobrina deciden hacer un viaje para conocer un pueblo de lo más extraño, impulsados por la afición hacia lo paranormal.