Thiago Velásquez.
No tenía palabras para decir, solo tenía unos ojos marrones mirándome fijamente de forma amenazadora acompañado de un mal genio, fue inevitable recordar a la chica de ojos celestes y mal carácter que me enamoró, honestamente seguía llorando por las noches cuando pensaba en ella, era por la única mujer que derramaba lágrimas cada noche, y es que su ternura era tan dócil hasta suavizar mi corazón y manipular mis emociones, que con cada aventura que conviví a su lado era la adrenalina que mi corazón necesitaba para continuar latiendo.
Sostuve la carta con lástima, las letras de mi hermano fueron claras y directas, noté como seguramente había descargado todo su sufrimiento en fragmentos, esa frustrante culpa de ser un asesino, pero más que eso, estaba seguro de que aún cargaba con la culpa de enterrar el cadáver ensangrentado de su madre esa noche lluviosa. Tragué grueso recordando la fragancia nauseabunda que emanó el cadáver y parte de la sangre salpicada en mis mejillas.
"Sollozante, Jhoanna estaba derrumbada en el suelo, lloraba, abrazando y protegiendo a hermano menor de la caótica escena. Lágrimas se deslizaban por su maquillado rostro presenciando el cadáver de su madre encharcado en sangre, no le preocupaba del todo su progenitora, más bien, estaba conforme con su muerte, lo que más le preocupaba era el futuro de su familia, en especial el de Brais.
—Brais, ¿Qué haremos?
—Yo me encargaré, puedo descuartizarla y desintegrar el cuerpo en ácido.
Jhoanna le miró con horror, era repugnante imaginar las desagradables formas en las que su hermano planeaba deshacerse del cadáver y peor cuando había sido concebido del mismo.
—¡No! —negó exasperada.
Brais la miró confundido, en cierta manera estaba asustado de que algo peor sucediera, pero, a decir verdad, las cosas no podían empeorar más. Los Velásquez habían condenado su futuro, desde crímenes a juegos sucios y tratos perversos.
—¿No?
—No harás eso con Thiago aquí, no puedes hacerle esto.
Jhoanna continuó abrazándolo mientras apartaba la mirada del pequeño, no quería que viera a su madre en dicha condición, pero lo que ella nunca imaginó era que ese niño al que tanto protegían ya tenía en su memoria el cadáver de esa mujer de por vida".
Muchos luchan por tener grabado un recuerdo por años, tal vez toda su vida si ha de ser posible, sin embargo, otros deseaban extinguir recuerdos que marcaron sus vidas para siempre, como lo fue ese recuerdo para mí.
Tenía en mis manos todo su sufrimiento plasmado en escritos, fue difícil leer como recordaba la muerte la mujer que intento matarme.
Suspiré. No quería seguir atado a la camilla y menos a esa memoria.
—Señor Velásquez, esta noche estará bajo mi supervisión —anunció Lía organizando todas las jeringas y sus dosis. —Para impedir que se mate.
—Pensé que te daba igual vivo o muerto.
—Realmente no me importa si te quieres morir, yo solo cumplo órdenes de esa insoportable niña que les dice a todos que hacer. —Hizo énfasis en la coordinadora, que al parecer no era de mucho agrado tener a una mujer tan joven en un cargo tan competitivo.
Ella continuó poniendo en orden todas las jeringas, mientras expresaba su molestia. Miré las dosis que preparaba para aplicarme, eran mis medicinas y sedantes de esa noche, al tenerlas tan cerca no pude evitar sentirme tentado a inyectármelas todas en una sola aplicación hasta provocarme una sobredosis.
—¿Quieres matarme?
No fue una pregunta como tal, estaba ofreciéndole cortar mi respiración, detener los latidos de mi corazón... Estaba ofreciéndole mi muerte. Entendía no que valía la pena respirar otro día más, estaba desperdiciando mis energías intentando despertar cada mañana con las ansias de huir lejos de ese lugar a los cálidos brazos de ella, donde temía no me recibieran como antes.
—Yo... ¿Matarte? —Frunció el ceño.
Asentí con la cabeza, la miré directo a los ojos buscando la forma de convencerla, pero fue mi intento no resultó. Ella me miró como si lo estuviese analizando palabras, me juzgó con una sencilla mirada de desaprobación y con sus preguntas me hizo entender que se negaba a matarme.
—¿Qué me crees? ¿El ángel de la muerte? ¿Jeffrey Dahmer? ¿John Wayne?
—Puedes aplicarme una sobredosis y todo estaría bien... Yo estaría bien.
Dudó al momento de aplicarme la inyección, pensando en si podía le quedaba tiempo cumplir mi petición. La jeringa que tenía en manos lista para inyectarme no perforó mi piel, retrocedió unos centímetros y pensando en su próximo movimiento habló: —¿Por qué quieres que haga esto?
No hubo mucho que explicar, solo quería morir, prefería estar muerto antes que seguir plasmado en esas sábanas blancas, remoto a medicinas y sedantes.
—No quiero continuar aquí, no más. Desprecio cada segundo de mi vida desde que estoy aquí, me cuesta recordar mucho de mi vida por todos los fármacos que provocan el deterioro de mi memoria, lloro todas las noches deseando ya no sufrir un día más... Incluso, hace poco empecé a rezar.
Su semblante cambió, ya no parecía ser la enfermera que odiaba lo que hacía, mis palabras parecieron tener cierto poder en su decisión. Ella tomó una bocanada de aire, continuaba con la jeringa en sus manos con el poder de suministrar las otras dosis en la misma aplicación e inyectarme, pero en vez de eso, continuó curiosa debatiendo entre hacerlo o no.
—¿Y crees que la muerte te ayudará a conseguir esa paz que tanto necesitas?
No dudé.
—El diablo me haría las cosas más fáciles en el infierno.
—Eres el paciente más necio que tengo.
«Necio».
Sus palabras retumbaron en mi cabeza.
Retrocedió de inmediato para salir de la habitación, me había dejado solo con una jeringa en mi camilla, no sabía si quería que yo mismo me inyectara o que exactamente, mirando el techo, intente descifrar que debía hacer en ese momento, pero de un momento a otro ella regresó. Traía en sus manos un pequeño frasco con una loción transparente y brillante, reconocí inmediatamente de que se trataba.
—¿Preparado? —Cuestionó a su vez empezaba a preparar la dosis—. Esto te matará enseguida.
Notita del autor: ¡Hola amores! 🤍
Los extrañé mucho, este capitulo es en agradecimiento de nuestro primer millón de lecturas en Enamorada Del Peligro.
¡Gracias por todo! 💟
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Enamorado Del Peligro {Libro 2}
Teen FictionEnfermizo, así podía describirme luego de estar atado por años a farmacéuticos que sedaron la peor versión de mí. Caótico, esa palabra expresaba perfectamente lo que había en mi interior y la obsesión que tenía de poseerla para que fuera solo mía. P...