Era mediodía y los planes de disfrutar al aire libre se vieron interrumpidos. JiaBao decidió preparar el almuerzo mientras Yang se encontraba sin nada que hacer dentro de la casa. Decidieron salir junto con MingRui para jugar un poco y, de paso, ShuYang practicaría antes de la prueba de aleteo.
Los ladridos de Gou resonaban fuertemente mientras corría en círculos alrededor de la casa junto a Ren, espantando ocasionalmente a algunas aves y ardillas. El niño reía y, de vez en cuando, se tomaba un breve descanso, ya que se agotaba rápidamente y apenas tenía energía para jugar.
— ¡Vamos ShuYang! ¡Vamos! —Sonrió el perro mientras corría adelante—
— No... No puedo más, estoy muy cansado, MingRui —Dijo débilmente el humano, deteniendo su paso—
El sudor caía de su frente y sus pulmones se llenaban desesperadamente de aire. Podía sentir el latido de su corazón en su garganta y su visión se nublaba ligeramente.
Pasaron unos segundos y no recibió respuesta de su amigo. Notó que MingRui ya no estaba a su lado, aparentemente el pequeño perro había seguido corriendo fuera de la casa, como lo había hecho unas vueltas atrás.
Ren decidió sentarse y esperar allí hasta que su cuerpo se recuperara por completo. El silencio llenó su mente por completo y la voz en su cabeza habló: "¡Practiquemos! Tenemos que volar". Lo animaba, y ShuYang le hizo caso
Poniéndose de puntillas, extendió sus manos y cerró los ojos, repitiendo la frase "puedo volar" una y otra vez, moviendo frenéticamente sus brazos como si fueran alas...
Bueno, eso no funcionaba. ¿Sería porque no llevaba puestas las alas que había hecho junto a JiaBao? Claro que sí.
Abrió los ojos y lo primero que vio frente a él fue al pez, con la cabeza asomada fuera del agua. Esto puso un poco nervioso al niño.
¿Tenía algo en la cara? ¿Quería algo? ¿Por qué lo miraba así? La aleta de ZeYu se extendió en el aire y hizo un gesto para indicarle que se acercara a la laguna. Un poco desconfiado, ShuYang caminó hacia la casa de los vecinos, hacia la laguna.
ZeYu parecía muy serio y Ren no entendía por qué.
— Tienes que irte de aquí —ordenó el pez, desconcertando al niño humano—
— Sé que no te caigo bien, pero no tienes que ser tan malo conmigo.
— No seas tonto, niño —se molestó ZeYu, su rostro mostraba preocupación y enojo a la vez— No perteneces aquí, debes volver a tu casa.
Ren quedó mudo ante las palabras del pez. El pequeño no sabía qué hacer o decir. ¿Por qué quería que se fuera? ¿No podía quedarse allí con sus amigos? ¿Pasaba algo?
— Corre, niño, corre —susurró Yu, asustando un poco al humano—
ZeYu se mostraba insistente, no apartaba la mirada de él esperando que le hiciera caso esta vez. El incómodo silencio hizo que Ren se sintiera aún más desconcertado, sin embargo, se sobresaltó al ver la expresión inquietante en el rostro del pez azul. Su respiración se volvió pesada y su cuerpo temblaba ligeramente. Ren giró para ver qué era lo que provocaba tal reacción.
Y a lo lejos, los ojos del pardo acecharon desde la ventana de la casa.
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Una sensación de pesadez invadió el pequeño niño solitario, quien se obligó a quedarse quieto sin hacer ningún ruido. Observaba la sombra que se asomaba por una franja de luz que se filtraba por debajo de la puerta. Con las manos frías, las colocó sobre sus labios partidos para intentar calentar sus dedos morados. Los pasos se acercaban cada vez más, no solo lo sabía por el sonido, sino también por las sombras que se proyectaban en la pared.
La puerta chirrió y la luz inundó la habitación, revelando la figura que se acercaba.
Los pasos se acercaron...
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ShuYang se sobresaltó entre las frazadas cuando MingRui se le tiró encima con la intención de despertarlo.
— Arriba, dormilón, HanYu hizo panqueques con miel —anunció el cachorro, moviendo su cola inquieto— ¡Ven! Se van a enfriar, ShuYang.
— Ya voy —se sentó con pereza y se frotó los ojos con los nudillos—
Poco a poco, Ren se levantó de su cómoda cama y fue directo al baño a lavarse la cara. Por suerte, Gou lo dejó en paz en el baño, supusó que el lindo can se fue al comedor.
Pero...
Cuando terminó de hacer su rutina diaria, su mirada fue desviada hacia el perro, que se encontraba a un lado de la puerta con la mirada perdida en la nada. La seria mirada del perrito le generó cierta incomodidad. ¿Qué le pasaba?
— Em... —ese breve sonido hizo que Gou sonriera nuevamente— ¿Vamos al comedor? —preguntó sin saber qué más decir—
MingRui saltó contento y caminó directamente hacia el lugar que mencionó el humano. Todos estaban allí esperándolo con una gran sonrisa: JiaBao, XinLong y ZiHao.
De la mesa emanaba el aroma delicioso del desayuno, con unos girasoles sonrientes como adorno. Todo se veía colorido y alegre, sin embargo, algo llamó la atención del niño.
Todos los panqueques se veían exquisitos y muy apetitosos, pero lo que más le intrigó a Ren fue el plato de XinLong. Tenía una forma peculiar, una que no podía ubicar en su mente, pero sabía que ya lo había visto antes.
— El panqueque de XinLong se ve extraño —comentó el pequeño, captando la atención de sus amigos—
— Oh, eso... —dijo el felino tembloroso— Bueno, es una nueva receta, por eso se ve así.
— Genial —sonrió el humano— ¿Y de qué es?
— Es de pescado —interrumpió JiaBao con una sonrisa de oreja a oreja— Pero dejemos los ingredientes para después, la comida se va a enfriar.
ShuYang asintió con la cabeza y tomó su tenedor, listo para comer. Los cubiertos sonaban contra los platos y se escuchaba el sonido de masticación de los presentes.
El castañito levantó la mirada hacia su amigo enfrente de él. XinLong tenía una sonrisa forzada, de punta a punta, y sus enormes ojos reflejaban desesperación. Observaba el panqueque deforme mientras las gotas de sudor caían de su frente. Una pregunta cruzó por la mente de Ren: "¿Por qué no come?".
— Sí, XinLong. ¿Por qué no comes? -preguntó el pardo mientras observaba al felino.
•••
Las cortas piernas del niño corrían a toda velocidad hacia la laguna. El pequeño castaño recientemente se había separado de sus amigos, quienes decidieron tomar un descanso para retomar el aleteo.
Una vez cerca del agua cristalina, se arrodilló sobre la húmeda tierra y esperó pacientemente a que ZeYu emergerá de las profundidades. El pez solía saber cuando alguien se acercaba a su hogar.
— ZeYu~ —susurró el niño, extrañado por su ausencia—
El silencio continuó y ni una burbuja salía a la superficie del lago. ¿Dónde se habría ido ZeYu?
Ren comenzó a sentir una ligera inquietud mientras miraba el agua tranquila. Decidió llamarlo una vez más, esta vez con un poco más de fuerza en su voz.
— ZeYu, ¿dónde estás? ¿Por qué no respondes? —preguntó con cierta ansiedad—
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𝗚𝗔𝗥𝗗𝗘𝗡 𝗢𝗙 𝗗𝗥𝗘𝗔𝗠 RSY
HorrorGarden of dream ShuYang ama jugar en el hermoso jardín, por los días y por las noches, sin embargo, por una extraña razón su nariz no percibe aquél aroma dulce de las flores que tanto le habla su gran amigo. ✶ › Terror . Fantasía ﹗ ✶ › No se...