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— ¿Qué? ¡Suéltame imbecil! — Reprochó el rubio, bajo los brazos y el cuerpo del Cenizo.

¡¿Que putas esta pasando contigo, SungHoon?! Pensó. pálido y asustado por el comportamiento del Cenizo.

Sunghoon no contestó. Ni-Ki observó hacia arriba, pero no pudo ver los ojos del Cenizo ya que su cabello empapado de sudor estaba entre ellos. Parecía.. dormido.

Esto asusto más al rubio.

— Sunghoon.. — habló moviendo los brazos del contrario. Pero este no respondió. Siguió en esa misma posición, sobre él y con su rostro perdido. — Sunghoon, ya.. muévete. — De un movimiento repentino, las manos de Sunghoon aprisionaban a las de Ni-ki, arrastrándolas sobre su cabeza y impidiéndole flexionarlas tanto. Levantó su rostro, hasta dejarlo por fin frente al de
Ni-Ki. Sus ojos estaban oscuros, y su melena se ceñía a su frente.

— Atrévete a decir una vez más mi nombre. — Su voz era grave y ronca, su pecho se subía y bajaba al mismo tiempo. Y con su mano libre, acariciando la cintura del rubio hasta subir a su mejilla y susurrarle al oído:
— Y te follaré duro y sin compasión. — El cuerpo de Ni-ki tembló. El rubio estaba confundido, en parte no sabía que hacer. El pensaba que esto sólo era una simple broma, bueno, tal vez ahora ya no lo crea tanto.

— Sunghoon, ¡Deja de bromear! Si estás jugando, quiero que sepas que no es gracioso, aléjate y ya v-

El cuerpo de Ni-ki se estremeció al sentir la pierna de SungHoon ponerse entre las suyas y sepáralas de golpe; interrumpiéndolo y a la vez haciéndolo soltar un grito ahogado.

— Te lo dije.. — Musitó.

— ¿Qué? Espera sungh-! — la mano de Sunghoon cubrió la boca del menor, mientras que con la otra lo seguía sujetando de las muñecas. Riki estaba pálido. SungHoon escondió su rostro en el cuello del rubio, dando suspiros y con la punta cálida de su lengua, recorriendo su fría piel.
Riki dejo de respirar.

SungHoon no era él, pensó.
Era como si no supiera quien era Ni-ki, como si no lo recordara.

Ni-ki intentó liberarse del agarre del Cenizo pero era imposible, era demasiado fuerte. Ahora es cuando Riki odiaba que su compañero fuera diez centímetros más alto que él.

Ni-ki empezó a llamarlo, pero su mano lo impedía hablar con claridad.

Riki estaba espantado.

SungHoon descendió su cabeza pasado su lengua por la piel de Ni-Ki. Depósito una mordida descuidada en su clavícula que logró erizarlo por completo.

Mierda ahí no.. dijo internamente el rubio.

SungHoon apartó la mano de su boca.

— SungHoon ya.. déjame — Rogó en cuanto fue liberado. Pero él ignoró su llamado, colocando su mano en el cuerpo contrario y en el lugar menos apropiado.

— Bas.. ta, basta SungHoon.. — Comenzó a masajearlo. Pasando la palma de su mano con movimientos circulares. — No toques ahí.. ¡SungHoon! — reprochó. Ni-Ki suspiró. Su mano siguió acariciando, cambiando ahora su trayectoria y haciéndolo de arriba a abajo. Se sentía bien ¿no? Riki. Joder, claro que se sentía. — SungHoon no, deja.. — Rogó con voz temblorosa. La mano se SungHoon se cerró en la erección sobre la ropa de Ni-ki. — ¡SungHoon! — ¡¿Por que carajo lo hace tan bien?! Decía el menor.

— Hoon.. ya, esto no está bien.. — Alzó su mano metiéndola dentro de la pijama y el bóxer de Ni-ki. Toda su mano sujetó el pene erecto de Ni-Ki. amoldandolo en su palma caliente. Gimió.

Ni-ki en ese momento vio el cielo.

Riki, sabes que no es correcto. Detén a sunghoon. La mentalidad de Ni-ki seguía intacta, pero su cuerpo ya no reaccionaba a sus llamados, él ya había caído ante SungHoon y sus movimientos inmorales.

Sexomnia ;  HoonkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora