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"Vienen por mí..."

Aquel pensamiento hizo que mis pasos se aceleraran. No podía arriesgarme. Quizás sólo fuera una broma de mal gusto. Pero con aquella pandilla nunca se podía estar seguro.

Molestaban a todos y por cualquier razón: al gordo, al delgado, al de nariz grande, al nerd, al desgarbado, al pobre...y a mí... Porque, aparentemente, yo poseía varias de esas características, lo que me hacía ser el blanco preferido de sus burlas.

   No muy delgado, más bien rellenito, bajo, desgarbado, con una nariz no muy perfecta, un poco nerd...y con un condimento extra: muy gay... Y era esa condición de gay lo que aparentemente les molestaba más.

"Vienen por mí".

Aceleré el paso a través de los pasillos oscuros. Esa noche dormiría en cualquier otro lugar, menos en mi dormitorio. Era viernes, casi medianoche. Mi compañero de dormitorio se había ido a pasar el fin de semana a su casa, junto a su familia. Yo no podía. Mi padre estaba de viaje de negocios, como siempre. El recuerdo de la muerte de mi madre volvió a estrujarme el corazón.

Podría cerrar la puerta con llave. Pero sabía que si ellos se proponían entrar, lo harían de todas maneras.

"Vienen por mí."

Aquel pensamiento me impedía pensar en algo más. Ni siquiera estaba prestando atención a dónde me estaban llevando mis pasos. Me di cuenta que había estado subiendo y bajando escaleras al azar. Me detuve frente a un ventanal del tercer piso.

Se veía poco a través de él. El patio circular de la vieja abadía, abadía que ahora era un exclusivo colegio para pupilos, lucía desierto y fantasmal, apenas iluminado por la luz de una Luna Llena que trataba de colarse por entre densas nubes de tormenta.

En un arrebato, pensé en salir y dormir allí, agazapado detrás de la enorme fuerte o cobijado en algún cantero de piedra caliza. Dudé... Sabía que el gélido invierno haría estragos en mí. Si pasaba la noche a la intemperie. Iba a seguir subiendo y bajando escaleras cuando la vi...

Una sombra, con la débil luz de un celular iluminando sus pasos largos, atravesó raudo el patio circular y se perdió detrás de una ligustrina de madreselvas. Había pasado rápido pero yo logré ver su uniforme. Era distinto al nuestro. Era uno de los alumnos de intercambio que acababan de llegar desde el Sur, hacía un par de días.

Algo de todo aquello me atrajo. No sé si fue simple curiosidad, o pensándolo ahora quizás fuera predestinación...porque mi decisión de seguirlo aquella noche...cambiaría mi vida para siempre...

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