La Fiesta II

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—Estás pálida, ¿te sientes bien?

—Sí, sólo necesito un poco de aire.

Tae hizo amago de acompañarme a fuera, pero Jin le dijo que me acompañaría él, para ponernos al día de tantos años sin vernos, y su primo menor aceptó de mala gana.

Jin tomó mi mano de manera cortés, como si me estuviese sacando a bailar en una gala, y me condujo al patio.

—¿Estás segura de que quieres salir? Tienes las manos heladas.

—Sí, necesito salir un momento. —Caminé aprisa hacia el patio nuevamente.

—Cualquiera que te viera pensaría que viste un fantasma —dijo sonriendo.

—Más o menos —dije de manera irónica.

Mi corazón latía más fuerte de lo habitual.

—¿Así que soy un fantasma en tu vida? —no dejaba de sonreír divertido.
—Eres un mal recuerdo.

Llegamos a una glorieta en medio del jardín, que se adentraba en una pequeña laguna artificial con peces koi.

Hice por retirar mi mano de la suya, pero antes de soltarme dejó un suave beso en el revés de mi mano.

—Al menos has madurado, ahora te comportas como un caballero.

—Ouch... Eso me dolió.

—Lo siento, no quise ser grosera, discúlpame —me sentí mal por atacarlo cuando él estaba siendo amable conmigo.

Me apoyé en la barandilla para observar mejor a los peces—. Tu casa es hermosa.

—¡Tú eres hermosa!

Lo miré para ver si se burlaba de mí, pero me encontré con sus ojos serenos y una sonrisa afable en su rostro. Estaba apoyado en la barandilla de espaldas al estanque, se veía bien, endemoniadamente bien.

—Ya me siento mejor, volvamos. —Su comentario me había puesto nerviosa, y quería alejarme de él.

Giré sobre mis pies para regresar por donde habíamos venido, pero me tomó suavemente del brazo. Giré a mirarlo.

—Por favor, no le rompas el corazón.

—No sé de qué hablas —aunque me hacía una idea.

—Tae me dijo que invitaría a una compañera del trabajo que le gusta mucho, nunca me imaginé que serías tú.

— ¿Y por qué crees que le rompería el corazón?

—Porque ambos sabemos que tú estás enamorada de mí —dijo y sonrió con descaro.

Le devolví una mirada furiosa y zafé mi brazo de su agarre.

—Veo que me equivoqué contigo, no has madurado nada, sigues siendo el mismo engreído de siempre.

Regresé a paso veloz a la sala, donde me esperaba Taehyung, con quien podía tener una charla mucho más entretenida.

Tae hablaba, pero yo realmente no podía concentrarme en lo que decía.

No se me quitaban de la cabeza las palabras del egocéntrico agasajado, mientras lo veía divertirse y charlar con todos sus invitados, especialmente con las del sexo opuesto.

¿Por qué diablos él pensaba que yo estaba enamorada de él? ¿O lo habría dicho solo para molestarme?

Yo bebía una tras otra copa de champagne, mientras trataba de encontrar respuestas.

Cada vez que lo miraba él me estaba viendo también o se giraba a mirarme como si sintiera que lo observaba. A veces me sonreía, o me cerraba un ojo, o elevaba su copa brindando en la distancia.

Yo con una mirada furibunda intentaba decirle cuánto lo odiaba, pero él parecía no notarlo, y aunque trataba de no volver a mirarlo, como un imán, mis ojos iban hacia él.

Me di cuenta de que había tomado de más cuando intenté pararme para ir al sanitario y todo me dio vueltas, por lo que le pedí a Tae que me pida un taxi para marcharme.

Él se ofreció a acompañarme, pero agradecí su gentil oferta convenciéndolo de que debía quedarse en la fiesta de su primo. Ya le había arruinado sus planes con mi mal humor y mi exceso de alcohol para encima privarlo de la fiesta. Así que me despedí y salí a esperar por el vehículo.

Cuando llegó me subí con un poco de dificultad, y mientras le daba la dirección al chofer, por el otro lado subió Seokjin.

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¡Te odio Kim Seokjin! - KSJDonde viven las historias. Descúbrelo ahora