ShuYang estaba confundido y ya no sabía si tenía los ojos cerrados o si la oscuridad era tan intensa que le daba esa sensación. Se preguntaba si estaría enfermo, ya que su pecho se sentía extraño y le preocupaba. Eran sentimientos complicados que el niño no podía expresar claramente.
JiaBao siempre había estado a su lado, siendo su mejor amigo. Habían compartido risas, comidas y juegos juntos, pero algo no estaba bien, a pesar de ello, ShuYang no quería aceptarlo. JiaBao era el mejor oso que podría tener, ¿por qué debería pensar algo diferente de él?
Solo el hecho de reflexionar le provocaba dolor de cabeza. Estaba cansado y decidió que lo mejor sería dormir, pero justo cuando estaba decidido en conciliar el sueño, escuchó un choque metálico que lo hizo cambiar de planes. Se dio cuenta de que el sonido provenía de la cocina y, al voltear hacia la puerta, una franja de luz llamó su atención.
Decidido, ShuYang se quitó la sábana y sus pies descalzos tocaron el suelo de la habitación. Caminó sigilosamente, acercándose a la puerta para investigar y apoyó su cabeza en el grueso material de la puerta logrando escuchar pisadas, varias pisadas. No era solo un ser allí, eran dos. Uno caminaba de forma normal, pero el otro parecía inquieto.
— HanYu, puedo explicarlo, solo fue un error —tembló la voz del gato, retrocediendo todo lo que podía de la imponente figura—
— ¿Un error? —cuestionó el Pardo con dureza, dando un paso más hacia adelante—
•••
— ¡Vamos, ShuYang! ¡Lo estás logrando! —animó el pato desde el suelo, alentando al niño mientras volaba con sus alas improvisadas, aunque no tan alto como esperaba—
— ShuYang, lo estás haciendo muy bien —sonrió el pato con alegría— Seguro que a XinLong le encantará ver esto!
— ¿Dónde está XinLong? —preguntó Yang, algo despistado pero feliz—
— YangYang, XinLong debe estar por ahí, ocupado haciendo cosas de gatos. Ya lo llamaremos en otro momento —dijo JiaBao, desviando la conversación colocando su mano peluda sobre la linda y frágil cabeza del pato— Qiqi, ahora que no estás ocupada, ve al sótano un momento —Sonrió— seguramente Long está ahí tratando de atrapar algún ratón, llámalo...
El poco inteligente pero alegre ZiHao asintió con su cabeza dispuesto a buscar al felino.
Sin embargo, así como las nueve vidas de un gato pueden ser acabadas por un evil monstruo, las risas de aquel alegre emplumado amigo pueden ser silenciadas por un eterno anochecer.
•••
Ya habían pasado dos días desde que ZiHao se fue de viaje a la casa de sus amigos patos, fue algo inesperado para ShuYang, ni siquiera se despidió. HanYu le dijo que no debería sentirse mal por eso y que debía enfocarse en su objetivo, volar.
—Yo... —MingRui, que llevaba rato comportándose de manera extraña, interrumpió— Voy a dar un paseo.
— Yo también quiero ir —sonrió el niño, provocando una agitación en la respiración del cachorro—
— No, ShuYang. Debes hacer caso a JiaBao. Estás muy cerca de volar. No te rindas —buscó las mejores palabras para persuadir al humano de que no lo siguiera—
— Eso es verdad, YangYang. Sigamos adelante, MingRui puede seguirnos más tarde —dijo el Pardo, ajustando sus alas de cartón—
Sin más que decir, Gou salió torpemente corriendo del lugar, parecía estar apresurado, lo cual llamó mucho la atención del pequeño humano.
— Bueno, ¿en qué íbamos, ShuYang? —preguntó JiaBao, resplandeciendo con una sonrisa—
— ¡Volar! —exclamó el niño, emocionado por sus grandes avances en el proyecto. No faltaba mucho para que él también pudiera volar como las abejas—
— ¡Muy bien! Pero, ¿dónde están tus alas? No podemos volar si no las tienes, ShuYang —el osó buscó a su alrededor con la mirada—
— Creo que las dejé cerca de las flores.
— Entonces ve a buscarlas.
ShuYang asintió con la cabeza y se dirigió hacia el otro lado de la casa. A medida que se acercaba, sus ojos se encontraron con una figura misteriosa asomándose por el borde de la pared. Detuvo su caminata y observó a aquel ser, una silueta sin ojos, boca ni nariz, simplemente sin rostro. Parecía una enorme sombra.
La silueta desapareció ante sus ojos, pero su mano permaneció sobre el borde de la pared, arrastrándose con lentitud al borde hasta que no quedó rastro alguno. Yang no sabía qué era esa cosa, así que decidió investigar por su cuenta.
Con cuidado, se acercó al otro lado de la casa, asomando su cabeza y manos en la misma posición en la que había visto a la misteriosa figura.
Pero ya no había nada. El ser había desaparecido. Confundido, el niño caminó hacia las flores, donde había dejado sus alas de cartón, tal como le había dicho a JiaBao.
Tomó los tirantes y se colocó las alas correctamente en la espalda, sin embargo, su mente seguía inquieta por lo que presenció segundos atrás. Volvió a mirar el camino que había recorrido y se llevó una sorpresa.
Un par de ojos lo miraban fijamente desde la distancia muy cercana a su ser, acelerando su corazón, una sensación desagradable invadió su pecho y notó que su frente sudaba. ¿Qué hacía él aquí? ¿Qué quería?
La rana lo observó en un incomodó e inquietante silencio, en cuánto a él, quien ni siquiera podía gritar, se preguntó: ¿Cómo podía escapar de esa situación?
Aunque mucho tiempo no pasase, ésos segundos desesperaron a ShuYang. Estaba paralizado, sintiendo la respiración de la rana chocar contra él. ¿Desde cuándo las ranas eran tan grandes?
La rana se erguía sobre dos patas, siendo un poco más alto que él, y su mirada penetrante era igual de aterradora que la de un pez muerto y ni hablar del desagradable olor que desprendía. Ren sentía ganas de vomitar, era repugnante y tremendamente asfixiante la propia presencia del visitante, como el aroma de las ramas pálidas de aserrín gris.
"ShuYang~"
Logró oír al pequeño. ¡Era JiaBao! Su salvación.
El niño se sintió agradecido, finalmente alguien vendría a rescatarlo. La enorme rana se inclinó hacia un lado de su rostro, sin apartar sus ojos de él. La perturbadora respiración del animal hizo que se le llenaran los ojos de lágrimas. El intruso abrió sus gruesos labios dispuesto a hablar.
— Corre.
Ordenó de manera seca. Y cuando menos se lo esperaba, otro llamado de JiaBao logró movilizar al castaño, dando un pasó atrás. Su mirada perdida captó de reojo la aparición de su amigo.
— ShuYang, ¿por qué tardas? —preguntó preocupado el oso mientras se acercaba—
— Yo... —El niño se percató de algo, ¿a dónde se había ido?— Pero la rana..
— ¿El vecino? —cuestionó el mayor, tomando su mano— ¿Qué pasó con el vecino?
ShuYang no sabía qué responder, ver cómo la rana desapareció de repente con un parpadeo le pareció extraño. También la figura misteriosa, tal vez solo fue su imaginación.
— Nada —sonrió— Pensé que el vecino estaba entre tus flores y resultó ser una roca —mintió con la intención de dejar atrás el tema y regresar al otro lado del patio— Sabes que los vecinos me asustan. Perdón por tardar.
— Oh, pobre ShuYang, ven, deja esos malos recuerdos atrás, vamos a jugar, ¿sí?
Con gusto, el pequeño aceptó. Aunque el vecino le inquietaba, decidió ignorarlo, no era cómodo para un niño de cinco años tener ese tipo de recuerdo, debía jugar para sentirse mejor...
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𝗚𝗔𝗥𝗗𝗘𝗡 𝗢𝗙 𝗗𝗥𝗘𝗔𝗠 RSY
TerrorGarden of dream ShuYang ama jugar en el hermoso jardín, por los días y por las noches, sin embargo, por una extraña razón su nariz no percibe aquél aroma dulce de las flores que tanto le habla su gran amigo. ✶ › Terror . Fantasía ﹗ ✶ › No se...