1

5 1 0
                                    

Como casi cada noche desde hace tres años, Karina limpia las heridas de su novio de la forma más delicada posible, sus grandes ojos miel se concentran en aquello que sus finas manos ejecutan con cuidado.

-Tienes que dejarlo...- su voz es tan solo un fino hilo casi imperceptible si no fuera por el profundo silencio de la noche que ni los grillos se atreven a mancillar. Lo dice como si supiera que no debía hablar de ello, entre dientes, tratando de encerrar las palabras en su boca.

-Sabes que no puedo hacer eso- tras esas ondulaciones graves en el manto del sonido Jackson suspira cansado -Lo necesito, lo necesitamos...- aparta la vista de la joven tratando de retener el impulso de recogerle un largo mechón azabache de su cara detrás de una de las orejas de la chica.

-No- para bruscamente su labor y se levanta de la silla tan fuerte que esta se balancea entre la opción de dramatizar más el momento o dejarlo tranquilo, decidiendose finalmente por quedarse quieta en su sitio -No lo sé, no lo entiendo- baja un poco la mirada para evitar aquellos ojos marrones que de repente la miran tan profundamente y se fija en el tatuaje que su pareja tiene cerca del hombro derecho, analizando cada línea de aquel círculo y la palabra "suerte" en chino que reina el centro de este.

-¿Como pretendes seguir pagando esto?- el chico alza la mano para tratar de abarcar el lugar -Karina, he vivido en la calle y no quiero volver a pasar por eso- habla serio y sus palabras se manchan con algo de enfado pero trata de mantenerse calmado en todo momento respirando profundamente.

-Prefiero que mi techo sea el puente más cercano a que un día termines muerto entre mis brazos, Wang- piensa dos veces como dirigirse a él para hacer más o menos seria la conversación y la forma en que finalmente pronuncia su apellido hace que él se tense.

-Eso no sucederá- tras una pausa se levanta de la silla y le da la espalda a la pequeña chica para no ver sus ojos llenos de una mezcla entre enfado y tristeza -Yeom- no sabe por que lo dice de esa forma como si usar su apellido fuera una especie de insulto, pero por orgullo no retira nada y se queda observando la pared atentamente.

-Si sigues creyendo eso, es que eres un iluso. Y si sigues así no seré yo quien vuelva a curar tus heridas. No- suelta la última negativa como algo definitivo y se marcha de la estancia con pasos fuertes y firmes aunque al borde del llanto. Deja caer todo su peso en la cama y analiza el techo sumergida en su mente, los pensamientos de su novio muerto en una pelea no tardan en aparecer formandole un nudo en el estómago y la única forma que encuentra para hacer que se vayan es dándose una ducha fría. Bajo el agua deja que todos esos intrusos que rondan su cabeza se diluyan junto al jabón y tras un buen rato gastando agua sin ningún tipo de propósito sale del baño envuelta en una toalla. En la habitación conjunta Jackson le espera dando vueltas de un lado a otro, impaciente.

-Karina... Amor- hacía semanas que no le oía decir aquello y su reacción lo demuestra, poniendola alerta. No sabe que vendrá después y asustarse por aquél apodo después de cuatro años de relación le duele a los dos, ¿En que momento se había estropeado todo tanto? -Sabes que te quiero ¿Cierto?- él joven, mucho más alto que ella e imponente, con unos ojos llenos de experiencias, más oscuras de lo que querría admitir, da un paso adelante -Es más, sabes que te amo ¿Cierto?- se acerca más a ella, insitente y ella musita una especie de afirmación.

-Jackson, yo también te amo, lo he hecho siempre- él llega por fin a escasos centímetros de su novia y acaricia su cabello mojado cariñosamente -Es por eso que me duele tanto lo que haces- ella es incapaz de observar las definidas facciones del chico y una vez más lee y relee la palabra "suerte" marcada para siempre en aquella piel imperfecta por las cicatrices resultantes de las peleas clandestinas constantes durante años.

-Lo sé, pero no puedo dejarlo- agarra la barbilla de Karina y alza su cabeza con la esperanza de que sus ojos conecten.

