8 | Primera parte

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Jason conducía en dirección al departamento de Sally por petición de Percy. Después de lo sucedido en la bodega, todos los agentes secretos involucrados en la redada debían desaparecer del ojo público.

Mientras el coche avanzaba, los tres iban en silencio. A través del espejo del retrovisor, Percy observaba a Annabeth, ella seguía inmóvil en su asiento y aunque parecía estar mirando el exterior, su mirada estaba perdida. Él sabía que estaba en shock, habían sido horas llenas de ansiedad y miedo, pero sobre todo verlo acabar con la vida de Chrisaor frente a ella había sido demasiado duro.

—Annabeth... ¿Estás bien?

Ante su pregunta ella giró su atención al frente, pronto sus miradas se conectaron a través del retrovisor y él pudo ver por completo su rostro, el golpe en su mejilla comenzaba a volverse de un tono intenso.

—Ese tipo amenazó con matar a Noah, estuvo a punto de matarnos. —Una sonrisa extraña apareció en su rostro—. Iba a abusar de mí... y tú lo mataste... Sí, Percy, estoy mejor que nunca.

Algo dolió en el pecho de Percy al escuchar el sarcasmo en la voz de Annabeth. Pero también entendía lo que estaba sintiendo.

—Annabeth...

—¿Por qué ese tipo nos secuestró? —Annabeth lo interrumpió para luego mirar a Jason, quien permanecía en silencio—, ¿qué tienes que ver con él?

—Annabeth yo...

—¿Quiero la verdad?

De nuevo se hizo el silencio mientras la mirada de Percy se concentraba al frente. Su mente era un caos mientras trataba de encontrar las palabras correctas, pero no había nada que pudiera decirle para suavizar el hecho de que llevaba años mintiéndole.

—No soy piloto, nunca lo he sido —fue lo primero que dijo—. En realidad soy agente de la CIA.

—¿Qué? —Annabeth murmuró bajito. Ella ya había escuchado a Chrisaor llamarlo agente, pero no había querido pensar en eso—. O sea que todos estos años juntos han sido construidos sobre una mentira... ¿Por qué me mentiste? ¿Acaso no confías en mí?

—Annabeth, claro que confió en ti. Pondría mi vida en tus manos sin pensarlo, pero yo no quería que mis decisiones pusieran a nadie que me importe en riesgo, por eso cuando comencé en esto le inventé a mi madre que era piloto y cuando te conocí decidí que tampoco te iba a involucrar en este mundo... Es demasiado peligroso, entiende que yo solo trataba de mantenerlas a salvo.

Annabeth se quedó en silencio procesando lo que él acababa de decirle y por un segundo quiso olvidarlo todo, olvidar que él le había mentido, después de todo él había hecho todo por protegerla. Pero entonces recordó cómo fue que había terminado involucrada en todo ese desastre.

—¿Por qué me llevaste a la agencia? —ella preguntó en dirección a Jason—. Debiste saber perfectamente que yo soy la esposa de Percy y que no tengo nada que ver con Luke.

Jason se tensó ante la pregunta, pero antes de que pudiera decir algo, Percy respondió por él.

—Yo le pedí que lo hiciera.

—¡¿Por qué hiciste eso?! No te imaginas el susto que me dieron.

—Lo hice porque me estaba muriendo de celos por culpa de ese tipo con el que saliste.

—O sea que todo ese interrogatorio fue por eso —ella alzó ligeramente la voz—. ¿De verdad pensaste que yo te estaba engañando con él? —Annabeth sonrió con ironía—. Quiero que te quede algo muy claro. Nunca en todos estos años me ha pasado por la cabeza la idea de estar con otro hombre que no seas tú... No puedo creer que dudes de mí solo porque acepte ir a tomar un café con un compañero del trabajo —su ceño se frunció con duda—. Espera, ¿cómo sabes que salí con él?

Operación clasificadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora