9 | Primera parte

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Habían pasado horas desde que Annabeth y Percy habían llegado al departamento de Sally y para este punto Annabeth ya se encontraba en su propio hogar.

—¿Te duele mucho mami? —Noah le preguntó mientras colocaba su pequeña manita sobre la mejilla morada de Annabeth.

—Solo un poquito.

—Te voy a dar un beshito para que ya no te duela —el pequeño murmuro antes de dejarle un pequeño beso sobre la mejilla de su madre. Annabeth sonrió.

—Gracias bebé. Ahora ya no me duele.

—Es que mis beshistos son mágicos —Noah sonrió tiernamente—... ¿Mami?

—Dime pececito —Ella le dijo al ver la duda plasmada en el tierno rostro de Noah.

—¿Papi y tú también se cayeron de la resbaladilla como yo? —Noah preguntó recordando como días atrás se había caído de una resbaladilla y se había hecho un pequeño hematoma en la pierna.

—Sí... también nos caímos —Annabeth le respondió para darle una respuesta, dado que Noah era terriblemente curioso, cosa que había heredado de ella y por lo que siempre quería tener una respuesta.

Después de eso, ambos se quedaron en silencio hasta que Noah volvió a mirar a su madre.

—¿Por qué le pegaste a papi? —Noah le preguntó—. ¿Papi hizo algo malo?

—Bueno, él hizo algo que me molestó mucho y por eso yo estaba muy enojada... Aun así no estuvo bien lo que hice, yo no debí haberle pegado.

—¿Entonces papi está con la abuela porque está enojado contigo?

—No, pero él tenía que hablar con tu abuela y nosotros tenemos que pensar.

—¿Qué tienen que pensar mamí?

—Emm —Annabeth no sabía qué decir—. Pues tenemos que pensar en cómo vamos a solucionar las cosas para no enojarnos.

—Papi hace así cuando está enojado —Noah murmuró frunciendo el ceño haciendo un puchero que más que terrorífico a Annabeth le pareció super tierno.

—Sí.

—Mami, ¿cuándo se va a ir papi?

—No lo sé —Annabeth le acarició el cabello—, pero supongo que pronto... él siempre se va pronto.

Después de eso Noah se quedó en silencio mientras Annabeth lo arrullaba, pronto el pequeño niño sucumbió al sueño. Una media hora después, Annabeth dejó el cuarto de Noah, al salir se encontró con Percy, quien acababa de llegar. Él lucía mejor ahora que se había atendido los golpes y heridas.

Por un segundo ninguno de los dos dijo nada, simplemente se limitaron a mirarse hasta que Percy rompió el silencio.

—Tenemos que hablar.

—Sí —ella respondió para su sorpresa. Él esperaba tener que rogarle para que lo dejara hablar, así que su respuesta tan tranquila lo desconcertó.

Annabeth avanzó hasta la sala y él la siguió en silencio hasta que ella se detuvo y se giró hacia él.

—Lo siento.

—¿Lo sientes? —él preguntó sin entender el motivo de su disculpa.

—Lo siento por la bofetada, no debí reaccionar así.

Percy sonrió.

—Supongo que me lo merecía... Me dejé llevar por mi impulsividad y te puse en riesgo —él dio un paso hacia ella y deslizó sus nudillos con suavidad por su mejilla lastimada—. Créeme que no me lo voy a perdonar... Pero, ¿tú podrás hacerlo?

—Percy, estuve pensando mucho en todo lo que ocurrió —ella respondió apartando su mano de su rostro— y llegue a la conclusión de que lo mejor que podemos hacer es divorciarnos.

—¡¿Qué?! No estás hablando en serio.

—Te aseguro que hablo muy en serio.

—No Annabeth, tú y yo no podemos divorciarnos. Yo te amo y tú me amas a mí.

—El amor no siempre es suficiente —Annabeth pronunció mirándolo a los ojos.

Percy se revolvió el cabello. Su expresión denotaba su desesperación.

—Annabeth, tienes que entenderme. Si te mentí sobre ser un agente fue porque no quería ponerte en peligro...

—Lo sé, y lo entiendo —ella lo interrumpió—. Esa no es la razón por la que quiero que nos divorciemos.

—¿Entonces cuál es el motivo? ¿Ya no me amas? —su ceño se frunció y sus ojos se volvieron como un mar tormentoso—. ¿O es por qué te gusta Luke?

Una sonrisa incrédula apareció en el rostro de Annabeth.

—Luke no tiene nada que ver en esto. La razón por la que me quiero divorciar es porque tú no confías en mí y acabas de darme la razón... y la verdad es que después de todo esto yo ya no confió en ti.

—Annabeth...

—No Percy. Ninguno de los dos confía en el otro y así no podemos seguir... Además, nuestro matrimonio ya estaba fracturándose y yo ya no puedo ni quiero seguir así... Solo míranos, somos como dos extraños, apenas y nos hemos visto un par de veces en el último año, casi nunca llamas y cuando yo te llamo nunca me contestas.

—Annabeth yo no quiero separarme de ti. Te amo...

—Yo también te amo Percy, pero eso ya no es suficiente... Quiero el divorcio, y es mi última palabra.

FIN DE LA PRIMERA PARTE.

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