-¿Tan importante es el dinero para ti?- ella se zafa del agarre y se separa todo lo que puede de él para coger ropa cómoda y dirigirse de nuevo al cuarto de baño a cambiarse; dejando al chico con la palabra en la boca.

Él se pega a la puerta en la que ella se ha quedado apoyada una vez cerrada, para que pueda oírle sin problema.

-No es por el dinero. Quiero darte una vida mejor, pero primero tengo deudas que saldar- ella no puede evitar la confusión, según conversaciones anteriores en aquella relación, Jackson ya había pagado todo lo que debía -No hablo de deudas monetarias Karina... Debo pagar por mi pasado

-No tienes que dar la vida por ello- refuta ella y al ver que no recibe respuesta se cambia con rapidez. Abre por fin la puerta y descubre a su novio abatido en el suelo respirando con dificultad.

-No... No estés tan segura- aquellas palabras tan solo traen recuerdos amargos a la mente del joven, recuerdos de los que jamás va a deshacerse, recuerdos de una vida en la que fue capaz de cualquier cosa con tal de subsistir, recuerdos por los que no se perdonaría nunca.

Ella debate entre consolarle o sencillamente sentarse a su lado en silencio a sabiendas de que cualquier cosa que pueda decir no servirá para mucho, la experiencia vota por la segunda opción, pero el amor, el cariño y todos los buenos momentos con él ganan la discusión, insistiendo una vez más en que de alguna manera ella lograría cambiarlo. Se sienta a su lado, en el suelo frío y roto, roto como la vida de aquellos chicos y de la gran mayoría de personas que vivían en aquella ciudad maldita y corrupta.

-No digas eso, no es cierto, tu pasado no es el más limpio que existe, pero no puedes torturarte por siempre- habla en el desconocimiento ya que Jackson nunca habla de aquello que no le deja ser feliz. Tan solo sabe de pequeñas pinceladas que él le ha dejado descubrir poco a poco a lo largo de los años, y a pesar de que se muere de curiosidad nunca se ha atrevido a indagar demasiado. Por evitar hacerle daño a él, pero más por el miedo de lo terrible de sus acciones; ella estaba claramente enamorada del chico al que conoció al salir del orfanato hace cinco años, pero lo que él fuera anteriormente a eso era toda una incógnita difícil de resolver, probablemente imposible.

-No sabes nada Karina, no puedes opinar- los sollozos hacen que sus palabras sean difíciles de descifrar. Ella le envuelve entre sus brazos y besa su oscuro cabello.

-Pues...- vacila unos segundos antes de seguir y finalmente prosigue -Iluminame Jackson. Hablame de lo que pasó amor, quizás así pueda entenderte- todo el cuerpo de Wang se tensa y queda duro como una piedra, de repente no solloza, no respira. De nuevo el silencio reina en la sala y no hay nada que se aventure a interrumpirlo.

-No puedo, me odiarías- por fin se mueve y niega una y otra vez con la cabeza. Aquel chico alto, fuerte, majestuoso, que inspiraba tanto miedo en las calles del territorio en el que reinaba; se había convertido en algo tan frágil que Karina sentía que si ejercia demasiada presión en un abrazo se romperia entre sus manos.

-Eso es inviable, no soy capaz de odiarte, eres mi vida entera, y nada de lo que me digas cambiará todo lo que siento por ti.

-No puedo arriesgarme... No puedo perderte, eres todo lo que tengo, sin ti estoy perdido- tiene la cabeza hundida en el pecho de su novia y su voz queda amortizada por la tela de la ropa

-No me vas a perder, tan solo, ayudame a entenderte- deja que se lo piense durante segundos que parecen horas y la única respuesta que consigue es un suspiro afligido

-Hoy no- dice al fin, se separa de ella y le mira quitandose 13 años de encima y siendo un niño de 10 inocente y asustado al que acababan de echar de casa dejando su vida a la suerte de las calles -Puede que mañana, ahora solo quiero dormir, por favor- ella acaba aceptando y una noche más no discuten más, se funden en un tierno abrazo en la cama que comparten y se dejan mecer por Morfeo hasta el día siguiente.

Ringside (Choi San)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora