2

227 12 27
                                    

—¿Crees que está pensando cómo escapar? —murmuró un guardia, aterrorizado.

—Claro que no. Está pensando en si debe matarnos primero o ser benevolente —contestó su compañero de turno, también susurrando.

Era de noche. Muchos de los presos dormían en sus incómodas y heladas celdas. Pero el hombre de la cicatriz no. Observaba el mismo punto desde hace horas. Sus ojos estaban perdidos en la cámara, cosa que tenía aterrados a los guardiacárceles que lo vigilaban. Tenía ambas manos unidas, como si estuviese reteniendo sus ganas de asesinarlos a todos, el cuello con las venas marcadas como si al apretar la quijada retuviera de alguna forma su sed de sangre. Y esa mirada sumamente seria... Sus ojos celestes levemente fruncidos bajo las pobladas cejas rubias. Y lo peor, la intimidante marca de un ataque anterior deformando la mitad de su rostro. Seguramente la criatura que lo había causado no había sobrevivido para jactarse de ello—. Va a matarme, pero de miedo ¿Por qué teníamos que arrestarlo?

—Órdenes son órdenes. ¿Sabías que esa marca se la hizo un monstruo nivel dios cuando apenas era un novato? —insistió de nuevo el que había hablado al segundo.

—¿Cual monstruo? —No sabía ni para qué preguntaba. Le temblaban las rodillas de solo pensarlo...

—Nadie sabe. Lo más seguro es que lo haya derrotado de un solo golpe.

—¿Y si nadie lo sabe, cómo estás tan seguro? —insistió el que tiritaba de terror.

—¡No seas inepto! ¿¡No ves que es obvio?! ¡Es King! El hombre más fuerte del mundo... ¡Ah tengo tantas ganas de preguntarle cómo es su historia! —soñó—. Cómo consiguió esa cicatriz ¿¡Te imaginas si nos cuenta el gran secreto!?

—¿Y... y por qué no se lo preguntas y ya? —contestó el otro, aun temblequeando como gelatina.

—¿¡Estás loco!? ¡No debes hablarle al gran King cuando tiene esa mirada!, ¡podría matarte! Su mente, divaga en asuntos que no podemos comprender... Tal vez está peleando cósmicamente con una criatura de otra dimensión. De una dimensión psíquica...

«Demonios... ¿por qué siempre me pasan estas cosas?» pensaba el preso. Había ido a conversar con un desconocido que le había prometido una actualización especial para Doki Doki Sisters, pero la policía lo interceptó—. ¡Es King! ¿¡Acaso estás haciendo actividades heroicas?! ¡Eso es totalmente ilegal ahora señor! Voy a tener que pedirle que venga conmigo... —le dijo.

—No sé de qué hablan. Solo estaba yendo a hacer una compra —contestó él con voz gruesa.

Su metro ochenta y pico de altura había espantado al policía, pero al verse rodeado de personas este continuó—. ¿Entonces por qué usa el traje de héroe? —King jamás había tenido un traje de héroe. Esto era muy estúpido. Solo era su sudadera azul... Las personas estaban asustadas, King quiso quejarse de que esto era un malentendido, pero el policía valientemente le cerró una esposa en la muñeca y agregó—: No hagamos un escándalo, señor King. Arreglemos esto en la comisaría.

Cada vez que intento quejarse lo llamaron prepotente; cuando aceptaba mansamente sin resistirse murmuraban que era magnánimo y genial. Ahora King estaba encerrado en una cárcel hecha "especialmente para héroes"; capas y capas gruesas de concreto y hierro por paredes; ninguna abertura al exterior. Su única conexión con el mundo allá afuera eran los ductos que dejaban pasar el aire rancio y caliente del desierto. «Señor Saitama ¿dónde estás?» se preguntaba. Pero seguro Saitama tendría que pagar una fianza para sacarlo de manera legal, y sabía que su amigo siempre andaba escaso de recursos. Antes hubiese llamado a la Asociación, pero ¿quién lo ayudaría ahora? No había nada que hacer. Y pensaba «Si reconozco ante todos que soy un fraude, ¿me dejarán ir?»

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 24, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

One shots de OPMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora