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Narra X
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"Auch!!" Se quedó el más bajo, el alcohol hacía que sus heridas escociesen demasiado, prácticamente Reborn llevaba media hora intentando curar las heridas de Auron con un algodón y alcohol, pero se le hacía tarea difícil ya que no se paraba de quejar a cada rato, o separándose cuando le escocia de sobremanera, asta la idea de atarlo en la camilla había llegado a ser una opción en su mente, pero seguramente el chico no se dejaría por nada atar, y no iba a arriesgar su hermoso rostro, seguramente le partiría una ceja el cabron.

"Quédate quieto coño!! Que no voy a terminar en la vida si te sigues moviendo como un inbecil!" Le hecho en cara, el menor agaxho la cabeza, suspiro, estaba demasiado sensible, todo comentario le entristecia y le afectaba, así que tenía siempre que utilizar palabras suaves y bonitas para calmarlo. "Muñeca, deja de moverte por favor, no me gusta verte mal herido"

Acaricio sus mofletes con delicadeza, se estaba volviendo adicto a tocar la suave piel del chico, era como la porcelana más cara del mercado, Auron levantó su vista, chocando miradas con el más alto, y pudo ver aquella sonrisa juguetona asomarse por sus labios, no lo admitiría, pero había hechado de menos aquella sonrisa, era hermosa, como todo de él.

"Perdon..." Dijo suave, entendio eso como paso libre a seguir curando las heridas que faltaban.

Con un poco de pesar y alguna queja de más, por fin todas las heridas habían sido desinfectadas y tapadas, lo malo es que el cuerpo del menor estaba adolorido, no podía ni mover los brazos de los golpes, cosa que Reborn ya sospechaba desde hacía ya rato, tendría que buscar otra manera de llevar al chico asta su casa.

"Como piensas volver?" Inquirio el trajeado, el chico enfrenté suya solo se quedó pensativo, mirando al suelo con curiosidad.

"Podría llamar a Perxas... el tiene coche, o por lo menos sus padres tienen..." Dijo con pesadez, no le agradaba la idea de llamarlo, ya que seguramente se preocuparía demasiado, o mismamente se podría meter en algún lío innecesario, no quería meterlo en problemas, pero tampoco le quedaba otra opción.

"No te entusiasma demasiado la idea por lo que veo..." Contesto Reborn mientras guardaba las gasas y el Alcohol, el tono desanimado del chico le dio una idea de lo que siente, ya conseguía saber solo con su tono de voz asta cuando tenía ganas de cagar de tanto que lo conocía, bastante preocupante.

"Es que... se que Perxas cuando se entere de lo que me ha pasado ira a pegarles una tunda a esos chicos..." Dijo Auron cabizbajo, recibiendo una mirada cuestionable de Reborn "No me malinterpretes, ojalá les peguen una paliza y se vayan al hospital de cabeza, pero lo que no quiero es que se meta en líos, ya tiene un gran expediente por estos casos..."

Reborn se sentó a su lado, y lo atrajo hacia él, proporcionándole caricias por las espalda, entendía lo que le estaba diciendo Auron, el pelirrojo siempre que al otaku le pegan o algo, siempre se terminaba metiendo en líos por defenderle.

"Es entendible, pero eso no quita el hecho de que no sabemos como llevarte a casa, ya que no vas a poder caminar tanto en ese estado" Le fue sincero, por un lado podían llamar a Perxita, pero que se metiera en un lío no era de su agrado, por otro lado... no había otro lado realmente, se quedan sin opciones.

Una idea cruzó su mente, miro al menor, tampoco pesaba mucho.

"Podría llevarte a caballito" Dijo simplemente, Auron levantó la mirada, chocando miradas, y sonrío, aquel Reborn de hacía unas semanas había vuelto, el que lo trataba genial y se preocupaba por él tanto que vigilaba asta que comiera todas sus comidas, aquel Reborn del que se estaba enamorando perdidamente.

"Pero... es mucho camino, no quiero molestarte" Agachó la cabeza, algo avergonzado, no quería que el más alto viese su rostro rojizo por sus palabras, tampoco quería ser una carga.

"Tu nunca me molestas, adoro estar a tu lado..." Siguio proporcionándole caricias por toda la espalda, siempre eran las mismas palabras con Auron, y le dolía que el chico no parase de verse como un estorbo, ya que no lo era, ahora mismo era su más preciado ser, y su dolor también era suyo, podía sentir cuando sufría.

"Gracias..." Dijo simplemente, tampoco hacían falta palabras, se entendían mutuamente, y sabía que solo querían descansar.

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750 palabras
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Algo más corto de lo normal, pasen buen día.

𝑫𝒆𝒍 𝑶𝒅𝒊𝒐 𝑨𝒍 𝑨𝒎𝒐𝒓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora