El cine

45 1 0
                                    

El cine estaba a tres manzanas de mi casa, junto al centro comercial. Cogimos su coche y enseguida llegamos al lugar. Como era un martes por la noche, el cine parecía sacado de una película de zombies. Lo bueno era que no había que esperar la cola, así que enseguida estábamos en la sala con las palomitas.

Había escogido Tomorrowland. Tanto ella como yo estábamos enganchados a las películas de ciencia ficción, y esta era una de ellas. Hicimos lo que quisimos durante la película, ya que la sala estaba literalmente vacía.

Cuando salimos ya eran las doce menos cuarto pero no me importaba. Nos fuimos al centro comercial de al lado y nos fuimos a una heladería. Como siempre, yo pedí un granizado de limón y ella un batido de fresa.

- No sé como sigues tomando eso. Pareces una niña pequeña.- le dije. Desde parvulitos, siempre que podía pedía lo mismo, y desde entonces siempre que la veo tomándoselo me la imagino de pequeña. Y la verdad es que no ha cambiado tanto.

- Aquí llego Don Maduro. Que yo sepa la semana pasada te vi jugando con la nintendo a pokemon. ¿Haber quien es el maduro?- me contestó ella. Como siempre, ella encontraba algún argumento contra mí y, como siempre, acertaba.

- Sigo siendo más maduro que tu. Además, a ti te sigue gustando My Little Pony. Que te vi viéndolo ha...

- Bla bla bla.- me cortó ella.- Dejémoslo en empate. Por cierto, ¿te has leído estos libros de "Cazadores de Sombras"?

- No, la verdad es que no he tenido tiempo. Ya sabes que me estoy leyendo "Memorias de una Geisha" que, por cierto, está bastant...-No terminé la frase. A nuestro lado pasó el amor de mi vida. Rubio, con los ojos azules y una sonrisa brillante. Era mayor que yo, unos dos años más o menos. Llevaba una camiseta con un skate dibujado en ella, unos vaqueros y unas gafas de sol atadas a la cintura.

- Mira, mira. El empollón se ha enamorado del mayorcito.- se burlo de mí. Al chocar su voz con mis pensamientos, me sonrojé.

- Calla. Déjame en paz. ¿Cómo que soy yo el único que se le ha quedado mirando?- la empujé en el brazo, sin darme cuenta que casi la tiro de la silla.

- El empollón se ha enfadado.- dijo mientras se levantaba. Pero en cuanto vio mi mirada, supo que estaba enfadado de verdad.- Ay, lo siento. No creía que te iba a poner así. ¿Qué tal si, para compensártelo, le seguimos como un par de acosadores?

- Creo que estoy de acuerdo contigo.- Dije, esta vez riéndome.

Le empezamos a seguir. Primero fue a la tienda de skates para encontrarse con lo que parece ser sus amigos. Después de ir deambulando y charlando, se separó de sus amigos y se fue hacia una tienda a lo lejos. Cuando nos acercamos, pude entender lo que ponía en el letrero. "La petit robe".

- ¿Qué hace un chico como ese en esa tienda?- dijimos al unísono, seguido de una par de carcajadas.

Pero de repente todo mi mundo se desmoronó. De la tienda salió una chica con un par de bolsas entre las manos. Se le acercó y se besaron apasionadamente. Cuando se separaron, pude ver su cara. Y no era la cara que quería ver. Era Tasha.

Esto es un MecheroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora