capítulo 9 «Plan»

52 10 6
                                    

Kairi había tomado totalmente el control de esta situación. Noa se lo había pedido personalmente y había dos razones para aquello.

1. Necesitaba que Kairi supiera que él le tenía confianza.

2. Necesitaba asegurarse de que podía seguir siendo así.

A Noa no le importaba si Kairi estuviera totalmente loco, pues Kio también lo estaba, Sian iba por el mismo camino, y el odio y venganza se estaban llevando toda la cordura de Gunwoo.

Así que eso no era realmente un problema. Pero lo sería si Kairi se atrevía a traicionarlos, así que Noa decidió ponerlo en una pequeña prueba.

Ponerlo a cargo de dos agentes de EJAD.

—Namjoon, solo te hice un pequeño corte, deja ya de lloriquear.  —Kairi urgaba dentro del corte que había realizado. Sus dedos se movían de un lado a otro abriendo más la carne del agente.

—¡Estas tan desquiciado Kairi! —gritó furioso, mientras lágrimas salían sin permiso de sus ojos.

El agente Kim trataba de ignorar todo el dolor para poder dejar de llorar y de darle placer al peliblanco. Pero le era imposible.

Podía sentir como los dedos del joven se movían en su hombro, incluso como movía el tendón que pasaba por ahí.

A Kairi no le importaba dañarle el brazo completo, así que no se detuvo a ser más gentil incluso cuando supo que estaba a punto de dañarle un nervio al adulto.

—Sí, lo estoy. —aceptó con facilidad. —Pero déjate de estupideces, tú sabes que esto no es lo mínimo que nos hacen a los distintos en EJAD, si esto me convierte en un desquiciado ¿Ustedes qué son?.

La agente Park ni siquiera quiso pensar en la respuesta. Sabía que Kairi tenía razón. Llevaba años tratando de cambiar el tipo de experimentación y el trato hacia los distintos, pero todos sus esfuerzos siempre terminaban en fracasos, o en alguna advertencia de despido.

—Se lo merecen.

Eso tocó un nervio en Kairi, una herida muy profunda.

Así que con fuerza tomó ambas partes de la abertura de la herida y de la misma forma en la que se toma una camisa para rasgarla lo hizo en el brazo.

La herida creció más, los gritos fueron desgarradores, y el charco de sangre crecía cada vez más.

—¿Nos lo merecemos? —preguntó con serenidad —¿Por qué? Nuestra única diferencia es un gen. Al igual que lo que hace que tu piel sea un poco más oscura que la mía, que tus ojos sean más claros que los míos, es lo único, agente Kim. Un gen que hace que tenga una habilidad especial, que jamás pensé en usar contra nadie, no hasta que ustedes me obligaron.

—¡Su simple existencia amenaza a nuestra civilización!.

—Sabes Hitler pensaba igual de los judíos y de los creyentes, y todos odiamos a Hitler. ¿Cierto?.

—No es lo mismo.

—Es lo mismo.

—Ustedes no lo entenderían, no saben nada de ustedes mismos, de sus orígenes. 

—Aaah, esa historia. Claro un idiota se inventa la más fantasiosa de las historias y solo porque tiene una barba blanca y un medallón te la crees. Entendido. Mira, no tengo ganas de hacer un espectáculo enfrente de ellos, así que por ahora lo dejaremos aquí —Kairi tomó los dos rastreadores e hizo algo para que dejaran de funcionar.

»Cuando llegue el momento, serán de ayuda. Por ahora descansen, y traten de no morir.

Kairi se puso de pie y salió de ahí, con los ocho chicos siguiéndolo.

Kevin había hecho un nuevo laberinto en la tierra, uno más profundo, y más grande. En uno de los múltiples compartimientos habían hecho un lugar para esos dos, y muchos metros lejos de los agentes estaba el lugar donde ellos pasarían el resto de la semana.

—¿Qué harás ahora Kairi? —Noa preguntó realmente intrigado.

—No se supone que esas cosas harán que nos encuentren más rápido. —dijo Kio señalando los rastreadores.

—Kairi puede manipular todo tipo de tecnología, incluida esta. —les contó Leo—, puedo adivinar tu plan amigo mío.

—¿Y cómo resulta? —Kairi preguntó a Leo.

—No lo sé, no he podido ver el resultado —mintió.

—Bueno. ¿Entonces qué harás? —esta vez Gunwoo le preguntó, mientras posicionaba su antebrazo en el hombro del menor, usándolo para arrecostarse.

Kairi reaccionó ante ese inesperado acercamiento, no era que odiara la interacción física humana, no la odiaba de niño, solo que pasar tanto tiempo como un experimento y no como un humano, hacia que todo se sintiera, nuevo.

Ninguna persona en estos últimos años  habia hecho contacto físico con él de buena manera, o eran torturas, o sedantes, o esposas y cadenas.

Nada fuera de eso.

Aunque se sentía agusto con el grupo y con Gunwoo, no pudo sentir grato aquel acercamiento.

Así que lo alejó de inmediato.

—Modificaré algunas cosas para que esté rastreador funcione para nosotros. Después de eso, Sian los controlará y hará que olviden todo lo que haré a continuación.

—¿Y eso sería? —indagó Zero.

—Ingresar de nuevo sus rastreadores, pero en otro lugar. Después de eso los dejaremos libres, y volverán a EJAD, con ese rastreador podremos ver qué camino toman para entrar a las instalaciones.

—Pero si vuelven ahí, yo podría ver todo eso, no hay necesidad de volver a usar los rastreadores. —Noa, no entendía del todo el plan.

—EJAD tiene muchas contraseñas, la mayoría se tienen que decir, al menos las que son de los agentes y comandantes. El rastreador no sólo será eso, uniré también algunos micrófonos. Porque tú puedes ver, oler y sentir, pero no puedes escuchar.

—Y con el dispositivo lo haríamos. Tendríamos una visión como GPS de a dónde van, aparte tendríamos la visión de Noa, que lo vería todo como en primera persona, y también tendremos el bonus de escucharlo todo.  — a On, le parecía un buen plan.

—Exactamente. Leo y yo conocemos EJAD desde adentro, pero con esto podremos ver cómo sería el terreno afuera, las puertas que haya que pasar, cuántos guardias protegen la entrada, todo.

—Tambien podríamos hacer un plano general de las instalaciones. —propuso Kevin.

—Es cierto, y así planear mejor el cómo entrar, y destruirla desde dentro.

Aquello había agrandado la emoción de todos, y sus ganas de luchar también.

Todos se veían motivados.

—Bien hecho, Kairi.

Nueve chicos aparecen. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora