#3 - Ayuda

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Ayuda... Solo lo estoy ayudando... Se repetía el mayor en su cabeza para tratar de hacer que la culpa por el estarse aprovechando de su lindo vecino se fuera de una maldita vez.

Ahh... Dios... ¿Cómo puede ser tan bello?... Se encontraba contemplando el cuerpo desnudo del pelinegro, cuando se topó con los ojos suplicantes del menor se acercó para continuar con su beso, bajando una de sus manos a la erección de este, haciendo que este comenzara a jadear en el beso los cuales eran acallados por la lengua del mayor, con su mano restante comenzó a jugar con su entrada, la cual estaba sumamente húmeda.

Al sentir como el mayor introducía uno de sus dedos automáticamente se había vuelto un mar de gemidos, pero no era suficiente, paso sus brazos por el cuello del mayor hundiendo su rostro en sus hombros pidiendo más, haciendo que el castaño comenzara a sonreír introduciendo un segundo dedo estirándolos para poder aflojar su entrada de manera adecuada.

Después de estar estimulando por un par de minutos logro hacer que el menor se viniera relajándose en el proceso, el mayor se estiro tomando una caja de condones que guardaba en uno de los cajones cercanos a su cama, se lo coloco y se acercó a la entrada del menor.

- "Rápido... Minho hyung... rapid-agh" El menor se detuvo en un segundo al sentir la fuerte estocada que le proporciono.

- "Lo siento, Han... quería ser cuidadoso, pero ya no puedo esperar, eres demasiado bello... que yo solo... quiero hacer un desastre de ti..." Decía el mayor mientras comenzaba a moverse dentro de él, aumentando cada vez más el ritmo de las estocadas provocando que el menor se sujetara de sus hombros, no podía dejar de emitir gemidos que antes los oídos del castaño eran una hermosa melodía, mientras lo observaba jadeante no podía dejar de sonreír.

Estaba pasando, en verdad, ahí estaba ese lindo chico debajo de él, era un mar de gemidos gracias a él, por fin, ¿cuánto había sido... 2... 3 años? No importa, ya no le interesaba cuanto tiempo había estado completamente enamorado de él, por fin estaban juntos, nunca imagino que fuera así, pero no iba a dejar pasar la oportunidad, después de hoy iba a tener mucho tiempo para sentirse la peor persona del mundo, pero este momento no, solamente iba a seguir... ayudando a su bello Hannie.

Después de un rato más terminaron, ambos, juntos esta vez, quedando satisfechos, Minho volvió acercarse a Han, dejando tiernos besos por todo su rostro haciendo que soltara pequeñas risas, cuando sus labios estaban por volverse a unir un grito los detuvo a ambos.

- "¡Han, regrese!

Mierda... Fue lo único que salió de ambos chicos que comenzaron a cambiarse de manera desesperada, cuando Minho se levantó para ir a la puerta escucho un fuerte ruido detrás, estaba el pelinegro tirado en el suelo.

- "A-amm... Minho... yo no siento mis piernas..." Le susurro, haciendo que el castaño lo levantara y lo regresara a la cama.

- "Han, necesito que te recuestes y te quedes quieto, como si estuvieras dormido, ¿entendido?"

- "P-pero yo..."

- "¿Entendido?" Dijo Minho haciendo que menor automáticamente se quedara cayado cubriéndose con las sabanas limpias que le había dado.

Salió de la habitación encontrándose con Felix que iba saliendo de su cuarto.

- "Hyung... No sabía que estabas aquí... necesito encontrar a Hannie"

- "Esta aquí"

- "¿Q-que?" Entro el rubio a la habitación viendo a su amigo recostado, se calmó por un segundo... hasta que recordó que se encontraba durmiendo en el cuarto de su hyung, un alfa.

- "Por favor... dime que no le hiciste nada..." Se voltio con una mirada entre molesta pero al mismo tiempo parecía que iba a llorar en cualquier momento, haciendo que el pecho de Minho comenzara a dolor... ahí estaba... la culpa, había hecho mal.

Justo cuando el mayor iba a confesar, Han hablo.

- "Lix... ¿te largaste hasta la otra parte del mundo a buscar las malditas pastillas?"

Ambos se sorprendieron al escuchar la voz de Han, pero el rubio corrió hacia el comenzando a sollozar.

- "Perdóname, Hannie, fui corriendo la más rápido que pude, pero cuando llegue había demasiada gente, puedes creer que había un anciano que no encontraba la receta por ningún lado y cuando lo hizo el farmacéutico no había encontrado el medicamento con el mismo nombre, así que le dio unos que dijo que eran iguales, pero de diferente laboratorio así que el anciano no sabía cuál era mejor y desp-" Decía el rubio entre sollozos hasta que el pelinegro cubrió su boca.

- "Esta bien, Lix, tranquilo, me siento mejor... Minho... me ayudo" Sonrió el pelinegro mientras observaba como el mayor comenzaba a sonrojarse de una manera exagerada, se ve tan lindo... pensó el pelinegro.

- "¿Enserio? ¿Cómo? ¿Te dio un supresor?"

- "Sip, justo eso, así que todo está mejor"

- "Ya veo... significa que ya no me necesitas..." Dijo el rubio con un tono triste, pero sonriendo.

- "¿Qué? No, no, no, por supuesto que te necesito, a ti y a los supresores por favor... ammm... Minho, ¿podrías darnos un momento a solas?"

- "¡Ah!, sí, claro... iré a preparar algo de comer..."

Salió de la habitación totalmente confundió, no sabía qué hacer, que decir, como iba actuar, sentía la culpa tan grande que no podía respirar de manera adecuada, pero no se arrepentía y sentía que Han tampoco, así que intentaba calmase, pero no podía, su cabeza era un completo lio. No se percató que habían pasado varios minutos hasta que escucho la voz de Felix, mientras esta venia bajando las escaleras junto a su preciado Han.

- "Hyung, acompañare a Hannie a su casa hace un rato vi que su madre ya estaba en casa, así que para que este mas cómodo lo llevare ahí"

- "Esta bien..." Cuando hizo contacto visual con el pelinegro este le sonrió de una manera coqueta haciendo que volviera a sonrojarse aparando la mirada.

- "Gracias por haberme ayudado hoy, Minho, nos vemos" Grito el menor desde la puerta cerrándola de un portazo, haciendo que el mayor se sobresaltara por el ruido.

Dios... Han Jisung... ¿Qué me hiciste?... Se repetía esa frase en la cabeza del mayor una y otra vez.

"Fuera de la norma" - [MINSUNG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora