capitulo 1

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Mis ojos se abrieron, una tenue brisa cálida y un rayo de sol pegaba por las paredes y atravesaba las ventanas

Estaba a la mitad de mis vacaciones y mi tiempo para elegir una carrera que seguramente definiría mi futuro y también si viviría debajo de un puente como mis padres solían decirme, se acababa. El tik tak de las manesillas y ver pasar los días cada vez mas cortos y noches más largas, en los cuales me pasaba pensando o cubriendo a mís compañeros de trabajo horas extras, ¿que sentido tenía todo?, ¿que sentido tenía la vida para mí?

Solté un leve suspiro y me levanté de la cama para alistarme un día más para el trabajo, era cansado tener que fingir una sonrisa por "atención al cliente" afortunadamente me salia natural tener que hacerlo, no es como si antes no lo hubiese echo y no es como si ahora no puediera hacerlo.

Mi mirada se centro en mis zapatos, como si ellos me dieran una respuesta a la pregunta que rondaba todo el día en mi cabeza, me los puse y seguido me cambié a la ropa de trabajo que normalmente era una camisa con corbata y un pantalón negro formal, tome las lleves y una pequeña mochila que solía llevar al instituto, al salir del departamento me encontré a una agencia de mudanzas al lado, al parecer ya habían rentado ese apartamento y se mudarian pronto, no le di tanta importancia y seguí con mi rutina, baje por las escaleras y caminé hacia el trabajo, no quedaba muy lejos por lo que me era fácil ir caminando. Era domingo por lo que las personas recurrian más las cafeterías para salir con sus amigos o simplemente tomar algo para mantenerse despiertos los que tenían trabajo en oficinas. Abrí la puerta y vi a uno de mis compañeros ir de un lado a otro con charolas llenas de tazas de café y postres dulces, rápidamente me puse la bata de trabajo que contenía el nombre del local y me puse a trabajar.

Paso toda la mañana de la misma manera, personas apuradas que querían su café al instante y si no lo tenían podían llegar a casi matarte y otras las cuales les daba igual pero dejaban buena propina, hasta que llegó la tarde y la gente dejo de llegar a mares, solía recargarme sobre la barra donde cobraban, viendo a la gente pasar fuera, a veces me preguntaba cómo será su vida, como la interpretarán o como almenos seguir vivo por tantos años significara para ellos, no es como si yo mismo no me lo preguntara pero... después de tanto tiempo me parecio una tontería, casi era vivir para trabajar, vivir para estudiar, vivir para cualquier otra cosa que me dijeran menos para sentirme vivo.
El turno de mi compañero había acabado hace unas horas así que estaba completamente solo hasta que llegara la cajera del turno de la noche, mi mente dibago por un momento hasta que oí la campana de la puerta, era un cliente al parecer estaba bastante cansado, este se sentó en una mesa y dirigió su vista a mi esperando a que me acercara

-hola! Buenas tardes mi nombre es Alexis ¿Cómo le podría ayudar hoy?

Dije dejando la carta del menú en su mesa con una sonrisa brillante que casi llenaba de confianza, este hombre me sonrió de vuelta dejando la cara larga y examinando la carta can atención

-um yo...no conozco mucho aquí, ¿tu... podrías servirme algo que a ti te guste?

Mi mirada cambio a una confundida, normalmente las personas venían con algo claro de lo que querían pedir, me quedé pensando un poco

-¿Algo que a mí me guste? Ammm no estoy muy seguro de lo que pueda ser, ¿está seguro que no tiene algo en especial que quiera pedir no se quizás...café negro que es algo fuerte o algo más suave como un capuchino, algo...?

Aquel chico de acento británico y lentes redondos nego con la cabeza, me veía contra la espada y la pared, había pasado algo parecido antes y casi terminaron despidiendome porqué no le gustó el café al cliente, asentí y fui directo a la cafetera, le prepare un café con leche, ¿era algo que quizás le gustaría?, era casi el equilibrio de lo dulce con lo amargo, mientras lo hacía volteaba ocasionalmente a verlo el cual solo se dedicaba a ver hacia afuera como yo lo hacía antes de atenderlo, dedique nuevamente mi atención al café y verti espuma, algo que muy comúnmente hacían para los cafés era ponerles la espuma en forma de corazón como "una buena presentación", tome el café y se lo lleve en la charola, lo deje sobre la mesa y sonrei nerviosamente esperando que solo le gustara

-ammm si nesecitas algo más puedes llamarme y estaré encantado de atenderlo

Hago una pequeña reverencia abrazando la charola para después irme detrás de la barra a esperar mientras lo veía de reojo, el miro el café unos minutos, me miró y sonrió de manera dulce antes de tomarlo, no notaba ningún signo de desagrado en su cara, después de todo si no le gustaba el café no era mi culpa, ¿Verdad?
Después de 30 minutos de sufrimiento interno por no saber lo que pensaba hizo referencia a qué me acercara

-Me podrías dar la cuenta?

Tenía una sonrisa amplia en su boca y un tono de voz amable, cálido y simpático

-oh si...claro!

Deje el pedazo de papel en su mesa con una pluma para que firmara que había pagado, recogí su taza dejándolo solo un momento y cuando regrese solo lo ví crusando la puerta, inmediatamente revise que no se haya ido sin pagar, debajo de los sobres de azúcar se encontraba la paga en euros, en realidad la cantidad era el cuatruple de la cuenta real y entre los billetes un pequeño papel azul cielo...






¿Qué más nesecitas de mi...?[quackbur]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora