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––Tulipanes.

El menor asintió lentamente mirando a su novio, quien solo sonreía. A Gonzalo le encantaban los tulipanes y que su novio lo llene de ese tipo de flores lo deja aún más enamorado.

El menor abrió la puerta del auto dejando que el mayor entre ahí. Andrés rodeó el auto para sentarse en el asiento del conductor y luego ponerse su cinturón de seguridad al igual que el mayor.

Conducio hasta un restaurante que está cerca del mar. El mayor mostraba una sonrisa al ver el hermoso lugar, bajo del auto viendo a su menor que ya estaba a su lado, le tomó la mano e ingresaron al lugar mientras tenían una leve platica.

––¿Reserva?–– Pregunto el recepcionista haciendo que el menor asienta.

––Andrés Saavedra.

El hombre revisó hasta encontrar el nombre y dejarlos pasar llevándolo a su mesa.

Los dos chicos siguieron hablando, Gonzalo sentía una tensión, ya que el menor estaba algo nervioso. Pidieron su comida y comían tranquilamente.

Gonzalo no aguantó más.

––¿Sucede algo? Te ves muy nervioso–– Andrés levantó la vista y solo hizo una pequeña sonrisa.

––Necesito decirte algo.

Oh.

Gonzalo ya estaba pensando lo peor.

¿Le va a terminar?

No, no puede ser posible, ellos se aman, es imposible que él quiera algo como eso.

Lo único que sabe es que si termina con él solamente le quedará llorar y llorar, ya que ama mucho su relación con su menor.

––Bueno, yo...–– Andrés no sabía como continuar, sabía que debía decir, pero en ese momento se le olvidó todo. Su respiración se volvió agitada, asustando al mayor, a la mierda, lo que salga–– Despertarme a tu lado, me llena de energía, me da vida y me hace sentir que cada día puede ser una aventura, sabes que me encantan las pequeñas cosas. Puede que me enojo a diario porque inundes el baño cuando te lavas los dientes, pero, aunque me cueste reconocerlo, me vuelvo loco escuchándote canturrear la última de Beyoncé cuando lo haces. Y esto, lo quiero seguir viendo cada día de mi vida–– Gonzalo río por recordar las veces que Andrés se quejaba de él por inundar el baño–– Puede haber muchas maneras de ser feliz, pero ninguna tan satisfactoria como la felicidad que encuentro a tu lado, tú me has enseñado a vivir cada día como si fuese el último y a no tenerle miedo al soñar con un futuro mejor. Me has ayudado a cambiar mi mundo y a descubrir una realidad alegre y un mundo lleno de colores, el amor no conoce barreras. Se salta obstáculos, se salta vallas, penetra en las paredes para llegar a su destino lleno de esperanza… Mi destino es a tu lado–– El menor suspiro y tomo la mano del mayor para por fin terminar su discurso–– Cuando un pingüino conoce su pareja, lo hace para toda la vida, quiero preguntarte en esta ocasión: ¿Quieres ser mi pingüino?

––¿Me estás pidiendo matrimonio?–– Andrés asintió lentamente haciendo reír al mayor.–– Si quiero ser tu pingüino.

Andrés se levantó acercándose al mayor para abrazarlo y depositar un beso en sus labios.

Oh.

––Olvide los anillos.

Gonzalo se rio para luego negar lentamente.

Gonzalo se rio para luego negar lentamente

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