Empezando por el final

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...Lo que había estado esperando durante las últimas noches, por fin estaba al alcance de mi mano. Me quemaba el cuerpo ese deseo: sentirlo dentro de mí.

- ¡Hazme tuyo!- le susurré.

Fue más un ruego que un susurro. Y él sonrió triunfal. Yo había perdido ese juego maldito que él había inventado aquella noche de nuestro primer beso.
Y ya no me importaba perder. Sólo me importaba él...

¡Hazme tuyo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora