Christopher
—Es solo un desmayo—me asegura el doctor—. Ella estará bien cuando se levante, Coronel; dele un tiempo para que descanse
—Puede irse—asiento y me hace el debido saludo antes de retirarse
Me encamino a la cama y me siento junto a Kiara acariciando su cabello rubio mientras respiro profundo un par de veces.
No es la primera vez que esto pasa, cuando la muerte de nuestro hijo aún era reciente, estos ataques solían ser usuales, pero hace mucho que no la veía tener uno. No recordaba lo aterrador que era.
Joder, cada vez que esto pasa siento como si la vida me estuviera arrebatando a Kiara, como si se empeñara en decirme "no la mereces".
Esta vez, fue mi jodida culpa. Sé cuanto detesta Kiara el hecho de que la mantenga en la ignorancia sobre Antoni, pero ella parece no comprender el terror que me da que ese bastardo hijo de puta le toque un solo cabello.
Solo por ser mía, él le daría el peor de los tratos.
La historia de la muerte de nuestro hijo fue desgarradora para ambos, pero lo fue mucho más para ella.
Ella acababa de amamantarlo y había cruzado el pasillo a nuestra habitación en busca de algo cuando alguien la atacó por detrás.
Ella forcejeó al punto de obtener heridas que duraron semanas, pero esta persona le disparó en el abdomen dejándola débil antes de salir y encerrarla, para luego dirigirse a la habitación de nuestro hijo.
Una vez allí, le inyectaron el veneno, ese veneno que quemó su piel y músculos de una manera dolorosa, deformando completamente su cuerpo y dándole un sufrimiento agonizante.
Y por supuesto, Kiara estaba del otro lado del pasillo, intentando salir de nuestra habitación desesperadamente mientras escuchaba el desgarrador llanto de dolor de nuestro hijo.
Una hora y quince minutos
Una hora y quince minutos fue lo que me tomó llegar a nuestra casa. El tiempo suficiente para que nuestro hijo estuviera muerto y ella ya estuviera inconsciente en el piso de nuestra habitación desangrándose.
Sus uñas estaban completamente destrozadas, sus nudillos también, y tenía algunos dedos fracturados, todo esto por intentar abrir la puerta de la habitación y ayudar a Christian.
Su muerte no solo nos trajo dolor, sino una furia incontrolable que la hizo dejarme para ir en busca de cada persona del bajo mundo que había hecho una amenaza contra nuestro hijo.
Cada uno de ellos. Todos asesinados a sangre fría de maneras escalofriantes. Despellejados vivos, extremidades cortadas mientras estaban conscientes, cloro y ácido inyectado en sus venas, algunos incluso enterrados vivos en un ataúd lleno de serpientes.
Ella se desahogó asesinando, yo lo hice en el Mortal Cage, y solo nos queda una persona a la que eliminar. Antoni.
El culpable de la muerte de nuestro hijo, el mismo que ha buscado a Kiara durante años porque su familia tiene una deuda con él, una deuda de la que ella no sabe.
La madre de Kiara debía casarse con Antoni, y de negarse, su descendiente debía hacerlo.
Halima huyó, se casó y tuvo a Kiara. Pero nada de eso borró la deuda. Kiara debía casarse con Antoni, y cuando él lo supo, me lo dijo.
Esa fue la principal razón para irme de esa jodida mansión. Ese hijo de puta estaba loco si creía que lo dejaría poner un puto dedo sobre mi mujer.
Ya tomó la vida de mi hijo y va a pagar por ello, lo juré, pero por ningún jodido motivo voy a permitir que le haga algo a Kiara, y si eso significa mantenerla alejada de todo lo que tenga que ver con Antoni, entonces bien.
—Christopher—Marie entra a la habitación y ruedo los ojos—. Sé que no es el momento, pero tenemos que hablar.
—Habla y vete.
—¿En serio le pediste matrimonio?—cuestiona y aprieto la mandíbula—. Ella no es la mujer para ti, Christopher, entiendo que ella haya sido tu novia durante años pero ahora...
—Pero ahora es mi prometida—la interrumpo —, y será mi esposa—me levanto y me acerco a ella—. Será mejor que tengas cuidado, Marie, porque no voy a permitir faltas de respeto.
—Estás cometiendo un grave error.
—No lo hago, y si fuera así, no es tu problema—mascullo—. Vete, y dile a Miranda que prepare el plato favorito de Kiara para cuando se despierte.
Le doy la espalda y vuelvo a la cama junto a Kiara, escuchando la puerta cerrarse mientras acaricio el cabello de mi mujer.
Ella se remueve y abre un poco los ojos antes de tomar mi mano y dejar un beso antes de darme una pequeña sonrisa que me hace suspirar aliviado.
—¿Te sientes bien?—me pregunta y bufo antes de inclinarme a besar su frente
—¿Yo? ¿Cómo te sientes tú? Me asustaste—ella se deshace de las sábanas y sube a mi regazo escondiendo su cabeza en mi cuello—. ¿Estás bien, Malika?
—Lo siento—murmura mientras acaricio su espalda—. No era mi intención hacerte sentir culpable, pero me enoja que quieras hacer eso, yo no soy una muñeca de cristal a la que debes cuidar...
—Eres mi mujer, Malika—tomo su rostro y dejo un casto beso en sus labios—. Fuiste mi mejor amiga, mi novia, ahora mi prometida y próximamente mi esposa—aparto un mechón de cabello que pongo tras su oreja—. Mi posición se mantiene, tenlo claro.
Ella me mira a los ojos un par de segundos y muerde su labio antes de asentir.
—Con permiso—se levanta de mi regazo y maldigo viéndola entrar al baño y cerrar con llave.
Carajo.

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Destined [Christopher Morgan]
FanfictionElla es como un dios, todos se inclinan ante ella para venerarla. Él es una bestia, todos se inclinan para pedir clemencia Ambos hechos para poner el mundo a sus pies; destinados a estar juntos sin importar las piedras en el camino.