siete

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... Tenía que ser una broma, sí definitivamente tenía que serlo.

Antes de que alguno de los que recién habían entrado, dijeran algo o sucediera algo más, el líder de Bonten ya los estaba corriendo con  una severa mirada.

—¿Quien, maldita sea, les ha dicho que entren? —podía entenderlo del de ojos azules, pero no de los otros dos.

Para ese entonces Eliah estaba recogiendo su chaqueta para ponersela de nuevo, tiembla en el proceso, porque está enfrentadose de lleno a una situación que antes nunca se había imaginado.

¡Sal de ahí, huye!

Su cabeza grita, pero ella no puede moverse, sabe cómo salir, pero también tiene en cuenta de que la van a seguir, suspira y piensa que la mejor idea es detener al enardecido Manjiro Sano que está a punto de matar a alguien aunque sea con la mirada.

—Basta, no tiene caso, Mikey cálmate. —en ese instante se ve bajo el escrutinio de todos los presentes y es cuando lo reconoce, se ve exactamente igual a...

Ese hombre.

Solo habían ciertos rasgos diferentes, y por supuesto el cambio de color en el cabello, pero podría reconocerlo muy fácilmente, había pasado tanto tiempo con él en su vida antes de su fallecimiento.

O al menos eso era lo que había dicho su madre. 

—Igual, no hay mucho más que debas saber, debo irme, estoy cansada. —siguió tratando de ignorar que probablemente ese tipo de ahí era uno de sus medios hermanos. 

Porque si, Eliah sabia que tenia dos hermanos, provenientes el matrimonio de su padre, uno que se había visto afectado por la entrada de su madre en la vida de ese hombre, y si, Eliah era el fruto de una infidelidad la cual su madre nunca intentó ocultarlo y siempre fue sincera con ella.

Entonces y como se habían desencadenado la serie de eventos, Eliah imaginaba que aquel tipo podría odiarla, así que evitar al mínimo, algun contacto o que se diera cuenta era lo mejor.

Por otro lado Mikey suspira derrotado, sabe que ya no tiene otra excusa para retenerla ahí, no puede amenazarla con nada, porque no se atrevería a hacerlo, por muy hijo de puta que fuera ahora, no tenía la capacidad de usar sus métodos coercitivos con Eliah, mucho menos después de lo que ella le había relatado. 

—Al menos permite que te llevemos a tu casa. —Eliah nego. 

—Me iré por mi cuenta. —dijo reacia a ir con alguno de los presente en un mismo auto, no lo soportaria, recogió la prenda que no se había puesto, su bolso y soltó un pequeño suspiro.

Ahora había otro problema, no tenía celular, asi que tendria que comprar otro y buscar un nuevo trabajo, estaba claro que no volvería a ese bar, y no había caído en cuenta, hasta ese momento, de que tampoco podría volver a su departamento, maldecía la hora en la que terminó enrollada con todo aquello, una noche le bastó.

¡Solo una! 

No podía volver a esa casa, según por Mitsuya supo que después de la muerte de su madre, había sido cerrada y vendida más tarde, suspiró, vaya problema.

Observó a los presentes, uno estaba desconcertado, como si hubiera algo que no entendiera, otro la miraba compasivo con algo de lastima, el tercero solo tenía el ceño fruncido como si algo de repente le hubiera enfurecido de sobre manera.

Mikey por su parte tenía cara de hacer un berrinche en cualquier momento, ah, por supuesto que reconocería esa expresión de quien era uno de sus casi hermanos jurados. 

4 AM | Baji Keisuke.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora