Uno.

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Era la segunda vez en el día que su cara se encontraba con el inodoro y dejaba salir casi todas sus entrañas en el. Había pasado media hora desde la última vez que había vomitado y tenía el sentimiento de que lo haría más veces al día.

— ¿Te encuentras bien, Deku-kun? — la voz de Ochako (oh dios, ella merecía el cielo) se filtró por el baño con un tono de preocupación.

Haciendo una cara de asco Izuku descargo el inodoro y se levantó con piernas temblorosas, luchando por mantener un semblante lejano a “me siento como una mierda”, Midoriya abrió la puerta. — C-creo que algo me pasa, me siento muy mal.

Ladeando la cabeza, Uraraka arrugó el entrecejo. — ¿Algo te pasa?

— Si, y- — la oración nunca fue terminada porque la nariz de Midoriya captó el olor de Uraraka, haciéndolo darse la vuelta y volver a sacar sus entrañas por su boca.

Apresuradamente la castaña tomó el bolso de su amigo y se acercó para darle caricias en su espalda solo para notar las feromonas que expelía.

— Deku... —dijo la chica ayudando a que el chico volviera a sus pies, su tono de preocupación hizo que la mirada de su amigo fuera de inmediato a ella. — Creo que debemos ir a la farmacia.

Arreglando su abrigo y el del verde, Uraraka lo tomo de la mano sonriéndole con cariño a lo que Izuku le miró confuso. Dando vuelta por uno de los mil pasillos de la gran U.A, un olor captó la atención de Ochako. Con pánico trato de llevar el camino hacia otra dirección, dando la vuelta sobre sus talones y casi mandando a volar a Midoriya con la fuerza de su agarre, pero fue en vano pues las pisadas del alfa rubio se escucharon detrás de sus espaldas.

— ¡Ey! — grito la voz del rubio, Uraraka cerró los ojos pidiendo paciencia a los dioses mientras Izuku daba la vuelta, con una sonrisa gigante y el semblante más colorido. — Deku, no huyas de mí.

— ¡Kacchan, no es así! — el verde dijo con rapidez, rascando la parte trasera de su cuello el olor de Midoriya envolvió a los presentes con el dulzor en su apogeo. — Lo siento, es que hoy no me encuentro muy bien. — su mano acaricio su estómago en acto de reflejo, las cejas de Uraraka se elevaron con sorpresa.

Entonces tengo razón, susurró la castaña a sus adentros.

La mirada rojiza de Katsuki fue guiada por la mano y sus ojos se abrieron un poco más de lo debido, tratando de inhalar más el aroma del omega y saber que pasaba por puro instinto, el alfa se inclinó más hacia el. El pánico en Uraraka volvió y cogiendo la mano del omega, la chica empezó a caminar rápidamente.

— ¡Lo sentimos, Bakugou, pero llegamos tarde! — la chica se disculpó rápidamente mientras las puertas del ascensor se cerraban. 

[....]

Con dos líneas en la prueba de embarazo y el alma saliendo de su cuerpo, Izuku solo pudo decir:

— Tenemos un problema.

From the bottom of my broken heart. [ ktdk] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora